ENTREVISTA: Claudia Álvarez y Humberto Meza, dirigentes sindicales de Falabella, se refieren a la carga de trabajo previa a fin de año. Acusan una interpretación distorsionada de la ley que regula la jornada, sin embargo, también responsabilizan a los propios trabajadores por aceptar prácticas que lesionan sus derechos.
Por Felipe Menares Velásquez
Claudia Álvarez y Humberto Meza trabajan hace 17 años en la tienda Falabella de Mall Plaza Tobalaba. Claudia es vendedora en la sección de calzado infantil, mientras que Humberto lo hace en el área de computación. Ambos son dirigentes sindicales, presidenta y tesorero, respectivamente.
Como miles de trabajadores del comercio, Claudia y Humberto son protagonistas en víspera de Navidad y Año Nuevo. “Si bien ahora está un poco más normado, en cuanto a horarios, igual quedan cosas por mejorar. Antes era peor, porque podías trabajar hasta las 12 o 1 de la mañana”, comentó Claudia al inicio de esta entrevista.
¿Cómo describirían estos días de trabajo, previos a la celebración de Navidad y Año Nuevo?
Claudia: “Llegamos con mucho agotamiento físico a trabajar durante la última semana, por tanta atención a público y por las condiciones en las que trabajamos. Se atiende mucha gente, es fuerte el estrés que hay. A veces, no tenemos mucha oportunidad ni siquiera para hacer nuestras necesidades básicas. Además, en las colaciones, los jefes nos dicen que tratemos de tomarnos un poquito menos de la hora.
¿Qué cambios han experimentado las condiciones laborales en Falabella para estas fechas, considerando que ambos llevan más de 15 años en la tienda?
Humberto: “Para un vendedor, que esperaba el mes de diciembre para poder tener un sueldo con buenas expectativas, ya no existen las horas extras. Al aplicar el artículo 12 del Código del Trabajo [faculta al empleador para alterar la distribución de la jornada de trabajo], se corre el horario de ingreso, para calzar los turnos de 9 horas, sin que se puedan hacer horas extras.
Claudia: “El sueldo ha bajado bastante, porque la empresa implementó nuevas formas de trabajo. Antes la gran mayoría éramos vendedores comisionistas, ahora existe un sistema de cajeros, que no reciben comisión, y también están los asesores de compra, que tampoco reciben, pero realizan la misma función que nosotros los vendedores”.
“En esta fecha, hay una cajera por caja y pasa los mismo con los asesores de compra, porque a la empresa le conviene tenerlos, ya que no generan comisión. En cambio, podemos haber cinco o seis vendedores en una caja, lo que hace que nuestras ventas hayan bajado bastante”.
¿Se realizan modificaciones horarias adicionales?
C: “Se supone que el artículo 24 [del Código del Trabajo] nos dice que nos pueden modificar ciertos horarios, durante 9 días previos a Navidad. Esto tampoco ocurre, porque la modificación se realiza alrededor de 16 días antes. Eso se vulnera, porque aplican el artículo 12 primero y después siguen con el 24 [faculta al empleador para extender la jornada a los trabajadores del comercio, por hasta dos horas]. A la mitad de la tienda la hacen entrar media hora antes y a la otra mitad la hacen entrar dos horas más tarde, para que cierren la tienda a las 23 horas”.
¿Existen compensaciones por la sobrecarga de trabajo de estas fechas?
C: “Nada”.
H: “Si es que le llamamos aguinaldo a lo que recibimos, para una jornada de 45 horas semanales, se pagan como 12 mil pesos”.
¿Qué espacio tiene el sindicato para contrarrestar este tipo situaciones?
C: “Es mínimo. Nosotros en estas fechas pedimos que fiscalicen”.
H: “Lamentablemente, la mayoría de las fiscalizaciones no llegan a buen término, porque la ley ahora dice que las últimas inspecciones realizadas determinan que la empresa está en derecho de ejercer el artículo 12. El tema es que Falabella dice que igual cumple con el artículo 24, pero no como fue hecho por el legislador, que es para favorecer al trabajador del comercio”.
