OPINIÓN: El presidente de la Confederación General de Trabajadores (CGT) expresó su preocupación por el movimiento sindical a 43 años del Golpe de Estado. Señaló: “En esta fecha señera, de dolor más no de olvido, debemos ratificar el compromiso con la clase trabajadora”.
Por Manuel Ahumada Lillo, Presidente CGT.
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Juan Antonio Acuña Concha, Federación Santiago Watts de FFCC,
Carlos Alcayaga Varela, Secretario Regional CUT La Serena,
Lincoyan Berrios Cataldo, Presidente Empleados Municipales de Chile
Maria Bustamante Llancamil, Secretaria Fed. Trabajadores AUCAR de Osorno
José Farfán Verdugo, obrero de la construcción y dirigente CUT
Ezequiel Ponce Vicencio, dirigente portuario y director de la CUT
Juan Gianelli Company, dirigente SUTE, Santiago
Manuel González, Ramón Vivanco, Adiel Mosalves
Y todos los fusilados en el Cerro Chena, San Bernardo.
Ellos, junto a otros hombres y mujeres, sindicalistas y luchadores de la ciudad y del campo, entregaron su vida por el ideal común que nos esforzamos en mantener vivo.
Un mundo más justo y digno para todos.
Nuestros hermanos y hermanas fueron detenidos, torturados, ejecutados, hechos desaparecer, por su compromiso con la clase obrera, la clase de los trabajadores. Similar suerte corrieron pobladores, militantes partidarios, creyentes y no creyentes, jóvenes estudiantes secundarios y universitarios, profesionales, hombres y mujeres de nuestro país.
Duele decir que aún después de terminada la dictadura la represión y la muerte de trabajadores no cesa. Rodrigo Cisternas, Juan Pablo Jiménez, Nelson Quichillao, son prueba de ello. No podemos olvidarlos, por mas años que trascurran.
Este 11 de septiembre se cumplen 43 años desde que, a sangre y fuego, los uniformados golpistas derrocaron el gobierno popular que encabezaba Salvador Allende.
Ni uno solo de los que torturaron y asesinaron, así como los que promovieron el golpe y defienden la herencia de la dictadura, reconoció sus culpas abiertamente ni menos pidió perdón en estos años. A lo más han llegado a calificar de “excesos” los actos brutales que se cometieron. Insisten en responsabilizar a las víctimas de lo que sucedió.
Ni perdón ni olvido, es la consigna de los que hasta hoy día buscan sin encontrar.
Justicia. Nada más, pero nada menos.
No habrá reconciliación ni perdón, mientras no se sancione a cada uno de los culpables.
Por eso duele que la CUT esté dando el espectáculo que da por estos días, más aún cuando la mayoría, sino todos los que dieron su vida, fueron parte de esta gloriosa entidad sindical.
No solo han minimizado e incluso olvidado el aporte de tanto luchador obrero, sino que se han dedicado a negociar con gobiernos y patrones, llegando incluso a anular derechos del Código derechos tan básicos como son las 8 horas diarias y continuas de trabajo.
En esta fecha señera, de dolor más no de olvido, debemos ratificar el compromiso con la clase trabajadora. Un compromiso de no renuncia, no dialogo irrelevante, no acomodo de la legislación a la lectura del capital.
No importa cuanto falte, pero el día en que flameen en lo más alto las banderas de la clase, llegará. Entonces los que estamos o los que vienen, los que se mantuvieron dignos y no renegaron, levantaremos el puño cerrado para gritar los nombres de las y los nuestros que posibilitaron ese amanecer luminoso. Hasta entonces debemos seguir trabajando.