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La lucha de los recolectores de basura por limpiar sus condiciones laborales


REPORTAJE: Con largas jornadas laborales y , en muchos casos, sin acceso a duchas ni baños, los recolectores de basura son reconocidos por una labor de condiciones precarias. Espantada ante los insalubres establecimientos donde laboran, la ministra del Trabajo formó una mesa tripartita para mejorar la realidad laboral de estos trabajadores, en donde ellos han depositado sus esperanzas, no solo de un mejor trabajo, sino también de una mejor calidad de vida.

Por Lissette Fossa

Humberto Magaña se levanta todos los días a las 5 de la mañana. En menos de una hora está listo para partir desde su casa en Conchalí hasta Quilicura, donde se encuentra la estación de transferencia de residuos sólidos de Starco y Demarco, propiedad de KDM, una de las más importantes de Chile en el rubro de la recolección de basura.

Desde Quilicura, su camión parte a cruzar Santiago, para retirar la basura de casas y calles, mucho antes de que salga el sol. Humberto, vestido con su uniforme reflectante, sus bototos gruesos y su sonrisa, saluda a las vecinas- sus “caseras”- , recibe propinas de las dueñas de casa y levanta pesados basureros como quien da vuelta la página de un libro. Todo lo hace contento, porque dice que es feliz haciendo este trabajo. “Con los años esto se ha transformado en mi oficio, y a mí me gusta hacer esto. Hasta llego a soñar con que tiro la basura y con mis compañeros de pega”, afirma.

A Humberto le dicen “El Tunga”. Tiene como compañeros al “Tufo”, “El Negro” y al “Pecho Amarillo”, entre tantos otros que prefieren ser llamados por su apodo entre sus colegas. Con humor, la vida del trabajador que recolecta basura se hace más fácil, a pesar de que sus dirigentes sindicales aseguran que cada día es más duro trabajar en este rubro, con jornadas que superan las 10 horas diarias y salarios cercanos a los 200 mil pesos. El Tunga muestra su liquidación de sueldo: no supera los 250 mil pesos, a pesar de sus más de 20 años de servicio. “De a poco he ido juntando mi platita, aunque sea poco lo que se gana”, afirma.

Para él, optar por el buen humor ayuda a superar las adversidades del trabajo y de la vida. Y se ríe con las anécdotas del trabajo, como aquella vez que llegaron a una casa y la señora del lugar les regaló mucha ropa, algunas chaquetas y ternos nuevos. “Nosotros estábamos re contentos con la ropa, y al final, se trataba de que la señora estaba echando al marido de la casa y regaló toda su ropa sin que él se enterara”, cuenta entre carcajadas.

Se calcula que son aproximadamente 36 mil los trabajadores que recolectan basura en el país, entre choferes y peonetas, que levantan 16,9 millones de toneladas de basura al año, según informó el último estudio del Ministerio de Medio Ambiente. Cerca de 7 mil de estos trabajadores están afiliados a algún sindicato, organizaciones que se han unido en la Federación Nacional de Trabajadores de Aseo, Jardines y Rellenos Sanitarios de Chile (FENASINAJ), presidida por Armando Soto. Una organización que lleva más de 20 años  trabajando por mejoras en las condiciones laborales y salarios de los trabajadores de la basura.

Humberto y su esposa, en su hogar.

“Nosotros pertenecemos a un sector de alto riesgo, en la ley somos considerados como un trabajo pesado, pero nada de eso ha cambiado nuestras condiciones. Acá las personas que trabajan son gente que eligió esto como un oficio, que no saben hacer otra cosa a veces. Hay personas que asumen que recoger basura implica esclavitud, jornadas largas, como si fuese parte del trabajo”, señala Armando Soto. Agrega que los principales problemas que tienen los trabajadores de este sector se enfocan en las largas jornadas laborales, los bajos salarios y malas condiciones higiénicas.

