Por María Fernanda Vidal
Ruth Olate, nació en Santa Juana, Concepción. Mucho antes de ser representante del sindicato, tuvo que vivir diversas experiencias de injusticia en su trayectoria como empleada doméstica puertas adentro en distintos puntos del país. Su vida laboral comenzó a la corta edad de 12 años para poder vivir y apoyar económicamente a su familia constituida por 6 hermanas y una madre viuda: “Tuve que cocinar, planchar, lavar ropa y cuidar niños que eran de mi edad o hasta más grandes”, recordaba.
“Nuestro trabajo no es indigno, las condiciones laborales son las indignas. Si nosotras no estuviéramos en las casas, cómo estarían esas casas. Nosotros necesitamos tanto al empleador, como ellos a nosotras. Si no estuviéramos trabajando, difícilmente las mujeres podrían desarrollarse en el área profesional, así que indirectamente somos un gran aporte al país”, así expresó Ruth Olate Moreno en una entrevista que fue realizada en nuestro medio, en agosto del 2014 y que simboliza la lucha y el propósito de la ex presidenta del Sindicato de Trabajadoras de Casa Particular, en el que estuvo cumpliendo su rol desde el 2008 al 2018.
Cuando estuvo trabajando con una familia en Santiago y se trasladaron a Osorno, se dio cuenta de que los salarios en regiones eran bajos. Ante esto, decidió que debía formar sindicato, que tenía que luchar tanto por sus derechos como por los de todas las trabajadoras y trabajadores del hogar, sin conocer que ya existían algunos.
Tiempo después se incorporó a la Asociación Nacional de Empleadas de Casa Particular (ANECAP), donde fue dirigenta. Sin embargo, la línea de trabajo usada allí no la convenció por no ser reivindicativa; ella quería realizar cambios más profundos, los que significaran un cambio real de los derechos que tenían y por ello, estuvo un corto período de tiempo. En el 2006, llegó al Sindicato de Trabajadoras de Casa Particular (SINTRACAP) en Santiago y que en ese entonces, según Ruth, no tenía movimiento, solo estaba conformado por siete personas y no había una intención de realizar acciones para exigir sus derechos.
Ese mismo año, el sindicato logró llegar a estar conformado por 500 personas en la Región Metropolitana, y también se extendió a regiones, ya que Ruth quería integrar a más personas para poder llevar a cabo un trabajo en conjunto. De esta forma, junto a sus compañeras, descubrieron más sindicatos en Concepción, Talca, Viña del Mar, La Serena, Rancagua, Antofagasta y conformaron la Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadoras de Casa Particular (FESINTRACAP), donde fue presidenta electa en el año 2013. Este tuvo como principal objetivo cambiar las condiciones laborales de las trabajadoras domésticas, entre ellas: mejora de salarios, contratos legales, disminución de la jornada laboral y la no obligación de usar uniforme en lugares públicos.
Las primeras líneas del Convenio 189 de la OIT, comenzaron en el 2005 para regular los derechos de las y los trabajadores domésticos a nivel mundial. Estas fueron escritas por sus compañeras de la Confederación Latinoamericana de Trabajadoras del Hogar (CONLATRAHO), del que era parte el sindicato, y luego se perfeccionaron en el 2006; año en que Ruth participó de la conferencia de Ginebra de la OIT. El documento final fue entregado a todos los países para que las trabajadoras y trabajadores lo analizaran e hicieran los cambios necesarios.
Finalmente, el Convenio 189 fue incorporado a nuestro país el 16 de junio del 2011, beneficiando a más de 370 trabajadoras y trabajadores de casa particular, que exigían una mejora en sus condiciones laborales. Este convenio, promueve que los Estados adopten medidas para promover los derechos fundamentales de los trabajadores y garantizar el trato igualitario entre trabajadores que se dediquen a labores domésticas y trabajadores en general, en materia de jornada laboral.
A pesar de este logro, el sindicato sigue trabajando para mejorar las condiciones. Es por ello que la actual presidenta de FESINTRACAP, María Cotal, menciona: “como trabajadoras organizadas y sindicalistas es estar alerta, siempre alerta para proteger los derechos que ya tenemos y ejercerlos, por supuesto, y también seguir empoderándonos para continuar obteniendo los derechos que aún nos faltan porque cada día aparecen dinámicas, que de cierta manera, vienen como a tirar por tierra los derechos que ya tenemos”.
En ese sentido, María señala que están surgiendo nuevos desafíos que vienen a remecer los derechos que han adquirido. Por ejemplo, han descubierto que las agencias de subcontrato están posicionándose: “nosotras hace muchos años bloqueamos ese sistema porque viene a desconocer todos los derechos que tenemos como trabajadoras de casa particular”. Es así como la lucha por sus derechos sigue vigente y activa; es por ello que al recordar a Ruth y la significancia que tuvo para cada una de sus compañeras, María menciona sus cuatro aspectos principales: “lucha, persistencia, perseverancia, consecuencia”, y que constituyen “las directrices que nos deja a nosotras para continuar con la lucha reivindicativa de los derechos laborales de nuestro sector”.
