OPINIÓN: En los 60 años del Colegio de Periodistas de Chile, la presidenta de la orden Javiera Olivares, realiza un balance de las últimas gestiones del gremio y se refiere a los avances y pendientes en material laboral de los trabajadores de la comunicación.
Los 60 años del Colegio de Periodistas de Chile se enmarcan en un momento político y social particular para Chile. En palabras del último informe de Desarrollo Humano del PNUD, la sociedad chilena está viviendo un proceso de debate sobre materias que antes parecían incuestionables, preguntándose qué se debe cambiar y cómo.
Desgraciadamente, éste no ha sido un camino sencillo. El escenario de extrema precariedad laboral del ejercicio periodístico y del mundo de los trabajadores y trabajadoras de las comunicaciones ha sido una de las principales dificultades a enfrentar. En el actual contexto de precariedad y atomización, no es fácil conseguir articulaciones fuertes.
Por ello, durante estos últimos dos años hemos desarrollado una intensa labor que lejos de amparar una postura elitista de la profesión ha reiterado la necesidad de organizarnos, no sólo como periodistas, sino también como trabajadores. En esta senda, nos hemos articulado con diversos sindicatos de las plataformas mediales a nivel nacional, en contacto con la Central Unitaria de Trabajadores.
Los sindicatos de El Mercurio de Valparaíso, Radio ADN, Copesa, Televisión Nacional, Megavisión, Canal 13 y tantos más, son algunos de los que han debido defender la estabilidad mínima de sus trabajadores, expuestos muchas veces no sólo a condiciones precarias, sino también a fenómenos como la polifuncionalidad, la falta de protección a la salud, el no reconocimiento al derecho de propiedad intelectual, el acoso sindical y las más extenuantes jornadas de trabajo, bajo la absurda premisa de que la labor -al igual que la noticia- no tiene horario.
Por eso, hemos continuado en la mesa que sostiene el ministerio del Trabajo junto a empleadores y trabajadores de las comunicaciones, como única experiencia tripartita de este sector, que en la práctica sugiere una instancia interesante, por ser similar a una negociación de carácter ramal. Esperamos que sea un buen antecedente para, en el futuro próximo, desarrollar algo como aquello. En dicha mesa hemos discutido la moción parlamentaria presentada a fines de 2014 por el diputado Lautaro Carmona, que apoyaron distintos parlamentarios de la comisión de trabajo de los más diversos sectores políticos entre los que se cuentan: Tucapel Jiménez (PPD), Denise Pascal (PS), René Saffirio (DC), Patricio Vallespín (DC), Gabriel Boric (Ind) , que busca reformar el artículo 22 del Código del Trabajo, que permite, por vía de una exclusividad que periodistas y trabajadores de las comunicaciones no se atengan a la jornada horaria legal de 45 horas, cuestión que más que una excepción se ha convertido en una regla abusiva para trabajadores de medios, agencias y otras empresas informativas.
Más allá de las obvias diferencias de intereses, que están más que claras, consideramos que hay un único denominador común posible: los periodistas y trabajadores de las comunicaciones tenemos derecho a una jornada laboral ordinaria y debemos recibir pago por las horas extras reguladas por ley. Por ello enfatizamos: hecha la experiencia de la discusión tripartita con o sin acuerdo, corresponde materializar el compromiso del Ejecutivo de poner urgencia a la moción mejorada cuanto antes, a modo de reponer el debate en la Cámara de diputados este mes de julio. Esperamos que esto se materialice en la próxima reunión de mesa tripartita de este jueves 28 de julio.
Resulta más emblemático aún este planteo, luego de la eterna discusión del proyecto de Reforma Laboral, que tras haber sido vetada por el Tribunal Constitucional, luego del requerimiento presentado por la derecha al que como muchas organizaciones fuimos a expresar nuestro rechazo; aún sigue ilustrando la profunda convicción de los sectores más conservadores de Chile por retardar garantías tan básicas como el derecho a huelga efectiva, los pisos mínimos de negociación y la titularidad sindical. A nuestro juicio, esas son premisas básicas para iniciar un largo camino hacia mayor equidad y justicia para los trabajadores, que esperamos termine con el fin del Código Laboral heredado de la dictadura.
En este punto, es necesario mencionar el reciente triunfo de los 335 trabajadores de los Sindicatos Morgan y Servicios Gráficos Quilicura, que recientemente conocieron del fallo de la Corte Suprema que declaró inadmisible la solicitud de unificar jurisprudencia, última alternativa jurídica que le quedaba a la empresa El Mercurio. Con ello, el máximo tribunal ratificó la sentencia de primera instancia que concedió totalmente la demanda de multirut interpuesta por los dirigentes sindicales, declarando que las imprentas han actuado como un mismo empleador, con una manifiesta dirección laboral común, que el empleador radica únicamente en la empresa El Mercurio y que las organizaciones sindicales demandantes pueden afiliar a cualquier trabajador de esta empresa y pueden representarlos en las negociaciones colectivas presentes y futuras.
Esto sienta un precedente interesante sobre la materia. Especialmente para el caso de los sindicatos 1 y 2 de la Empresa El Mercurio de Valparaíso SAP y para el sindicato de Imprenta El Almendral, quienes también iniciaron en diciembre del año pasado un proceso de demanda por multirut contra la empresa. Cabe destacar que ya existe un precedente en esta materia, a propósito del dictamen de tribunales que definió que pese a la multiplicidad de rut asociados a Ibero Americana Radio Chile (IARC), perteneciente al grupo Prisa, en todos los casos se trata de una misma empresa.
Sin embargo, aún nos queda camino por recorrer. Es por eso que creemos que es necesario seguir dando estos debates, de lo contrario, la extrema precarización laboral de los trabajadores de los medios redundará en contenidos informativos y culturales precarios. Si eso empeora, ninguna reforma democrática podrá abrirse espacio en discusiones públicas diversas y lo suficientemente explicativas, que incorporen variados puntos de vista. Enfatizamos: la complejidad política de los discursos que se resisten a los cambios y el temor por perder privilegios de quienes controlan las grandes riquezas de este país, no pueden nublar los ánimos de quienes han comprometido profundizar la democracia. Hoy nuestro Estado debe apostar por más democracia, para lo cual debe regular su sistema de medios para darle mayor pluralidad y mejorar los derechos de sus trabajadores.