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Bárbara Figueroa: “El movimiento sindical debe tender a un proceso de unificación”


ENTREVISTA: La presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) hizo referencia a las tareas pendientes que tiene la central en ordenar y transparentar su proceso de elecciones. “Tienen que haber cambios. Yo sí creo que hay que hacer los debates con justicia”, afirmó Figueroa sobre este tema.

Si hay una frase que puede definir en este momento a Bárbara Figueroa es que es una mujer muy ocupada.  La presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) logró, en 2012, ser la primera mujer que ocupa la dirección de esta organización y la más joven, con 33 años. Profesora de filosofía, sus palabras elocuentes y bien pronunciadas llevan aún un sello pedagógico, lo que la ha caracterizado en sus frecuentes apariciones públicas. Figueroa todos los días es consultada por algún dirigente, invitada a algún evento de los trabajadores o buscada por los medios de comunicación. Es gracias a ese trabajo diario que ha logrado posicionarse como un referente en el mundo laboral y sobre los debates que afectan a los trabajadores, tal como últimamente ha sido la discusión sobre el salario mínimo.

Dentro de una de sus jornadas de trabajo como dirigente de la central de trabajadores más grande de Chile, Bárbara Figueroa se dio un tiempo para conversar con Sindical.cl. Uno de los temas de la entrevista giró en torno al análisis que hace la dirigente sobre la sindicalización en Chile. “Así como ha aumentado la tasa de sindicalización, también ha crecido de una forma exponencial el trabajo informal, sectores que difícilmente se van a organizar”, afirma Figueroa.

También nos entregó su evaluación sobre el rol del gobierno en temas laborales y hasta le puso una nota: un 3.0. “Lo que hace que le ponga un 3.0 y no un 1.0, es que han tenido cierta audacia en plantear la necesidad de una reforma”, agrega.

En la siguiente entrevista analizó la realidad del mundo sindical, los desafíos que tiene la CUT este 2013, los cambios que quiere generar en el proceso de elecciones de la central y sus metas como nueva dirigente de los trabajadores.

¿Cómo percibe la situación sindical del país, sobre todo durante los últimos años?

Creo que hay una mirada diversa sobre el mundo del trabajo en los últimos años. Lo cierto es que si uno se quedara con la primera impresión, pareciera que en el mundo sindical poco pasa, que se ha avanzado poco, pero si uno va a los datos oficiales, la ENCLA del año pasado, ahí mismo se evidencia que hay un aumento en la sindicalización. Entonces si uno mira los datos objetivos, uno pudiera decir que si bien aún nos falta seguir avanzando en que los trabajadores y trabajadoras entiendan que hay que organizarse, claramente se ha visto un aumento en la sindicalización y nosotros creemos que eso es un fenómeno interesante.

Ahora bien, así como ha aumentado la tasa de sindicalización, también ha crecido de una forma exponencial el trabajo informal, trabajo por cuenta propia, que esos sectores que difícilmente se van a organizar, principalmente en la micro y pequeña empresa, que son sectores donde están trabajando grupos familiares. Entonces, parte de las dificultades que hay para avanzar en la sindicalización tiene que ver con el crecimiento de la informalidad, que no permite la organización sindical.

Pero volviendo a los datos oficiales, a pesar de que ha avanzado la sindicalización en Chile, eso no quiere decir que estemos conformes, siempre vemos la necesidad de que los trabajadores estén organizados y ojalá por rama o por sector de la producción.

Usted hablaba de que ha aumentado la tasa de sindicalización, pero ¿Cree que con eso ha aumentado la cultura de la sindicalización en Chile?

Yo creo que no, no ha ocurrido eso. Pese que se hicieron reformas durante los gobiernos de la Concertación en el ámbito laboral, eso no fue suficiente para devolverle el poder que requieren los sindicatos, para que los trabajadores sientan que el instrumento del sindicato es un instrumento necesario para defender sus derechos. Si uno buscara razones y pensara: ¿por qué pese a esa realidad, crece la tasa de sindicalización? Para mí, uno de los motivos fundamentales es la fuerte explotación y vulneración a la que están sometidos los trabajadores y trabajadoras, que deriva a que deban recurrir al sindicato como una necesidad vital. Mientras esa necesidad no está, parece que muchos trabajadores no perciben que es importante tener un instrumento de acción colectiva para poder negociar. Y ese aumento en sindicalización no ha significado una tasa de afiliación a las centrales mayor. Eso da cuenta de las dificultades de  los sindicatos, que se entienden más como un muro de contención que como una necesidad para que el colectivo de los trabajadores pueda avanzar no solo en demandas, sino en condiciones laborales también.

