OPINIÓN: Hoy tenemos un país donde los casos de corrupción han dañado la credibilidad en nuestras instituciones, como ha ocurrido con esta relación política-dinero que ha enlodado a diputados, senadores y políticos en general, lo que ha generado que los trabajadores se sientan más posicionados sobre sus derechos, al ver como desde estas estructuras de poder se termina dañando la vida cotidiana de miles de chilenas y chilenos.
Por: Horacio Fuentes, Presidente Industrial Chile Constramet
Si a esto le sumamos los grados de marginación, de precariedad del empleo, como el que surge con la subcontratación, los bajos niveles de ingreso, la marginación de la salud, de la educación y también sin un sistema de seguridad social, que más bien es un sistema de ahorro forzoso que le hace muy bien al capital especulativo financiero pero no para generar pensiones dignas, entonces se forjan las condiciones para el empoderamiento de los trabajadores con grados de conflictividad.
Los conflictos más grandes se han precisamente generado en la industria extractiva, de los comoditis, de la explotación a ultranza de los recursos naturales, donde no se piensa en ponerle valor agregado y sin respeto por medio ambiente, estos son los casos de la crisis del salmón, de Freirina, de Aysén, de los trabajadores sub contratados del cobre. Esto en un reflejo claro de la crisis de un modelo extractivo el que no ha cambiado y del que muchos se sienten cómodos clientes de este sistema y que hacen todo lo posible para este no cambie.
Desde el punto de vista de la productividad durante el gobierno de Patricio Aylwin el PIT llego al 7,7% y los salarios se reajustaron en un 3,7%, lo mismo ocurrió durante el gobierno de Sebastián Piñera, donde el PIT creció en un 5.3% y los salarios en un 3% ¿qué paso con las otra platas?, los salarios no crecieron como creció el de los patrones, entonces no se puede exigir cuando hay dificultades económicas, pero tampoco se puede exigir en tiempos de bonanza, ¿con qué confianza, entonces, los trabajadores podemos disfrutar los frutos del crecimiento en el año de la productividad, como lo ha denominado este gobierno?
Bajo este prisma y con las incertidumbres que nos ha provocado la Reforma Laboral, hoy más que nunca debemos ratificar un hecho histórico y que está en el ADN del movimiento sindical, como lo es el avanzar en la legalidad y en la ilegalidad, las huelgas en este país existieron mucho antes que estas fueran parte de un derecho, por tanto la huelga es legítima para mejorar las condiciones de vida.
La negociación colectiva es fundamental para la redistribución del ingreso y el movimiento sindical no tiene por qué seguir anclado a una legalidad si esta le cierra todas las puertas.
Como también debemos plantearnos seriamente el modelo de desarrollo que queremos, no existe ningún país que crezca con la explotación de los recursos naturales y la industria extractiva, hoy necesitamos más que nunca la presencia de la manufactura, de la fábrica, de la creación del valor agregado, lo que traerá de la mano empleo, mano de obra calificada y crecimiento sustentable para un Chile pensado para las próximas generaciones.