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La dura realidad laboral tras las ofertas navideñas del barrio Meiggs


Ubicado en plena Estación Central, este lugar es visitado por más de un millón de personas en estas fechas, que van en busca de los mejores precios y novedades. Los compradores no cuestionan los extensos horarios de trabajo y desconocen las historias de esfuerzo de los vendedores informales.

[Santiago, 16 de diciembre de 2013] Los locatarios y vendedores ambulantes del barrio Meiggs llegan desde las 8:00 horas a sus puestos de trabajo en el que dicen es el mejor mes para su trabajo. Las extensas jornadas laborales y las altas temperaturas caracterizan su día a día. Para los vendedores informales este tiempo es una oportunidad para hacer un dinero extra que mejore sus bajos ingresos.

Según locatarios del barrio, los días previos a la Navidad requieren de un esfuerzo especial como lo señala Ricardo Gutiérrez del  puesto 11, “Esta fecha siempre es así, sobre todo en los últimos días, ya que la gente siempre anda comprando en la última. Es una fecha en la que vendemos mucho, pero que también requiere de un gran sacrificio, ya que estamos desde muy temprano para ordenar y a eso de las 9 de la mañana atender hasta como las 9 de la noche, pero hay vendedores que están desde más temprano atendiendo”.

Un periodo que sin duda, se traduce en extensas jornadas laborales para los trabajadores de este barrio, con un horario que muchas veces supera hasta las 13 horas, soportando altísimas temperaturas y teniendo alrededor de 30 minutos para almorzar y muchas veces en los mismos puestos.

Por su parte, Juan Pablo, como él quiere que lo llamen, encargado del puesto 16, apunta que hay que sacrificarse mucho en estas fecha, al igual que preocuparse por los trabajadores, “Llegamos a eso de las 8 de la mañana y nos vamos como a las 10 de la noche, es una extensa jornada, pero acá se paga bien, además que les damos de todo a los muchachos, bebidas, almuerzo y todo para que trabajen bien”.

El Barrio Meiggs también es una gran oportunidad para vendedores ambulantes, que aprovechan la fiebre por el consumo navideño para salir adelante económicamente, tal como lo manifiesta Cristián, “Esta fecha es buena para mí, yo trabajo en venta, pero esto me ayuda a aumentar el ingreso, es por necesidad, no por lujo. Quiero que me alcance para el arriendo de mi casa, y por supuesto, para poder hacerle un regalito a mi hijo en esta Navidad”.

Los trabajadores informales quedan fuera de las fiscalizaciones de la Dirección del Trabajo, como la anunciada por el Gobierno en la campaña de fiscalización por horarios en el comercio navideño (Revisar Nota). Cabe recordar que por ley la jornada laboral es de 8 horas y sólo se pueden agregar 2 horas extra cada día, sumando un total de 10 horas diarias máximas de trabajo.

Otra vendedora informal, Yanira, trabaja en esta época para sacar a su familia adelante, “Yo vendo estampitas y bolsos en época de Navidad y durante el año cuido a mis hijos. Esto es muy bueno, porque igual se vende harto. Son 20 a 30 mil pesos que uno se hace al día, mientras que en otras pegas uno está todo el día y gana con suerte 5 mil pesos”.

De esta manera, los vendedores sacan a la luz las mejores estrategias comerciales, considerando que la competencia es muy fuerte y a cada metro de su lugar de venta. Fuertes llamados a viva voz, carteles de todo tipo y las mejores ofertas que se tranzan directamente con el público, como las ventas que se hacen por mayor.