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Al servicio del mundo laboral y sindical

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Los avances y las tareas pendientes para la integración de la mujer al trabajo


REPORTAJE:  Frente a una cifra histórica de casi el 50% de participación laboral de las mujeres, profesionales, expertas en temas de género,  dirigentes sindicales y representantes del SERNAM conversaron con Sindical.cl y plantearon los desafíos del mundo privado y público para mejorar las condiciones laborales de las trabajadoras nacionales.

Por Lissette Fossa

Cecilia Cortés (43) es profesora de educación básica en un colegio particular de la Florida. Está casada y tiene un hijo de 10 años con su actual marido, pero antes tuvo que vivir la experiencia de criar sola a su primogénito, que hoy tiene 24 años, trabajar para mantenerlo a él y a su hogar, y después, ya cuando su hijo menor era solo un bebé, tomó la difícil decisión de volver a la universidad y sacar su título como pedagoga. Hoy está feliz con su profesión, pero sabe lo complicado que es estudiar, trabajar y criar a una guagua al mismo tiempo. También conoce muy bien las adversidades que enfrenta una mamá soltera y jefa de hogar.

“A pesar de que fue difícil estar sola con mi primer hijo, me sentí siempre muy privilegiada porque tuve mucho apoyo de parte de mi familia. Mis papás y mi hermana siempre estuvieron presentes”, cuenta Cecilia. Ella cree que sin ese respaldo económico y de cuidados de su hijo, difícilmente hubiese podido trabajar tranquila durante ese periodo.

Como Cecilia, en Chile más de 3 millones de mujeres caben dentro de las estadísticas de empleo como “personas ocupadas” en algún trabajo, lo que equivale al 47% de la tasa de participación laboral en el país. Sin embargo, Cecilia es una mujer que ha tenido más oportunidades que muchas mujeres: mientras ella es una profesional, la mayoría de las chilenas se concentran en el trabajo informal, de menor calificación y bajas remuneraciones.  Y aunque las cifras son alentadoras, aún la tasa de desempleo femenino es mayor que la tasa nacional, llegando a un 7,3% según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en el último trimestre.

La intervención de las mujeres en el mundo laboral es un hecho que ha destacado el actual gobierno, que durante su mandato ha subido más de 15% el porcentaje de participación femenina en el trabajo. “Uno de los objetivos de este gobierno era aumentar la participación laboral femenina y hemos logrado aumentarla. Y de los 770 mil empleos que se han creado en estos tres años, el 70% han sido para mujeres”, señala la directora del área Mujer y Trabajo del Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM), Paola Diez.

Este aumento de la participación laboral también conlleva nuevos desafíos para las mujeres y sus empleadores, sobre todo en lo que respecta al cuidado de los hijos, la calidad del empleo y a la distribución de las tareas del hogar.  Las mujeres, a pesar de que han tomado la decisión de salir a trabajar, no han abandonado los roles tradicionales del cuidado de los niños y las labores del hogar.

Para la profesora Cecilia Cortés, éste último tópico es muy importante para poder realizarse plenamente como mujer: “Ahora en marzo uno empieza el año con energía, pero a medida que va transcurriendo el año uno siente el peso de la rutina cansadora. Y además uno como mujer posterga muchas otras cosas por la rutina, postergas los tiempos de ocio, sentarte y hacer algo por placer. Eso en mi caso es un esfuerzo poder dármelo”.

Trabajos precarios y bajos salarios

“Ante esa realidad, hemos orientado las políticas del SERNAM, con ayuda de privados, en capacitar a las mujeres, pero en áreas no tradicionalmente de mujeres, como en la minería, la construcción, etc. Y eso ha permitido que haya aumentado un 22% la participación de mujeres en áreas que no eran tradicionalmente para mujeres”, señala Diez.Para Paola Diez del SERNAM, en Chile una de las mayores barreras para que las mujeres entren al mundo laboral es la capacitación que ellas tienen. Con respecto a la capacitación, se sabe que las mujeres tienen menos acceso a la educación y la capacitación que los hombres. La capacitación les permite no sólo desarrollarse como trabajadoras, sino que acceder a los mismos puestos que tradicionalmente se asociaban a los varones, mejores salarios y nivel socioeconómico.

A pesar de los esfuerzos, las mujeres siguen concentrándose en labores de las áreas de servicios (46%), sobre todo servicio doméstico; atención del comercio (25%);  e industria manufacturera (11%).

Para Teresa Valdés, Coordinadora del Observatorio Genero y Equidad, la mayoría de los empleos a los que han accedido las mujeres en los últimos años son trabajos muy precarios. “Efectivamente aparece que las mujeres son las que más han entrado al mundo laboral, sin embargo casi la mitad de esos empleos son por cuenta propia, servicio doméstico y familiar no remunerado. Y cuando hablamos de mujeres asalariadas, la mayor parte son subcontratadas, servicios transitorios, empleos precarios. Casi un 90% de las mujeres asalariadas están en esa situación”, añade Valdés.

