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“El Dirigente Sindical trabaja 24 horas al día, 365 días al año”


ENTREVISTA: En conversación con Sindical.cl, Arlette Gay, Presidenta del Sindicato de Tripulantes de Cabina de Lan, recordó sus inicios en el mundo gremial y la manera en que le ha tocado enfrentar los conflictos con la línea aérea. En su opinión, “el sindicalismo es político, no partidario”, aunque defiende sus ideales en la antesala del segundo gobierno de Michelle Bachelet.

Por Luis Casanova R.

Arlette Gay lleva ocho años liderando el Sindicato de Tripulantes de Cabina de Lan Chile y, además, ostenta un destacado cargo gremial fuera de nuestras fronteras, motivo por el cual aspira a la reelección en el proceso interno que se celebrará en mayo del próximo año.

“Se empezó con períodos de dos años y ahora son cada tres años hace dos períodos atrás”, dice de entrada.

Según narra el sitio web de la agrupación, “su relación con Lan comenzó en 1996 como tripulante part time, entrando definitivamente a la línea en 1999. Ingresó a la directiva en el año 2003 y está interesada por contribuir desde adentro en las materias colectivas”.

De personalidad fuerte, la dirigenta cree que la creación de una federación que aglutine a todos los sindicatos del rubro es algo cercano. Es por eso que le pide al nuevo gobierno de Michelle Bachelet que iniciará su gestión el 11 de marzo de 2014 que “se ponga los pantalones” en lo referido a las reformas laborales.

En entrevista concedida a Sindical.cl, Gay recordó que “estaba trabajando hacía un par de años como tripulante de Lan después de salir de la universidad (2003) y me daba cuenta que había cosas que no estaban bien y que mis compañeros se quejaban”.

Luego agregó: “Entonces, empecé a averiguar. Yo pertenecía al sindicato como afiliada y me percataba que se trataban de hacer cosas, pero que no todo resultaba. También se me ocurrían ideas que podían servir para mejorar las condiciones, que no era necesariamente lo que el sindicato pedía. Como participaba en las asambleas, algunos dirigentes se acercaron a mí y me dijeron que sería bueno que en la próxima elección me presentara. Y así lo hice. De esa forma empecé”.

– ¿Es muy complejo para una mujer entrar a un mundo en el que predominan los hombres y el machismo?

– Sí, pero lo que pasa es que en el mundo de las tripulantes de cabina el 80% son mujeres. Entonces, cuando entré al sindicato las dirigentas eran todas mujeres y curiosamente en ese momento volvieron los hombres, que hacía tiempo no pasaba. Por ende, no es anormal que haya mujeres y que las mujeres sean presidentas. Ciertamente cuando una sale al mundo sindical que hay afuera la mayoría son hombres.

– Y en ese mundo abundan los prejuicios, donde los hombres quieren dominar los discursos y los debates. ¿Fue muy complicado?

– La verdad, es que a mí no se me ha hecho difícil. En contadas ocasiones he encontrado resistencia o gente que te mira en menos o con tiene actitudes desagradables. Pero como el tema del feminismo ya es batalla ganada, yo no voy por la vida dando explicaciones ni pidiendo espacios. Yo voy y lo ocupo no más. Así que cero problemas.

– ¿Cómo es la relación con los otros sindicatos de Lan?

– Es súper buena. Tratamos de trabajar bien coordinadamente. Y es divertido, porque esa labor la empezamos a hacer a nivel internacional. Como varios de los sindicatos estábamos afiliados a la Federación de Trabajadores del Transporte, nos juntábamos fuera y no dentro del país, lo que era una estupidez. Fue así como creamos un proyecto para que todos los empleados de Lan y ahora de Tam en toda Latinoamérica tengamos dos reuniones anuales para compartir información, conocer estrategias conjuntas, etc. Y eso lo replicamos en Chile, por lo que ahora nos reunimos periódicamente, respetando por cierto las diferencias que existen entre nosotros.

– ¿Cómo se llevan con sus pares sindicales de las otras líneas aéreas?

– Muy bien. Tenemos relación con la gente de Sky y American Airlines, que son las dos firmas que tiene bases en Chile. Con los trabajadores de Principal hemos tratado de establecer contacto, pero ellos lamentablemente aún no forman su sindicato, así que estamos medio cojos en ese ítem.

– ¿La siguiente meta es formar una federación?

– Siempre está ahí esa intención. Estamos esperando el momento oportuno y el formato adecuado para hacerlo. De todas formas yo lo veo cercano.

– ¿Cuál es el futuro en el sindicato? ¿Repostulará al cargo?

– Sí. Hay elecciones en mayo de 2014 y es importante que me presente de nuevo, porque hace poco me dieron un puesto a nivel internacional en representación en Latinoamérica y el Caribe en la Organización de Trabajadores del Transporte, que es una entidad que agrupa a todas las ramas del transporte a nivel mundial, que tiene sede en Londres y una subsede en Río de Janeiro. Hace poco tuvimos el congreso (que se hace cada cuatro años) y ahí me eligieron presidenta del Comité de la Mujer. Sin duda que es un incentivo para seguir trabajando, porque a nivel global se pueden hacer más cosas.

ANTES Y DESPUÉS

– ¿Con que te encontraste al entrar al sindicato en sus inicios?