C: “El artículo 24 dice que el empleador puede extender tu horario de trabajo hasta en dos horas, que se pagarían como horas extras. En este caso, tampoco lo aplican, porque como corren el horario de ingreso, no podemos trabajar ese tiempo extra”.
Considerando que ambos llevan más de una década trabajando en el retail, ¿cuáles son las vulneraciones más frecuentes que han presenciado en su vida laboral, relacionada con las jornadas previas a las fiestas de fin de año?
C: “El año pasado marcamos la salida después de las 23 horas. Nosotros tenemos un bono de horario programado que, si tú no marcas [entrada o salida] en tu jornada justa, no te lo cancelan. O sea, si yo marco después de mi horario de salida, eso generaría horas extras, que la empresa no está dispuesta a pagar.
“Nos modifican el horario de forma tal, que algunos llegan antes, pero sin marcar, para poder generar más comisiones. Lamentablemente, no tenemos el apoyo del empleador y mucho menos de los jefes directos, porque ellos, sabiendo el horario de entrada del personal, no dicen nada e incluso los incitan. La empresa aprovecha esta instancia, en la que todos queremos ganar un poco más”.
H: “Incluso gente que su horario de salida es a las 22 horas, el mismo jefe incita que vaya y marque y vuelva a trabajar por la comisión”.
¿Se han discutido estos temas al interior del sindicato?
C: “Se ha discutido a nivel de sindicato y federación. También lo hemos visto con la gerencia general, pero ellos dicen que están cumpliendo con la ley y tampoco quieren otro tipo de horario. Se ha propuesto otra alternativa, para que la empresa se rija por el artículo 24 como se indica, porque los trabajadores estamos dispuestos a hacer dos horas extras, pero la empresa no quiere cancelarlas.
¿Han sufrido abusos laborales relacionados a las jornadas de estas fechas?
H: “Este año ha sido más solapado [ríe]. Como sindicato hemos tratado de pelear para que se cumplan los horarios pactados, pero generalmente, las personas se dejan influenciar por un poco más de plata y empiezan a quedarse más tiempo, aunque marcando su salida antes y volviendo a trabajar. Muchas veces, los trabajadores se dejan vulnerar en ese sentido”.
C: “La empresa no nos da lo que necesitamos para desarrollar bien nuestro trabajo. Entonces, eso mismo te va presionando física y psicológicamente y ahí veo vulnerados mis derechos. El desgaste es harto y la compensación es mínima”.
¿Tienen conocimiento de la situación en otras empresas del retail?
H: “Es similar para la gente de Ripley, Paris y Lider. Igual han logrado modificar algunas salidas, pero mantienen la presión y los horarios extensivos.
La Dirección del Trabajo anunció que realizará 448 fiscalizaciones en el comercio con motivo de estas fechas. ¿Cómo evalúan la fiscalización de la DT?
H: “Depende de la disposición que tenga el fiscalizador en terreno. También depende de su experiencia, porque si es nuevo, se fijará solo en la versión que pueda entregar la empresa, para hacer su trabajo más rápido. Después interpretan que la cosa no era como nosotros la habíamos denunciado. Pero cuando uno logra crear un nexo con el fiscalizador, hemos tenido buenos aprontes. Lamentablemente, se aplica la multa y la empresa tiene el derecho a apelar y muchas veces pasa a trámite judicial, donde se estanca y se diluye en el tiempo”.
C: “Los fiscalizadores tienen poca autonomía, porque no pueden hacer nada más allá de pasar la multa. Se aplica la multa, pero ya se incumplió con la normativa, entonces, quedamos con un vacío amargo, porque no se pudo hacer nada antes. Tampoco podemos denunciar el cambio de horario antes que se produzca y pasa que, por lo general, venimos a saber de la fiscalización en enero y febrero, cuando ha pasado el período de Navidad”.
