NOTICIA: Las asociaciones de trabajadores abrieron el debate sobre el Ministerio de la Cultura y el rol del Estado en el arte, a diversos gestores culturales.
[Santiago, 22 de Octubre de 2013] Las asociaciones de Funcionarios de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, Dibam, y la de Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, desarrolló el sábado 19 de octubre la Primera Convención Nacional de Trabajadores de la Cultura. En Santiago se reunieron en el Centro Patrimonial Recoleta Domínica, mientras que de manera paralela se realizaron encuentros en todas las regiones del país.
En la ocasión, expuso el abogado Juan Carlos Silva, coordinador Legislativo del Gabinete del Ministro de Cultura, sobre el proyecto de ley que crea el Ministerio de Cultura y el Patrimonio.
Luego, se realizó un panel en que diversos expertos reflexionaron sobre el rol del Estado y el derecho a la Cultura”, en donde se planteó la idea de potenciar la “dimensión comunitaria” y reconocer la diversidad cultural en el país. “Hablemos de Ministerio de las Culturas”, comentó Roberto Guerra, director de la Corporación Cultural de Recoleta. Posteriormente, el encuentro finalizó con un debate donde los asistentes compartieron sus opiniones y experiencias sobre políticas culturales.
“Nosotros generamos este encuentro no sólo para quedarnos con las impresiones de nuestras asociaciones sobre la cultura, sino también para conocer la opinión de personas externas a los organismos públicos, como los gestores culturales. El sentido del encuentro es abrirnos a la comunidad, para sacar propuestas y presentarlas a este Gobierno o al que venga, para mejorar o cambiar el proyecto de ley que crea el Ministerio de la Cultura”, señaló Camilo Moreno, presidente de la ANFUDIBAM.
Durante la convención, la ANFUCULTURA compartió con los asistentes un documento en el que argumenta que es necesario un Ministerio de Las Culturas y expone en qué puntos están en desacuerdo con el proyecto actual. En el documento, los trabajadores afirman que el proyecto no contó con la opinión ni la participación de los trabajadores de la cultura; que no incluye conceptos como multiculturalidad, memoria, comunidades, derechos culturales ni pueblos originarios.