– El sindicato llevaba varios años trabajando, pero funcionaba como si fuera una casa; a puro pulso y empeño de las dirigentas. Ofrecían una mesa o un computador que habían renovado en sus casas para armar una oficina y la colación la traía la presidenta. Todo muy artesanal. Y nosotros nos propusimos darle una cara distinta. Eso estaba bien para partir, pero en algún minuto teníamos que profesionalizar el asunto para que funcionara bien. Entonces, en los primeros dos años nos dedicamos mucho a tener una oficina de verdad y que funcionara de manera autónoma, con presupuesto, etc.

– ¿Y al cabo de todos estos años que hay ahora?

– Existe una oficina enorme que compartimos con el Sindicato de Tripulantes de Cabina de Lan Express, que es como el hermano que tenemos, hay un staff de asesores permanentes, página web, boletines y toda una estructura armada. Dejamos de ser artesanales hace harto rato, lo que no significa que una igual siga trabajando a pulso.

– ¿Cuáles han sido los conflictos más duros que han tenido que enfrentar ante la empresa?

– Entendiendo que las negociaciones siempre son problemáticas, tenemos varios hitos importantes y hemos salido bien de todo. Ante eso, el punto crítico, pero no por el nivel conflictividad, sino que por su relevancia, fue cuando sacamos una ley en 2009 que se incluyó en el Código Laboral, que regula los tiempos de trabajo, descanso y conversación para los tripulantes de cabina y los pilotos de todo el país. Además, se hizo una especie de diálogo social, donde participaron las empresas, los sindicatos y el Estado a través del ministerio del Trabajo e incluso senadores y diputados para elaborar esta legislación y que lograra ser un acuerdo y que no tuviera que pasar por una gran discusión legislativa.

– ¿Cuánto tiempo duró este proceso?

– Esto partió hace muchísimo tiempo antes, en 1993, y en el camino se dejaba de lado y se retomaba, pero el plazo final fue durante 2008 y 2009. Ahí fue cuando se elaboró el texto definitivo, se hicieron todas las negociaciones y reuniones y fue promulgada de ley.

– ¿Han efectuado actos y protestas públicos para ejercer presión por sus demandas?

– En abril de este año hicimos una manifestación en el aeropuerto Comodoro Arturo Benítez, porque la empresa despidió como a 120 trabajadores por una serie de decisiones mal tomadas que se adoptaron en 2012, las que tienen que ver con el crecimiento de la compañía y la fusión de Lan con Tam. Fue un golpe durísimo para un sindicato que prácticamente el 10% sus afiliados queden en la calle de un día para otro. Recuerdo que hubo una tremenda cobertura mediática, lo que provocó que la firma se sentara a conversar con nosotros para que no siguiera sacando gente, porque lo más probable era que continuaran los despidos.

– ¿Y eso se logró?

– Sí. Llegamos a varios acuerdos para lograr frenar las destituciones y permitir que la gente que quisiera irse lo hiciera con todas sus indemnizaciones pagadas, lo cual fue como una válvula de escape para el sector. Además, conseguimos jornadas de trabajo parcial para compartir el horario laboral entre dos personas, se aprobó un plan de vacaciones y se entregaron otros beneficios sociales.

CAMISA DE FUERZA LEGAL

“El tema familiar es bien complicado”, admite Arlette (soltera y sin hijos). “Un asesor mío, cuando empecé en esto, me dijo que la labor sindical es un poco heroica. Y yo me reí, porque lo consideraba exagerado. Ahora, sin creerse heroína, lo que más hay es sacrificio, porque uno vive las 24 horas del día y los 365 días del año en función de la actividad y la familia y los amigos se recienten claramente. Y te lo hacen saber de alguna manera, aunque aprenden a vivir con una haciendo este trabajo”.

– ¿Y qué haces al respecto?

– Cuando una los involucra, los hace participar de las actividades sindicales y les presento a la gente, también van entendiendo. Pero, insisto, no es fácil.

– ¿Cuesta separar la tendencia ideológica del rol sindicalista?

– El sindicalismo es político, no partidario. Esa es la diferencia que hay que hacer. Y efectivamente, cuando una es dirigente representa a gente de todo el espectro político. No se puede estar ahí tratando de llevarse agua para un molino que no corresponde.

– Se termina en marzo el gobierno de Sebastián Piñera y se inicia el de Michelle Bachelet. ¿Qué espera para los años que se vienen de la nueva administración?

– Espero que la Dirección del Trabajo retome la labor que se hizo en los gobiernos de la Concertación, con mayor fiscalización, con dictámenes más claros en las causas laborales y con más agilización los tiempos de las respuestas, porque la verdad es que en estos cuatro años hemos retrocedido de manera clara. Eso es triste verlo.

– ¿Qué es lo que más esperas?

– Ni siquiera tengo esperanza, aspiro a que por lo menos la Nueva Mayoría (como se llama ahora) se ponga los pantalones de una buena vez y concrete las reformas que se deben hacer en materia laboral. No podemos seguir trabajando con un Código del Trabajo heredado por la dictadura, que fue hecho para debilitar la fuerza de los trabajadores, atomizar los sindicatos y transformarnos en actores ni siquiera secundarios, sino que perdidos por ahí en el ámbito nacional. El movimiento sindical tiene un papel importante que cumplir en el país y si en Chile no lo estamos haciendo, en parte es por culpa nuestra (vale la autocrítica), pero también por la camisa de fuerza legal que tenemos.



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