La mayoría de los recolectores en Chile son empleados de empresas privadas, que a través de licitaciones de los municipios, se encargan de retirar la basura de las comunas en las que transitan. Por medio de las reglas y condiciones de dichas licitaciones, los municipios también establecen las condiciones laborales de los recolectores, por lo que Soto y los dirigentes sindicales del rubro están luchando por generar unas “bases tipo”, que puedan ser los referentes para todas las licitaciones de recolección de basura que se realicen en el país.

Sin baños ni duchas

Según el dirigente sindical Armando Soto, los recolectores de basura no sólo sufren largas jornadas de trabajo, sino que además, se encuentran en espacios precarios para laborar. A pesar de que las grandes empresas han mejorado los espacios de trabajo, con baños, duchas y casinos, lo cierto es que muchos recolectores pasan más horas en las comunas donde trabajan que en las estaciones de transferencia de basura, que son los lugares habilitados para que los camiones depositen los desechos antes de enviarlos a los vertederos.  Sin embargo, muchas comunas no cuentan con espacios para que los trabajadores de la basura se limpien o coman.

Ocurre lo mismo con las nuevas empresas que entran al sector. “El problema es cuando entra una empresa nueva al mercado, que no tiene infraestructura y no tienen un marco que regule el sistema de cambio de ropas, y eso queda sujeto a lo que dicen las bases de licitación de las comunas”, explica Soto.

El dirigente señala que los trabajadores del rubro tampoco tienen zonas para almorzar en las comunas, por lo que generalmente comen en la calle, con sus manos sucias y su ropa de trabajo. Esta situación ha llevado a los recolectores a sufrir enfermedades asociadas con la higiene, como el tifus y el cólera.

A la vez, la falta de duchas en los municipios ha generado que muchos trabajadores terminen su jornada laboral sin bañarse. “Muchas veces se quedan en el sector y los echan de las micros, porque por su trabajo es natural que no expelen el mejor olor, y así se dan varios casos de discriminación. Históricamente el recolector ha sido mal mirado, antes nos decían que éramos curaditos, la gente nos daban propina y nos decía ‘para que se tome un traguito’”, cuenta Soto.

 “Nos hemos preocupados de mantener la dotación adecuada para entregar el servicio y proveyéndolos de todos los elementos que requieren para desarrollar su trabajo, ya sea ropa, calzado, elementos se seguridad y una supervisión permanente”, explica el gerente de Recursos Humanos Luis Rodríguez, de la empresa Starco y Demarco de propiedad del conglomerado KDM, una de las más importantes en el rubro a nivel nacional.

Ante esta realidad, la FENASINAJ solicitó una fiscalización de la Inspección del Trabajo a las empresas de recolección. La misma ministra Matthei visitó los insalubres camarines, baños y estaciones de trabajo de recolectores. Su cara de asombro quedó plasmada en las fotografías oficiales del 11 de agosto del 2012. Indignada, Matthei manifestó: “Sólo pido a los empleadores que vean los baños donde están yendo sus trabajadores, y que vean si les gustaría trabajar en esas condiciones”.

“Los recolectores de basura son de los trabajadores más vulnerables del país. Hoy hemos constatado pésimas condiciones laborales, y formaremos una mesa tripartita para mejorar esta situación”, añadió la ministra.

Un mes después, la mesa tripartita comenzó a trabajar para mejorar las condiciones laborales y sanitarias de los trabajadores. Hasta hoy, aún no han terminado de plantear sus conclusiones, aunque para los trabajadores, lo más importante es imponer una base de licitación con estándares básicos para todas las municipalidades, que fijen horarios de trabajo, condiciones de seguridad e higiene de los lugares de trabajo.

“Hemos visto que los horarios largos que tienen los recolectores les afectan mucho, por la ausencia del padre en la casa. No olvide que el recolector debe levantarse todos los días a las 4.30 de la mañana y está llegando a su casa a las 10 de la noche, o sea, ni siquiera tiene tiempo para conversar con su esposa ni estar con sus hijos. Tengo colegas que llegan a su casa, se sientan y se quedan dormidos”, comenta Armando Soto.

