
El lunes 31 de marzo, el Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores de Starbucks Chile finalizó su huelga, tras 25 días de movilizaciones, al ser aceptada la última oferta de la empresa con un 74% de aprobación en la votación de la asamblea convocada.
El sindicato afirma que esta oferta “contempla un aumento por debajo de lo esperado en los sueldos, aumento de los bonos de noche y septiembre, junto a la creación de un bono de navidad para quienes ingresaron después del 1 de enero de 2023, incluyendo incluso a los trabajadores no sindicalizados; además de ampliar las facultades organizativas con el aumento de las asambleas autorizadas por año y una comisión para tratar el cupo laboral trans. Starbucks jamás antes había entregado un bono de navidad y hoy, gracias a esta negociación, se vio en la necesidad de ceder”.
Antonio Páez, presidente del sindicato, declaró: “La verdad es que no estoy conforme, pero entiendo también que esto es parte de una pelea mayor por cambiar nuestras condiciones laborales que llevamos más de una década sin hacerlo, con lucha e involucrando a una gran cantidad de trabajadores y trabajadoras en el proceso. Y esta es una de las cosas que más rescato de la huelga. La última vez que habíamos estado movilizados fue el 2015, en dicho momento éramos muy pocos los sindicalizados y la huelga casi no tuvo impacto. Ahora creo que el escenario fue diferente, logramos cerrar decenas de locales por 25 días y eso es algo que la empresa resintió. Nunca Starbucks había pasado por un proceso así, ni en Chile ni en otro lugar del mundo”.
Asimismo, Antonio señala que la cantidad de tiendas que cerraron les ayudó a cambiar su percepción “de ver que no importa en la tienda que estemos, lo que nos une es el interés por mejorar nuestras condiciones de trabajo y mostrar que es posible desafiar a estas grandes multinacionales”.
El presidente asegura que la huelga fue “una señal hacia toda la industria de la comida rápida, que sí es posible organizarse dentro de estas empresas, que la coordinación entre trabajadores de distintos rubros es una necesidad y que esta unidad y coordinación no es solo formal, debe ser de lucha”. Antonio señala que esto fue un reflejo de unidad ya que lograron convocar una asamblea con más de 400 personas simultáneamente en Antofagasta, Santiago y Valparaíso.
“Ahora como organización debemos darnos un tiempo para reflexionar, prepararnos para las próximas batallas y sobre todo transformar nuestro sindicato en una herramienta que sirva a las y los trabajadores de Starbucks, pero también al resto de trabajadores precarizados que también quieren luchar por mejorar sus condiciones de trabajo”, reflexiona.