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Trabajadores de Delta Airlines venden helados y panes en las calles


CRÓNICA: Con 44 días de huelga cumplidos, los empleados de la aerolínea Delta Airlines afiliados a sindicato han decidido no pasar inadvertidos en las calles de Santiago. Junto con pancartas y megáfonos, gritan a los transeúntes sus demandas laborales frente al Ministerio del Trabajo.

Con una caja de helados y otra de golosinas en la mano, un grupo de cinco trabajadores de Delta Airlines se junta todas las mañanas a las afueras del Ministerio del Trabajo. Desde las 10.00 hrs, el grupo se dedica a vender todo lo que cargan en esas cajas, acompañados por unas pancartas que llevan escrito “44 días en huelga”. Es así como aprovechan de reunir ingresos para los 57 afiliados al sindicato de la empresa, que aún no han llegado a un acuerdo con Delta.

Mientras reúnen ingresos para palear los días sin trabajar, informan a los transeúntes de su situación a través de un megáfono. Y a veces, hacen promoción a sus humildes productos: “¡Helado de manzana! ¡Compre helados de manzana!”, exclaman.

El grupo de trabajadores se divide Santiago en lugares estratégicos para reunir fondos mientras no perciben sueldo durante la huelga. Mientras hay cinco de ellos en calle Huérfanos, otro montón vende panes durante la mañana en la Plaza de Armas. De estos últimos vendedores improvisados, dos son mujeres embarazadas.

Los trabajadores de Delta Airlines agrupados en su sindicato cumplen mañana 45 días en huelga, sin haber llegado a una negociación con la empresa, que tiene su casa matriz en Atlanta, Estados Unidos.  Debido a que los directivos chilenos no pueden tomar decisiones sin la venia de la administración norteamericana, la negociación se ha retrasado.

Los trabajadores afirman que el último ofrecimiento de la empresa fue un reajuste del sueldo de un 1% y un aumento de $4.000 a $4.400 pesos del bono de colación. El sindicato espera un reajuste mayor al 1,5% del IPC del 2012, mejoras en el ambiente laboral y aguinaldos para los empleados. Mientras esperan volver pronto a negociar con sus empleadores, continúan en las calles como vendedores ambulantes, con sus pancartas, sus gritos y sus helados de manzana.