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Al servicio del mundo laboral y sindical

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¿Y si un dirigente sindical fuera ministro del Trabajo?


REPORTAJE: Invitamos a los presidentes de las tres centrales sindicales y a dirigentes de base a compartir un juego: “Imagine que el próximo gobierno le designa Ministro/a del Trabajo, con plenos poderes para definir e implementar 3 medidas destinadas a mejorar la calidad de la sindicalización en Chile. ¿Cuáles serían?”.


Por: Rebeca Araya Basualto

Estas fueron las respuestas:

Jorge Bustos, Encargado de conflicto y solidaridad de la Confederación  Nacional de Gente de Mar  (Congemar):

“NOS DIVIDE EL MIEDO, EL INDIVIDUALISMO  Y EL CONSUMISMO”

Jorge Bustos (57 años, 5 hijos, un nieto), ha presidido en distintos períodos la misma organización, con sede en Valparaíso, que agrupa 71 sindicatos y 20.000 trabajadores  dedicados  a la pesca industrial y  faenas portuarias de Arica a Punta Arenas. El dirigente  señala: “En la base de la baja tasa de sindicalización en Chile están ideas como: ’sálvate solo’; ‘es mejor tener trabajo, aunque te exploten’; ‘tengo que pagar el plasma de 50 pulgadas que me compré’… etc. Es decir el miedo, el individualismo y el consumismo nos separan”.

Sus tres medidas:

1ª Restablecer el derecho a la huelga, eliminando trabas que hoy  la hacen inoficiosa y sin sentido.

2ª Terminar con los remplazos pagados durante las huelgas,

3ª Que los no sindicalizados no reciban los beneficios  de las negociaciones colectivas.


Segundo Steilen, presidente de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT)

“EL MODELO DE DESARROLLO CHILENO NECESITA UN SINDICALISMO DÉBIL”

La UNT reúne  322.000 trabajadores, afiliados a 279 organizaciones, afirma su presidente Segundo Steilen (42 años, 5 hijos, 2 nietos) dirigente campesino y trabajador en una empresa de la agroindustria.  Respecto a las causas de la baja calidad del sindicalismo señala:”Este modelo de desarrollo no es posible sin un sindicalismo sometido a los intereses de los empresarios. La mayor central de este país, la CUT,  concentra su gestión  negociadora en el sector público,  ¿Quién se ocupa de proteger a los 6.000 trabajadores que nos desempeñamos en el sector privado?  El modelo partió con Pinochet,  se consolidó en los 20 años de la Concertación y se nutre del  sindicalismo comprometido con el poder, o débil y fragmentado para enfrentarlo.  En Chile –enfatiza- los trabajadores no tenemos derechos. Hay que decir, para ser serios en este análisis,  que fue el gobierno de Ricardo Lagos,  con Arturo Martínez presidiendo la CUT, el que legalizó el reemplazo pagado de los trabajadores en huelga”.

Sus tres medidas:

1ªTerminar los reemplazos pagados a trabajadores en huelga,

2ª Excluir de los beneficios conseguidos bajo negociación colectiva a trabajadores no sindicalizados,

3ª Crear una escuela de ética sindical, que prepare liderazgos sustentados en principios y valores que regulen la conducta de los dirigentes. “Como cristiano –afirma Steilen-  creo que la Iglesia Católica chilena  debería recuperar el rol que jugó en la reconstrucción del sindicalismo durante la  dictadura”.

Paula Órdenes, presidenta del  Sindicato Nº 1 Inter Empresas de Metrogas:

“LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES DEBERIAN APRENDERSE  EN EL COLEGIO”

Paula es proyectista, madre de 3 hijos y lidera un sindicato que agrupa 210 personas. Sostiene que: “Como la mayor parte de los trabajadores desconocen sus derechos, temen exponer su puesto de trabajo participando del sindicato. Por otra parte, de acuerdo al Código Laboral la empresa puede hacer extensivos a los trabajadores no sindicalizados los logros de una negociación colectiva. Así,  las personas ven el pago de la cotización sindical como un costo sin sentido,  asociado a riesgos más claros que sus beneficios.  Por último, y refiriéndome  particularmente a  los jóvenes, en general ellos tienen una mirada individualista, fruto de una relación puramente transaccional con la empresa. Se saben prescindibles y están atentos permanentemente a  oportunidades de cambio de trabajo, en busca de  mayores remuneraciones o beneficios. Entonces, como no se proyectan en sus puestos, tampoco se interesan por el  bienestar colectivo”.

Metrogas es –de acuerdo al Código del Trabajo- una empresa estratégica,  por tanto sus trabajadores no tienen derecho a huelga.  Si el sindicato no llega a acuerdos con la administración,  forzosamente debe ir a un proceso de arbitraje, respecto al cual Paula cuenta: “El arbitraje es ejercido hasta  hoy por una nómina de 25  personas, todas designadas bajo la dictadura,  cuyo nombramiento continúa vigente aunque algunos de ellos han fallecido, pues no se ha nombrado a nadie en su reemplazo”.