Tomando en cuenta ese tema, vemos que igual hay una baja sindicalización en Chile en comparación con otros países de América Latina, pero hay tres centrales de trabajadores, algunas con pocos años de existencia ¿Usted ve la necesidad de unificarse como trabajadores ante esa división en la organización?

Yo creo que necesariamente el movimiento sindical debe tender a un proceso de unificación. Además dentro de los procesos de más democracia en la región, en los países, han tenido que ver con esfuerzos de los dirigentes sindicales que dirigieron esos procesos. Primero hay que revisar la división entre el  mundo privado y público, y entre las diversas centrales que existen, con sus miradas diversas. Yo diría que si uno cree que es necesario avanzar en reformas transformadoras en el país, eso demanda procesos de unidad, que tienen que ser madurados. Hay que entenderlo como un proceso de madurez, donde las propias condiciones de la realidad te van obligando a avanzar en eso.

¿Qué herramientas cree que debe tener un sindicato cuando recién se empieza a formar?

Si uno tuviese que poner el énfasis en algo, sería que los sindicatos tengan capacidad negociadora. Si un sindicato no tiene la capacidad de negociar, lo que termina ocurriendo es que el sindicato se transforma en una instancia asistencialista. Por eso, yo creo que lo principal que debe tener un sindicato, donde sea y en todo momento, es que tenga capacidad negociadora real, y que los trabajadores sindicalizados tengan herramientas para ejercer sus derechos, como el derecho a huelga. Si eso no existe, quiere decir que el sindicato no puede cumplir su fin fundamental

¿Pero en este caso del derecho a huelga, acá falla la ley en Chile?

El principal escollo para que los sindicatos puedan negociar de manera óptima son las trabas legales. El hecho de que el sindicato pueda negociar colectivamente y también los grupos negociadores; el que no cuentes con la posibilidad de ejercer la huelga como derecho real, porque los empleadores puedan reemplazar a los trabajadores en huelga; todo eso significa que la huelga es testimonial, no existe el derecho a huelga, lo que dice la ley es un absurdo. Llega a ser una falta de respeto a los trabajadores.

Todos esos elementos llevan a decir: ¿De qué sirve un sindicato? ¿Para qué existir? Claro, esos problemas los puedes superar mediante la legitimidad de los procesos, con dirigentes que son confiables, imponer una negociación de hecho. Pero la lógica es que el sindicato existe para que pueda avanzar en una mejor distribución de ganancias en sus espacios. Si eso no se da, quiere decir que el sentido del sindicato se pierde. Eso explica que muchos trabajadores y trabajadoras no le vean sentido al instrumento del sindicato.

Variadas veces usted ha hablado sobre la precariedad del empleo, que ha bajado la calidad del empleo en Chile ¿A qué le atribuye que no haya mejorado el empleo en nuestro país?

Es un tema que ha estado bien en boga por parte de la autoridad, se habla de un pleno empleo, casi como si fuese el gobierno de los trabajadores, pero es un empleo que en gruesa magnitud es un empleo precario, en el ámbito de la subcontratación, empleo por cuenta propia. Por lo tanto no tiene que ver con políticas del Estado con respecto al empleo, sino que promoción del empleo o la posibilidad que uno pueda acceder al trabajo. Además, hay mucho trabajador que no es reconocido como tal, como lo son los trabajadores en domicilio, que gran parte de ella son jefas de hogar que tienen un taller en su casa o una máquina de coser. Y ahí hay una informalidad absolutamente beneficiosa, creo yo, para las políticas de mercado. Porque lo que logran con eso no es solo precariedad del empleo, mayor inestabilidad, sino que además eso influye en la capacidad de organización de los trabajadores, eso es beneficioso para las políticas de mercado porque ahí nadie demanda, nadie exige derechos, porque si uno los exige individualmente te pueden poner la pata encima.