El trabajo en medio de la celebración
¿Cómo son sus rutinas durante los días 24 y 31 de diciembre?
C: “Llego a la tienda a trabajar full, porque en esa fecha la gente igual anda comprando los regalos de última hora. El 24 de diciembre atendemos hasta las 19.30, porque a esa hora se cierra la tienda para que salgamos a las 20 horas. Llegamos a la casa súper cansados a preparar la cena de Navidad”.
H: “Es prácticamente lo mismo para todos los vendedores y la gente que trabaja en el comercio en este período. Muchas veces uno anhela que toque libre ese día, para poder hacer las cosas más tranquilo. Las dueñas de casa son las que más sufren, porque tienen que correr a preparar algo para esa noche. Lo mismo pasa en Año Nuevo, porque la empresa te hace continuar hasta atender al último cliente y como un cuarto para las ocho te comienzan a presionar para que empieces a cerrar caja y correr, prácticamente”.
¿Cómo logran compatibilizar su vida familiar con el trabajo durante estas fechas?
C: “Es difícil. Yo tengo niños, salgo a las 11, llego a las 12 y ya los encuentro durmiendo. Ahora tengo una jornada parcial, pero cuando trabajaba jornada completa, me iba en la mañana y, prácticamente, no los veía durante la semana previa al 24 de diciembre”.
¿Cómo es la relación con los clientes durante estas fechas?
H: “Hay de dos tipos: el comprensivo y el que llega creyéndose el cuento de que el cliente tiene la razón. A veces es complicado, porque se descargan con un vendedor y se generan algunos roces con el personal”.
C: “Por lo general, los clientes vienen estresados y llegan esperando que una los atienda rápido. Pero por las circunstancias de nuestro trabajo, cinco o seis vendedores por caja, uno puede tener mucha amabilidad, pero la venta no es tan fluida. Como en esta fecha piden todo para regalo, tampoco tenemos las condiciones dadas para envolver, porque trabajamos cinco personas en un mesón, de no más de un metro de largo, y donde la caja ocupa la mitad. Eso es lo que no entienden los clientes, que a nosotros no nos dan todos los materiales para poder desarrollar bien el trabajo”.
Si pudieran legislar al respecto, ¿cómo debería funcionar el comercio en estas fechas?
C: “Lo ideal sería que funcionara en forma normal (de 11 a 21 horas), con el horario de todo el año. Por ejemplo, cuando se cerró el comercio un día adicional para fiestas patrias, las empresas no perdieron, sino que la gente se apresuró en hacer sus compras. Eso si, los días 24 y 31, cerrando a las 18 horas”.
H: “Lo ideal es tener tiempo para desplazarse tranquilamente, porque hay gente que trabaja en Puente Alto y vive en Quinta Normal, por ejemplo. Antiguamente, nosotros lográbamos que las tiendas cerraran a las 19 horas, pero después, por adecuaciones y normativas, se corrió y se estableció que fuera a las 20 horas”.
“El comercio generó esta necesidad de comprar durante sábado y domingo, cuando generalmente, era hasta el mediodía del sábado. Pero se produjo todo este síndrome de compra y venta compulsiva y de ahí se extendió la jornada al día domingo”.
¿Cómo miran esa ola consumista de estas fechas, estando “al otro lado del mostrador”?
H: “En lo personal, soy un anti-consumista. Yo trabajo en el negocio y uno ve gente que compra por comprar, porque se lo metieron en la tele. En computación veo gente que le compra un tablet a una guagua de tres años, pero no sé cuál es el fin, porque no eligen una de 40 mil pesos.
C: “Somos consumistas en estas fechas y adquirimos cosas que no necesitamos, pero como dicen por ahí, uno llena de regalos a la familia por el tiempo que deja de estar con ellos. Es como tratar de demostrar el cariño con los regalos y la gran mayoría de los que trabajamos en el comercio, estamos súper encalillados por este hecho. Aparte, la tentación está ahí”.