De este problema deriva el hecho de que las mujeres del mismo nivel educativo que un hombre ganen menos, lo que se llama “la brecha salarial”.  “No es exacto que la mujer gane menos por igual labor que un hombre, sino que se toma el dato agregado de los niveles educativos de las mujeres y los hombres, y si se considera ese total, aparecen esas diferencias en los salarios. Pero esas diferencias en salarios, tiene que ver con el tipo de trabajos también a los que acceden las mujeres”, explica Valdés.

Para enfrentar esta problemática, el gobierno ha  implementado el  programa de buenas prácticas laborales, que trabaja con alianzas públicas y privadas, y capacita a los gerentes de recursos humanos para que no existan esas brechas salariales. También se está entregando un bono a la mujer trabajadora, que bordea los 20 mil pesos mensuales para mujeres que ganen menos de 300 mil. A la vez, este 2013 pondrá en marcha la aplicación de una norma de igualdad de género, también una medida voluntaria para los empleadores.

Ante este panorama, hay voces que llaman a generar cambios más profundos para mejorar las condiciones de trabajo de las mujeres. Una de ellas es Bárbara Figueroa, Presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), que no ve con buenos ojos el aumento de la participación sin que existan otros apoyos a la mujer trabajadora: “Somos las que estamos en los trabajos más precarios, que estamos en peores condiciones de desprotección. Cuando nuestra participación laboral es casi del 50% y donde las políticas de gobierno han sido enfocadas hacia la mayor incorporación de la mujer al trabajo, para mí eso tiene una sola lectura, que es que quieren que haya más mujeres en el mercado del trabajo porque eso es más barato”, añade.

¿Quién cuida a mis hijos?

Levantar a su hijo de 10 años, prepararle la colación, ayudarle con las tareas, limpiar y planchar su ropa, conversar con él, preocuparse del aseo del hogar y del trabajo pendiente: todas estas labores son habituales en la rutina de Cecilia Cortés, antes y después de su jornada laboral. “Yo me siento como mujer bastante más privilegiada que muchas mujeres, porque con mi marido compartimos hartas tareas, de hecho, yo no cocino en la casa, lo que es atípico. Igual no es fácil compartir tareas, porque uno trabaja todo el día y llega a la casa a hacer cosas”, cuenta Cecilia, que como miles de madres de este país pareciera que tuviese un día con doble trabajo: ser dueña de casa y trabajadora.

Para las mujeres, el cuidado de los niños es la principal traba para que accedan al mundo del trabajo y mejoren sus condiciones salariales. Un rol que tradicionalmente ellas ostentan y que difícilmente es compartido con los varones. Y mientras más pequeños los hijos, aún más difícil.

Ante eso, el gobierno ha implementado dos políticas de apoyo para facilitar la labor de las trabajadoras: uno es el programa “4-7 Mujer Trabaja Tranquila”, que permite que de las 16 hrs hasta las 19 hrs los niños se quedan en los colegios a esperar la llegada de sus madres. “Es un programa especializado, porque se quedan con monitores, que los contrata el SERNAM, de actividades recreativas, deportivas y educacionales, o sea, los niños hacen sus tareas ahí, y las madres no tienen que pagar nada, es gratuito”, explica Diez, que estima que este año beneficiará a cerca de seis mil mujeres.

La segunda medida es la nueva ley que alargó el post-natal de tres a seis meses, en donde sus resultados aún no pueden ser evaluados en su totalidad.

En tanto, el gobierno planea una nueva ley de salas cunas, con financiamiento privado y del Estado, donde las empresas estarán obligadas a entregar este servicio a las madres que trabajan en sus establecimientos.  La medida ha sido una de las promesas de la actual administración, pero el proyecto completo aún no ha sido dado a conocer a la opinión pública. “Es un compromiso del Presidente presentarlo al Congreso entre el mes de marzo o abril”, adelanta en exclusiva para Sindical.cl Paola Diez.

Para Libertad y Desarrollo, una medida que ayudaría a mejorar la calidad de vida de la mujer trabajadora sería el teletrabajo, que aún no se ha visto implementado en políticas públicas.  “La mujer muchas veces es la dueña de casa, en el sentido de realizar las labores domésticas y el cuidado de los niños.  Acá una solución puede ser el trabajo desde la casa”, explica la economista de LyD, Natalie Kramm.

En su texto Igualdad de Oportunidades: Mujer y Trabajo,  la psicóloga del Centro de Estudios del Desarrollo (CED) Claudia Cerda plantéa que es necesario que desde el Estado se perfile la importancia de los hombres en el cuidado de los niños: “Las políticas estatales deben generar

un cambio profundo sobre el modelo tradicional de hombre proveedor y mujer cuidadora, avanzando a un modelo de corresponsabilidad”, señala el documento.

Aunque las tareas pendientes del trabajo femenino son muchas, la visualización de estos problemas en las grandes, medianas y pequeñas empresas, y al interior de la familia, permite encontrar soluciones para las mujeres. Los mismos sindicatos y el núcleo familiar son importantes para darle espacio a la voz de las mujeres.  Tal como lo explica de manera sencilla Cecilia Cortés: “En mi casa tenemos una organización de cómo nos dividimos las tareas y eso nos permite funcionar bien en ese sentido”.