Porque al final, si los trabajadores están en condiciones de precariedad, eso lo que hace es favorecer que Chile sea un país muy desigual, porque gran parte de los trabajadores pese a tener ingresos no deja de ser pobre, según los datos de la encuesta CASEN, y que cerca del 80% de los pobres de Chile tiene empleo. Eso generó desigualdad, con una minoría con garantías vergonzosas y otra mayoría empobrecida.

El gobierno había propuesto en su programa legislar sobre el multirut, pero aún no ha avanzado ese proyecto en el congreso. Ustedes como CUT, ¿cómo abordan el problema del multirut?

Hemos visto que no se ha podido avanzar porque pese a que fue el propio gobierno el que levantó el tema, han sido los parlamentarios de derecha quienes han matizado la posición. Nosotros demandamos eliminar el concepto de empresa en el Código del Trabajo, ya que el código debe regular la relación de empleado y empleador. Pero es evidente que ha sido la misma coalición de gobierno la que ha impedido que ese tema avance. Nosotros estamos con una profunda preocupación, porque si nos dicen que avancemos en la conversación y llegamos a un buen acuerdo, ¿qué seguridad tendríamos de que el proyecto de multirut termine en ley, si los parlamentarios de gobierno no están dispuestos a eso? Entonces, yo creo que el tema del multirut, el seguro de cesantía o el de salas cunas, no cuentan con el piso político en el parlamento para que puedan avanzar.

Ahora, es claro que hay un punto de inflexión con la autoridad, y es que si bien ellos quieren terminar con el multirut, no tienen el énfasis que nosotros tenemos, que es eliminar del Código del Trabajo el concepto de empresa. Ellos insisten en buscar una fórmula mixta, pero me parece que ese marco no es tan claro como lo sostuviera Piñera en el marco de su elección presidencial, su voluntad de poder terminar con el multirut.

¿Cuál es el balance o la evaluación que hace como presidenta de la CUT a las políticas laborales del gobierno? Si tuviese que ponerle una nota, ¿Qué nota le pondría?

Yo creo que ha sido súper insuficiente. Si tuviéramos que ponerle nota, yo le pondría un 3.0 . Y lo que hace que le ponga un 3.0 y no un 1.0, es que han tenido cierta audacia en plantear la necesidad de una reforma o de abordar temáticas laborales que venían arrastrándose de gobiernos anteriores, por ejemplo el multirut es un tema que venía de hace años. Entonces, cuando uno ve que un gobierno de derecha tiene la audacia de plantear estos temas, eso tiene un valor que hay que reconocer, pero es evidente que no hay peso político para poder abordar esas reformas como quisiéramos y además tenemos diferencias ideológicas profundas. Mientras se parta de la base de que los trabajadores siempre vamos a querer sacar un provecho o trabajar menos, siempre vamos a tener una diferencia, porque esos pensamientos no nos acompañan y vamos a chocar con eso constantemente.

Usted lleva poco tiempo al mando de la CUT y ha planteado varias veces que este año será un año importante, porque también es un año de elecciones presidenciales ¿Cuáles cree que serán los desafíos de la CUT para este año?

Para nosotros es importante lo que ocurra en la agenda laboral durante los últimos meses del actual gobierno, temas como el seguro de cesantía, el de salas cunas u otro, son de tremenda relevancia y queremos estar presentes en el debate.

El debate sobre el salario mínimo es un debate muy importante, mirándolo desde la perspectiva de que la desigualdad tiene rostro de trabajador y trabajadora, por lo tanto esta discusión no es meramente técnica y no solo tiene cabida la voz de la CUT y el gobierno, probablemente tendrán que tener cabida otros actores como el empresariado, también la pequeña y mediana empresa, que son los que sostienen el empleo en el país, pero también un debate ciudadano. Finalmente, todas somos trabajadores y trabajadoras, hoy, mañana, o lo fuimos, por lo tanto es un debate que queremos ponerle mucha fuerza.

Y otros temas que nos interesan son de proyección. Lo que ocurra con el debate presidencial es clave, más allá de quienes sean los candidatos, queremos que aquí el tema de los trabajadores y las demandas del mundo laboral no queden relegadas. Creemos que debe tener más relevancia reconocer que hay una deuda con los trabajadores y la necesidad de entregar las herramientas para que luchemos por nuestros derechos. Hemos dicho que no queremos que nos regalen nada, por algo trabajamos, nos ganamos el derecho de tener una mejor calidad de vida, porque estamos produciendo para el desarrollo del país. Por lo tanto no necesitamos que nos regalen las cosas, no queremos más políticas de bonos, ni asistencialismo, de subsidios, porque eso ya no da más, eso está bien como medidas para enfrentar crisis económicas, pero no como medida permanente.

