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Al servicio del mundo laboral y sindical

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La Ley de 40 horas


[04 de enero 2024] En abril del 2023, luego de 6 años de tramitación en el Congreso, fue promulgada la Ley de 40 horas, la cual permite rebajar gradualmente la jornada laboral de 45 horas semanales, a un promedio semanal de 40 horas, que pueden ser distribuidas en un ciclo de hasta cuatro semanas.

La reducción de la jornada laboral ha sido parte de las demandas históricas de los trabajadores y trabajadoras, no sólo en Chile, sino que a nivel mundial. Desde el mundo sindical y desde la Vicaría de Pastoral Social, esta iniciativa es vista como un avance significativo que contribuye a poner al ser humano en el centro.

El descanso, así como el trabajo, son derechos complementarios a los que todos y todas deberíamos poder acceder, ya que se fundamentan en el reconocimiento de la dignidad trascendente de toda persona. La Iglesia, ya desde León XIII, en la Encíclica Rerum Novarum, presentaba el descanso festivo como un derecho del trabajador que el Estado debe garantizar. En consecuencia, “las autoridades públicas tienen el deber de vigilar para que los ciudadanos no se vean privados, por motivo de productividad económica, de un tiempo destinado al descanso y al culto divino”.

El Papa Francisco, durante su discurso a la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores en el año 2017, ya señalaba: “la persona no es sólo trabajo. Tenemos que pensar en la sana cultura del ocio, de saber descansar”, a lo que agregaba: “Es, por tanto, urgente un nuevo pacto social humano, un nuevo pacto social para el trabajo, que reduzca las horas de trabajo”.

En nuestro país, el proyecto de ley de las 40 horas fue presentado en el 2007, a dos años de implementada la última reducción a la jornada laboral (de 48 a 45 horas) y fue visto con muy buenos ojos desde el mundo sindical y desde la ciudadanía en general.

En la ley actual, hay algunos puntos que son estratégicos, que no podemos obviar, que nos desafían a estar atentos a cómo se va implementando la legislación, principalmente por las características laborales que tenemos en la actualidad. Entre estos puntos está la flexibilidad en las horas de trabajo, la cual implica que se podrá negociar con trabajadoras y trabajadores no sindicalizados para que trabajen hasta 45 horas en una semana, siempre y cuando se compense con una semana de 35 horas en un ciclo de 4 semanas. En empresas donde sí existan sindicatos, el límite máximo de horas en una semana podrá aumentar a 52, también con la condición de que se recuperen esas horas en otras semanas dentro del mismo ciclo.

Este riesgo de terminar trabajando una cantidad de horas superior a las establecidas actualmente es una de las mayores preocupaciones concernientes a la Ley de 40 horas, sobre todo en los casos de sindicatos con poca experiencia o pequeños, que cuentan con bajo poder negociador.

Como institución creemos relevante hacer un llamado a seguir fortaleciendo la organización sindical; si bien la ley es una buena noticia, tiene varias aristas de las cuales es necesario hacerse cargo para asegurar que todos los sindicatos cuenten con las herramientas necesarias para tener una negociación efectiva, resguardando siempre el bienestar de las trabajadoras y trabajadores.

También hacemos un llamado a que las instituciones que trabajamos para velar por el desarrollo humano de todos los trabajadores y trabajadoras, estemos atentas a la implementación de la legislación, de modo que ésta efectivamente se convierta en una buena noticia, que permita a las y los trabajadores acceder a un descanso justo, con tiempo de ocio y disfrute para desarrollar otros aspectos de su vida, tan necesarios como el trabajo.