OPINIÓN: La Presidenta de la República anunció el 09 de agosto un conjunto de cambios al sistema de pensiones que destaca por su carácter integral y –aspecto estratégico– porque lo enmarca dentro de los principios de una auténtica seguridad social.
Marcos Barraza Gómez, Ministro de Desarrollo Social.
En efecto, el Decreto Ley 3.500 de 1980 que creó las AFP instauró un sistema basado exclusivamente en la capitalización individual, concibió a las administradoras como agentes de una “industria” y rompió con un principio básico de la seguridad social: la solidaridad. De este modo, el destino de las personas en la vejez quedó entregado solo a su capacidad de ahorro individual según su desempeño en un mercado laboral que progresivamente se ha hecho más flexible, lo que implica altibajos tanto en los ingresos como en los períodos de permanencia en el empleo.
El resultado es conocido: pensiones muy bajas para la inmensa mayoría de las personas que cotizan y un malestar ciudadano que ha instalado la necesidad de un cambio, con dos objetivos centrales: aumentar el monto de las pensiones y resituar el foco del sistema no en su funcionalidad exclusiva al desarrollo del mercado de capitales sino volver a su esencia: el interés de los trabajadores cotizantes.
La reforma previsional de 2008 tuvo la virtud de crear un Pilar Solidario que ha proporcionado una pensión básica a aquellas personas que no tenían derecho a una pensión de vejez o invalidez en algún régimen previsional; y ha complementado las pensiones de vejez de sectores que, solo basados en sus ahorros, accederían a montos muy bajos. A partir de ahora, este pilar se verá fortalecido.
Pero, sin duda, los cambios que ha planteado la Presidenta profundizan sustantivamente el carácter solidario del sistema de pensiones, constituyendo un verdadero sistema mixto y de financiamiento tripartito. La piedra angular de esta transformación es la creación de un Pilar de Ahorro Colectivo que funcionará con un mecanismo de reparto intra e inter generacional. Este pilar se creará gradualmente, aumentando en cinco puntos porcentuales de la tasa de cotización en un plazo de hasta diez años, con cargo exclusivo al empleador (sea éste privado o público). Esto permitirá aumentar las actuales pensiones y, por otro lado, hará posible el logro de mayor equidad en las pensiones futuras de los trabajadores y trabajadoras que hoy cotizan.
Junto con todo lo anterior, se contemplan nuevas medidas regulatorias que introducirán más transparencia, justicia y competencia al sistema, poniendo además fin a las ganancias extra normales de las AFP como las que obtienen por el cobro de comisiones de intermediación.
Cabe destacar que, poniendo al centro el interés de los trabajadores, si sus fondos tuvieran rentabilidad negativa, las administradoras deberán devolver en su cuenta las comisiones cobradas durante ese periodo. Asimismo, se van a incorporar representantes elegidos de los cotizantes en la administración de los fondos, rompiendo con la opacidad de esta y con la exclusión de los afiliados de decisiones que conciernen a ahorros que les pertenecen.
Por otra parte –como una acción complementaria– se le dará impulso al proyecto de Ley ya enviado al Congreso que crea una administradora de fondos de pensiones del Estado. Su rol es aumentar la competencia y ampliar la libertad de elección de las personas, otorgándoles la posibilidad de elegir entre un ente público sin fines de lucro y uno privado. Además, podrá atender a grupos de la población que hoy resultan menos atractivos para las administradoras privadas.
Para concluir, Chile reclama y merece una seguridad social en forma, que permita generar pensiones dignas para todas y todos. El individuo entregado a su propia suerte no puede fundar una comunidad ni es un principio que pueda asegurar la cohesión social.
La Presidenta ha asumido este desafío y está articulando un gran pacto nacional, que comprometa al máximo de actores, para modificar el sistema de pensiones en una perspectiva de mayor justicia y equidad. El llamado es a que todos trabajemos para materializar este anhelo y seguir construyendo, bajo su liderazgo y a partir de una gran convergencia de voluntades, un país mejor.