Los accidentes también son habituales en esta labor: cortes con metales o vidrios dentro de las bolsas de basura, caídas mientras corren tras el camión, tropiezos y lesiones en los brazos por el peso que levantan, son algunas de las más comunes. Como el dolor de “El Tunga”, en el hombro, por levantar un tarro demasiado pesado. Estuvo con licencia, pero dice que todavía le duele al moverlo.

Avances y Retrocesos

En Chile existen tres empresas que manejan gran parte del rubro de la recolección de la basura, que a la vez son dueñas de las estaciones de transferencia más importantes de la capital: KDM, Proactiva y Santa Marta. Estas firmas han ganado gran parte de las licitaciones que han realizado las municipalidades de la Región Metropolitana. Incluso, no han estado lejos del escándalo: existe un juicio en contra del ex concejal de Maipú, Marcelo Torres, por supuestos cobros de sobornos a KDM, para facilitarles la adjudicación de la licitación de retiro de residuos en la comuna.

Antes del auge del negocio de la basura, esta labor estuvo a cargo de los municipios. Actualmente, son escasos los sistemas de recolección que continúan en manos de los jefes comunales. Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, del total de residuos sólidos de origen municipal, el 67% es recolectado por empresas privadas.

“El cambio del sector público al sector privado ha sido absolutamente negativo para nosotros. Podemos comparar el trabajo de las empresas privadas con las que tienen un servicio de recolección municipal, como la comuna de Santiago. Allí funciona bien, Santiago les paga sueldos dignos a sus trabajadores, un auxiliar en Santiago gana más de 500 mil pesos, acá en el sector privado gana 200 mil. Un chófer de camión en Santiago puede ganar 800 mil pesos, y en la empresa privada gana la mitad”, explica Armando Soto.

La comuna de Santiago es un ejemplo para muchos de los trabajadores que ansían ser reconocidos por un trabajo pesado y que demanda un desgaste físico constante. Los trabajadores del centro de la capital tienen turnos definidos, salarios que doblan el sueldo mínimo y GPS en sus camiones.

“Nosotros estamos de acuerdo en que los sueldos deberían mejorar, pero lo que nos acota como empresa es que tenemos contratos de servicio con los municipios a través de licitaciones públicas, las que se otorgan a la oferta económica de menor costo. Es más, la mayoría de los municipios indican las rentas con las cuales se debe trabajar, y en ningún caso ponen rentas altas, siempre se van al valor mínimo posible”, argumenta Luis Rodríguez.

Para los trabajadores, los resultados de la mesa de trabajo darían una luz de esperanza para mejorar los horarios de trabajo, los salarios y las condiciones laborales. Sin embargo, han observado reticencias en los municipios y en las empresas para generar avances concretos. Por un lado, las mejoras en las condiciones laborales podrían derivar en aumento en gastos en el pago de las licitaciones para los municipios. Así también en las inversiones en infraestructura o salarios que deban generar las empresas, que arriesgan elevar los costos de sus servicios.

Es así como la situación parece estar en un punto muerto, mientras que las multas que la Inspección del Trabajo les imparte a estas empresas aumentan cada año, lo que patenta la precarización laboral que viven sus empleados.

Ellos tienen conciencia de la importancia de su labor para el funcionamiento de la ciudad ¿Qué haríamos con la basura acumulada en las calles de la capital? Enfermedades, mal olor y plagas son los riesgos más conocidos. Armando Soto lo tiene claro, y piensa bien sus palabras antes de referirse a una posible huelga.

“Nosotros como dirigentes nacionales ¡qué no hemos hecho! Hasta tiramos la basura frente a la Moneda una vez. Tengo recortes de diarios de hace 20 años peleando por lo mismo. Nos hemos reunido en varias oportunidades, con distintos gobiernos, para crear unas bases tipo. El único que puede ponerle atajo a esto es la Dirección del Trabajo, pero cuando se fiscaliza las multas que se dan son bajas. A los tipos les da lo mismo, pagan las multas, pero no van al tema de fondo. En consecuencia, el trabajador sigue siendo explotado. ¿Cuál es la opción que nos queda? Parar. Porque cuando hay paro, ahí son importantes los recolectores”, comenta el dirigente Armando Soto.

*Foto 5: Redbiobio