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Manuel Flores: “para mí la vida son mis hijos y la música”


ENTREVISTA: Durante toda su vida se ha dedicado a su pasión, la música. Ha estado en importantes lugares mostrando su arte, incluso fuera de nuestro país. Hoy debido a la necesidad y al poco trabajo que hay para este tipo de artistas, es un músico callejero. Con orgullo cada mañana sube a la locomoción colectiva a mostrar lo que mejor sabe hacer, tocar su acordeón. 

[Santiago, 28 de Marzo 2014] La vida tiene muchas vueltas y eso lo tiene más que claro Manuel Flores de 78 años. Durante toda su vida se ha dedicado a la música, comenzó cuando era un adolescente tocando guitarra pero unos años más tarde se dio cuenta que el folklore y el acordeón eran lo suyo.

Durante las mañanas, toma su instrumento musical y se sube a la locomoción colectiva a mostrar su arte. Recorre las comunas de Ñuñoa y Santiago preferentemente, es que no se puede alejar mucho de su hogar porque tiene que estar pendiente de su hija que sufre de una grave enfermedad. Tuvo además otros 4 hijos, falleciendo una de ellos de una manera muy trágica el año 2006. Los otros tres se encuentran trabajando y Manuel dice tener una relación cercana con ellos.

Nos asegura que la decisión de cantar en la locomoción colectiva no fue fácil, sobre todo después de haber cantado en los restoranes más importantes del país, participando de conjuntos musicales reconocidos por sus pares, e incluso haber viajado al extranjero a mostrar su arte. Hoy lleva cerca de 4 años dedicándose al canto en los buses del Transantiago, la necesidad de mantener a su familia lo hizo dar este paso.

“Yo empecé con la música a los 20 años tocando guitarra y cantando, hasta que me pasé al acordeón, me fue fácil aprender a tocarlo. Recuerdo que estaba en Ovalle, año 64, tocando cuecas y un integrante de un importante conjunto musical de la época, “Los Labradores”, me invitó a ser parte del grupo. Junto a ellos, estuve tocando en el “show de la Portales”, programa de radio de la desaparecida emisora, más de alguna vez tocamos también en el casino de viña. Luego de eso hubo algunos problemas típicos de los grupos musicales y nos separamos. Luego fui parte de otro conjunto famoso de la época, “Fiesta Linda y otros más”.   

Debido a la trayectoria y auge en su carrera en la década del 70, Manuel Flores, participó activamente de los sindicatos y agrupaciones musicales de la época. Recuerda con mucho entusiasmo las cosas logradas con el gobierno de Salvador Allende.

“En el año 70, los músicos nos movilizamos por una ley de artistas. Finalmente logramos esa ley y conseguimos previsión, ser empleados particulares y muchos beneficios más. Los músicos éramos muy respetados en aquella época hasta que llegó Pinochet y se acabó todo. Hasta el día de hoy no recuperamos nuestros derechos”.

El año 1973 su vida cambió drásticamente debido al golpe militar. Muchos de los músicos de la época quedaron sin trabajo repentinamente y el no fue la excepción.

“Antes del golpe yo trabajaba en el “Pollo Dorado”, un famoso restaurant que era visitado por muchos turistas. Me iba bastante bien, hasta que llego el 11 de septiembre del año 73 y quedé sin trabajo. Yo por circunstancias de la vida fui preso político, de milagro me salvé y logré salir del país. Durante 7 años estuve fuera, donde recorrí Perú, Bolivia, Argentina e incluso México tocando mi música para poder sobrevivir”.  

– ¿Qué tipo de música toca?

– Yo hago principalmente folklore, así partí, aunque con el tiempo y los viajes que hice fui aprendiendo cosas nuevas. En México fui muy cercano a los mariachis por lo que también me gusta ese tipo. También hago mucha música italiana, francesa y alemana.

– ¿Y por qué decidió comenzar a mostrar su arte en las calles?

– Fue una decisión muy difícil para mí, primero por todo lo que había vivido antes y también por lo que se podía generar en el ambiente. Los músicos por lo general somos un poco habladores y muchas veces desacreditamos a nuestros compañeros, yo por lo general no soy así pero bueno, la necesidad de mantener a mi familia me hizo tomar la decisión y hoy lo hago feliz de la vida. Un acordeonista llama bastante la atención tocando en un bus del Transantiago pero lo más satisfactorio, y me ha pasado varias veces, es cuando nacen aplausos espontáneos.

– ¿Cuánto dinero puede llegar a ganar en un día?

– Yo salgo a trabajar por lo general unas 4 horas al día y me puedo hacer unos 15 mil pesos, quizás un poco más o un poco menos. Ahora si trabajara el día completo ese monto se podría duplicar pero andar con el acordeón que pesa cerca de 8 kilos cansa y más a mi edad.

“Un señor una vez llegó y me paso un billete de 10 mil pesos, no pude ni darle las gracias por que se bajó muy rápido. Pero también me han dado de a 5 mil, 2 mil y de mil. Más de alguna vez me han pedido mi número de celular y así me salen algunos “pitutitos”, pero sin lugar a dudas lo más gratificante para mí por lo menos es cuando la gente se acerca a hablarme y felicitarme por mi música, esas cosas me hacen feliz”.      

– ¿Cuéntenos un poco de su vida familiar, tiene hijos?

– Yo soy viudo pero después volví a tener otra mujer.  En el primer matrimonio tuve dos hijos y con mi segunda mujer tuve 3 más. Lamentablemente una de ellas se me murió trágicamente, era enfermita y la tuvimos que internar en un centro de Coanil, ya que su madre no tenía la disposición a cuidarla y yo tenía que trabajar para mantener a mi familia. El año 2006 hubo un incendio en el centro y ella murió junto a otros 59 niños, fue algo tan duro pero bueno logramos salir adelante. Otra de mis hijas, la que mejor futuro se veía tener, porque era una excelente estudiante tanto en el colegio como en la Universidad de Valparaíso donde estudiaba obstetricia, llegó al cuarto año de la carrera y se le declaró una epilepsia generalizada que le impidió seguir con sus proyectos. Después de unos años tuvo una hija y comenzó de nuevo con los estudios, esta vez de nutrición. El año pasado le volvieron las crisis y se perdió nuevamente todo el año. Ahora los médicos le aconsejaron que mejor se estabilice para continuar con su vida. Vivimos juntos con mi nieta y mi hija y por eso trabajo también sólo medio día, no puedo dejarla sola, por cualquier cosa que le pase.

– ¿Cuál cree usted que ha sido su mayor logro artístico?

– Uno de los logros más importantes para mí, no monetariamente sino que artísticamente, fue un viaje que realicé a Rusia. Esto fue en la época del gobierno de don Eduardo Frei Montalva, había un intercambio cultural con la Unión Soviética. De allá venían artistas para acá y algunos fuimos seleccionados y pudimos ir a mostrar nuestro arte a diferentes ciudades de ese país. El gobierno de la Unión Soviética nos pagó todo los gastos del viaje y también nos dieron un sueldo, pero lo que más rescato es la experiencia de haber podido mostrar mi música.

Para mí la vida es la música y mis hijos. A la música no la puedo sacar nunca de mi cabeza y estará hasta que me muera. Me gusta mucho y me hace feliz. Yo cuando salgo a tocar me intento desconectar, me distraigo y me hace mantenerme físicamente bien, sobre todo a mis 78 años.