El domingo 24 de julio, la ciudadanía se manifestó masivamente contra un sistema previsional que no está cumpliendo con lo prometido hace 30 años. Además del descontento con el sistema civil, vemos que el sistema de pensiones de las FF.AA., de Orden y Seguridad entrega pensiones promedio que están en completa disonancia con la que reciben la gran mayoría de los chilenos, esto agrava más ese descontento. Sin embargo, lo que queda preguntarse es: ¿Cuál es la importancia que les estamos dando a nuestros adultos mayores en Chile? ¿Son condiciones dignas de vida las que se están expresando en las pensiones que están recibiendo?
El año 2006, en el decreto que creó el entonces el Consejo Asesor Presidencial para la Reforma Previsional (Comisión Marcel), la Presidenta Bachelet estipula: “… es un compromiso del Gobierno establecer un sistema de protección social donde uno de sus componentes elementales es la protección de los ingresos en los años de vejez.” (D. S. N°336)
Se hace hincapié en la protección de los ingresos en los años de vejez, pero ¿qué vemos de nuestro sistema de pensiones hoy en día? La Comisión Asesora Presidencial Sobre El Sistema De Pensiones (Comisión Bravo, 2014-2015) muestra en el análisis de nuestro sistema previsional que el 50% de pensionados que tienen una tasa de cotización alta (sobre el 75% de su vida laboral) se están pensionando con $229.179 como máximo (Gobierno de Chile, Informe Final Comisión Asesora Presidencial Sobre El Sistema De Pensiones 2015.). Este valor se reduce significativamente en los que han cotizado sólo la mitad de su vida laboral, el cual alcanza a los $62.613, que, con la reforma de 2008 se ve incrementado sólo a $92.803 como máximo, con el aporte Estatal.
Como Iglesia, buscamos la equidad y justicia social en todos los tramos de la vida humana. Nos duele ver como nuestros adultos mayores deben seguir trabajado, porque sus pensiones no les alcanzan para cubrir sus gastos y menos les queda para disfrutar sus años de vejez. La edad de jubilación efectiva en Chile bordea los 70 años.
En mayo recién pasado sufrimos la muerte de Eduardo Lara, un guardia de 71 años en Valparaíso, producto de un incendio por una protesta, mientras trabajaba. El trabajo de los adultos mayores es realmente preocupante, no sólo ahora sino que en un futuro donde la proyecciones dictan que para el año 2050 habrán tantos mayores de 65 años como menores de 15.
“Los derechos de los trabajadores, como todos los demás derechos, se basan en la naturaleza de la persona humana y en su dignidad trascendente” y entre esos derechos está la pensión, así como la seguridad social para la vejez (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 301). Sin embargo, podemos inferir con los datos antes entregados que ese derecho está bastante lejos de ser garantizado en nuestro país. Además, si a eso le sumamos las diferencias en rentabilidad o ganancias que han tenido las AFP, un 27% promedio en la última década (exceptuando el 2008), en comparación a los fondos de pensiones que estas entidades administran, un 8,6% bruto desde que se creó el sistema en 1981 (Gobierno de Chile, Informe Final Comisión Asesora Presidencial Sobre El Sistema De Pensiones 2015), es difícil ver con claridad si el sistema de pensiones es un derecho social o un simple negocio.
Por último, la Comisión Bravo entregó tres recomendaciones generales que van desde la ampliación del Pilar Solidario de un Estado subsidiario, pasando por un sistema mixto hasta un sistema completamente de reparto, cada cual tiene sus pro y sus contras, además de otras 58 recomendaciones específicas. Sin perjuicio de las recomendaciones técnicas, igual es labor de todos nosotros como ciudadanos afectados por este sistema hacernos parte del debate, y hacer oír nuestra voz como las miles que el domingo pasado salieron a marchar por una vejez mejor.
Jorge Sepúlveda Araya
Vicaría Pastoral Social Caritas