Sus tres medidas para mejorar la calidad del sindicalismo:

1ª  Derecho a huelga en todas las empresas, eliminando el concepto de empresas estratégicas y sin reemplazo de trabajadores en paro,

2ª Sindicalización automática de todo trabajador contratado,

3ª Incorporar, a partir de la enseñanza media, un ramo que aborde los derechos laborales.

Oscar Olivos, presidente de la Central Autónoma de  Trabajadores  (CAT)

“¿SINDICALIZACIÓN AUTOMÁTICA Y  ÚNICA O CON LA  LOGICA DE LA LIBERTAD SINDICAL?”

Oscar Olivos (60 años, 5 hijos, 4 nietos) preside la CAT, que  agrupa 310 organizaciones representantes de 300.000 trabajadores, según informa  Hernán Méndez, secretario de organización de esta Central. Consultamos a Oscar Olivos sobre el proyecto de sindicalización automática, consistente en que al momento de suscribir contrato con una empresa, cada trabajador debe afiliarse a un sindicato, lo que permitiría  -dicen quienes impulsan la iniciativa-  revertir la baja tasa de sindicalización actual. Al respecto Olivos señala: “La pregunta  es: ¿Cómo se revierte la baja calidad de nuestra  sindicalización? En este tema, cantidad no siempre es calidad de participación. La ley 16.455, derogada por la dictadura y fruto de generaciones de lucha sindical, decía que sí el 50% más uno de los trabajadores de una empresa estaba sindicalizado, se los  asumía  sindicalizados a todos en un sindicato  único. De allí surge  la Central Única de Trabajadores. La dictadura inventó esto de sindicatos inter empresas,  regionales, nacionales…mientras más pequeña la división, más atomizado el  movimiento sindical y menos significativa su participación en las decisiones de la empresa y del país. Una sindicalización automática que siga sustentando este modelo, de mal llamada “libertad sindical”, no conduce al sindicalismo fuerte que llegó a tener el país bajo Frei padre o Allende, períodos en que Chile alcanzó tasas de sindicalización cercanas al 30%, equivalentes a aquellas con las cuales hoy nos comparamos –en franca desventaja- con nuestros pares de la OCDE.”

 Sus tres medidas:

1ª Un nuevo Código Laboral. Convocaría representantes de los trabajadores; empresarios; técnicos y el gobierno,  para hacer un Código del Trabajo que reemplace al hoy vigente, creado por José Piñera para los fines de la dictadura. Necesitamos un código que   responda a las lógicas del mundo del siglo XXI y  busque  equilibrio en la relación entre empresarios y trabajadores.

2ª Daría un fuerte impulso a la Dirección del Trabajo, con normativas que la faculten para cautelar los derechos de los trabajadores y capacidad de sancionar de modo relevante  a quienes incumplen la normativa laboral.

3ª Armaría un mecanismo tripartito permanente, un “observatorio” integrado por representantes de los trabajadores, los empresarios y  técnicos del sector, para monitorear  los problemas del mundo laboral y generar propuestas legislativas con valor vinculante para los parlamentarios que recibirían estas iniciativas.

Bárbara Figueroa: Presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT):

“HOY  SER TRABAJADOR NO SIGNIFICA QUE DEJES DE SER POBRE”

Preside la más antigua central del país  desde agosto  de 2012 y, con sus 34 años y un hijo de 6, esta profesora de filosofía y egresada de psicología marcó un hito en una organización  históricamente hegemonizada por  varones que, mayoritariamente, la superan en edad. La CUT representa  -según su vicepresidente Nolberto Diaz- aproximadamente a 780.000 trabajadores, afiliados a 2.667 organizaciones existentes en el país. Sostiene que el tema laboral cruza todos los “debates  país” actuales: “No se trata sólo de reivindicar beneficios o garantizar estabilidad a los trabajadores. El debate sobre la brecha salarial y el tipo de empleo que se está creando no sólo impacta en lo específicamente sindical. Tiene un efecto considerable en la reducción de la desigualdad y en todos aquellos factores que hoy inciden en ella o la expresan. Termómetros de la desigualdad son, por ejemplo, la delincuencia, el tráfico de drogas, la deserción escolar…estos fenómenos ocurren, en gran medida,  porque ser trabajador ya no significa que dejes de ser pobre. La encuesta CASEN lo grafica: el 80% de los pobres hoy en Chile son asalariados. El rol histórico del sindicalismo en Chile no fue ser  un actor enclaustrado en sus propias reivindicaciones,  sino una agente que incidía en la definición de políticas públicas, porque todas ellas cruzan el mundo del trabajo y vice versa”.

Sus tres medidas suponen –enfatiza- concretar en breve  el programa de la Nueva Mayoría   en materia de reformas laborales destinadas a devolver el poder al sindicalismo. Todas requieren mayorías simples en el Congreso.

1ªDevolver el poder al sindicato como único negociador;

2ª terminar con el reemplazo en la huelga;  establecer  la titularidad de los derechos negociados por el sindicato de modo que no sean extensivos a quienes no lo integran y establecer la ley de pisos mínimos,

3ª Terminar el  multirut.