Y nosotros tenemos que resguardar nuestra independencia y autonomía, que es parte de los estatutos de la CUT, de su identidad, que nos permita ser actores gravitantes en las reformas estructurales que el país necesita. Y por eso hemos dicho que el 2013 o este periodo puede ser el tiempo de los trabajadores de este país. Que seamos actores que ayudemos en la convergencia, que podamos trabajar en conjunto con otros actores, como los estudiantes. Y así establecer un puente donde nuestra autonomía no signifique restarnos, nosotros queremos incidir. Sí los partidos tienen un tremendo rol que cumplir, harán sus comandos, trabajarán sus propuestas programáticas, harán debates.

Pero aquí los partidos no pueden creer que representan a todos. Los trabajadores tuvimos elecciones y tenemos nuestros legítimos representantes. No puede venir un presidente de partido o un parlamentario a decirme que representa nuestros intereses. Porque acá hay legítimos representantes y eso se tiene que respetar, porque le hace bien a la democracia. Y la democracia no es solo el hecho de tener una cuota de poder, sino que también es participación, reconociendo que cada uno de los actores cumple roles distintos. Los partidos tienen que participar, yo soy militante, en eso no tengo dudas, pero como presidenta de mi central yo represento a los trabajadores y trabajadoras. Aquí hay que avanzar en procesos de mayor democracia… y nosotros vamos a ser un motor que va a ir trabajando para que esos cambios se vayan produciendo.

A propósito de esos procesos de democratización, quería consultarle por los procesos de elecciones dentro de la CUT, que tuvo muchas críticas. Como nuevo equipo dirigente de la central, ¿Han hablado de transparentar ese tema a la ciudadanía? ¿De generar que ese proceso sea más democrático?

Sí, cuando uno habla de generar espacios de participación, del fortalecimiento del mundo sindical, tiene que ver en cómo damos garantía a esa participación. Tienen que haber cambios. Yo sí creo que hay que hacer los debates con justicia. Por ejemplo, yo soy muy crítica de poner el voto universal como una consigna de democracia, creo que eso es un error. Porque cuando uno hace una votación universal, uno tiene que ver el mundo al que uno está representando. Y si uno ve hoy día, la CUT  a pesar de que tiene dentro de su base incorporada mucho sindicato del mundo privado, siguen siendo su fuerte los sindicatos del sector público.

Por ejemplo, en el Colegio de Profesores, donde hay elecciones universales: allí hay afiliados 30 mil, 40 mil o más profesores, y si todos ellos votaran en la CUT se pueden llevar una elección completa. Entonces yo soy cuidadosa, porque si se llama a elección universal, ¿significa que vamos a transformar a la central en la representante de los gremios más grandes? Entonces, yo no creo que el sistema que tenemos hoy sea perfecto, yo creo que hay que hacer reformas, hay que avanzar en transparentar quienes somos, cuantos afiliados, de dónde vienen nuestros afiliados, lo que le hará bien al país y a la central. Pero con respecto al sistema electoral, hay que buscar que sea un sistema que a todos les dé garantías y a la vez que no se sobredimensione ningún sector de trabajadores.

¿Y quieren avanzar en ese tema este año?

No sé si este año, porque tenemos un desafío importante, que es posicionar a la CUT en el debate político, pero sabemos que es un cambio necesario. Si no se hace en paralelo, no puede ser tampoco una cuestión que vayamos a trabajar al final del periodo, creo que eso también sería nefasto, porque hay una necesidad y es necesario dar este debate. Si uno revisa, el propio José Piñera es uno de los defensores más acérrimos de la elección universal en el mundo sindical, ¿por qué? Yo no digo que porque lo diga la derecha es malo, sino que creo que hay que tener un debate sobre eso, pero con profundidad, viendo cuales son nuestra condiciones, cómo estamos, porque por consigna suena bonito, pero en la práctica no garantiza que sea una democracia participativa, donde todos los sectores estén representados: el mundo del sector público, el sector privado, trabajadores formales e informales, el mundo de los trabajadoras y de las trabajadoras.