Luego de un amplio trabajo en las movilizaciones estudiantiles y feministas, la abogada Constanza Schonhaut asumió en julio como convencional del distrito 11 por Convergencia Social, llevando a la redacción de la nueva Constitución las demandas de mujeres y disidencias. En esta entrevista, la activista profundiza en los aspectos laborales de sus ideas y en cómo asegurar la participación en el proceso constituyente de grupos históricamente invisibilizados, como las mujeres que realizan labores de cuidados.
La abogada de la Universidad de Chile logró la tercera mayoría de votos en el distrito marcado por la opción Rechazo, contando con los menores aportes de campaña en la zona y dando cuenta de su trayectoria como dirigente estudiantil y activismo en temas con perspectiva feminista y de Derechos Humanos. Desde las comisiones de las que es miembro, Constanza busca trabajar en equipo para dejar consignada en la nueva Constitución una democracia realmente paritaria en todos sus aspectos.
El trabajo en la Constitución
Hay hartas cosas que se dijeron en campaña que la Constitución puede resolver, pero desde tu perspectiva, ¿Qué demandas laborales se pueden abordar de manera concreta en la Constitución y qué te interesa a ti como constituyente enfatizar?
La implementación de un nuevo sistema o modelo laboral en Chile no va a pasar solo por la Constitución, sino que va a requerir un montón de reformas que hagan efectivamente viables aquellos principios y derechos que se establezcan a nivel constitucional. Creo que en el proceso constituyente va a haber un primer momento que va a avanzar en la dirección de hacernos cargo de dificultades o falencias del plan laboral vigente que tienen que ver con la visibilización de las condiciones laborales en Chile: informalidad laboral, la situación de trabajadores independientes, de los emprendedores que tienen poco respaldo y quedan en una situación permanente de vulnerabilidad ante la economía, el trabajo doméstico y de cuidados que realizan principalmente las mujeres, la brecha salarial y de representación tanto en el mundo público y privado en los más altos cargos.
Luego vienen reconocimientos de principios como el de protección, de igualdad sustantiva y no discriminación, va a ser clave el principio de la corresponsabilidad social en materia de cuidados y una tercera parte en materia de derechos. Y ahí efectivamente desde el mundo sindical hay demandas históricas como garantizar la sindicalización, la negociación colectiva por rama, el reconocimiento constitucional a la huelga, y desde la mirada feminista vamos a tener que pensar los tiempos del trabajo remunerado para que efectivamente el principio de corresponsabilidad social sea posible realizarlo. Con las 44 horas actuales no funciona, por el contrario, termina dividiendo generalmente en los hogares quienes van al trabajo remunerado y quienes van al trabajo doméstico, ahí vamos a tener que tocar el tema de los salarios y cómo garantizar a nivel constitucional el derecho al trabajo en condiciones dignas.
Existe una contraposición de cierta forma de lo que está pasando en el espacio paritario de la Convención y en el espacio laboral chileno, ¿Cómo lo has vivido? ¿Cómo crees que la paridad influirá en la redacción de la nueva Constitución?
Esto ya puso la paridad como un piso y creo que es una buena noticia, porque más allá del debate constitucional, es un principio que empieza a ser más natural y común en los distintos espacios de la sociedad. Lo segundo es que efectivamente un espacio paritario genera una conversación distinta por el solo hecho de que hay más voces femeninas, eso refleja más realidades que no están representadas cuando está sobrerrepresentado un género por sobre el otro. Además, hay un gran número de mujeres que integran la Convención que tienen un tipo de activismo, trayectoria, convicción y autoidentificación feminista y eso es un valor y fuerza transformadora que va a estar muy presente en los debates. Creo que hay una dinámica o una disposición colaborativa que nos va a permitir infiltrar todos los debates constituyentes con una perspectiva feminista, que en materia de trabajo es clave. Pero más allá de eso, creo que hay al menos 2/3 de fuerzas transformadoras, que están muy ligadas a organizaciones, territorios, movimientos sociales, distintas realidades que tienen conexión con las luchas y demandas sociales de la última década. Eso también es una fortaleza para la capacidad de tener escucha activa, de la disposición a la participación de las distintas organizaciones, grupos y gremios, creando un marco de convicción respecto de estas demandas históricas que van a facilitar la posibilidad de que se reflejen finalmente en el texto de la nueva Constitución.
¿Hay alguna forma de incentivar que participen organizaciones de mujeres en el mundo laboral? Y que no sean necesariamente formales.
Hay distintos mecanismos de participación, tenemos las audiencias públicas, los cabildos comunales con colaboración de municipios y concejalías, vamos a tener las jornadas nacionales de discusión, los foros deliberativos y también la iniciativa popular. Pero también en el debate y el reglamento de participación consideramos determinadas especificaciones de estos mecanismos para facilitar la participación de grupos sociales que han estado históricamente excluidos y evidentemente las mujeres somos parte de esos grupos, sobre todo las mujeres cuidadoras. Si bien están los mecanismos formales, no están las condiciones materiales para esa participación. Uno de los desafíos centrales que tenemos los constituyentes en este proceso es permitir la participación de aquellos y aquellas que no están organizados. Podemos establecer mecanismos a nivel institucional y cuando hagamos convocatorias a estas instancias, podemos hacer llamados específicos para mujeres trabajadoras, pero también hay un trabajo a nivel territorial de llevar la convención y no solo convocar desde la convención. Eso es algo que se puede hacer solo a nivel colaborativo y territorial, ir bajando barreras para poder llegar a sectores que no han tenido voz hasta ahora. Es difícil llegar a todos los lugares donde hay una mujer sola cuidando a otras personas sobre todo porque en general no hay registros ni de cuidadoras informales ni de personas con discapacidad, ni de personas postradas, pero creo que tenemos que intentarlo a través de las juntas de vecinos y organizaciones locales que existen. A mí en lo particular creo que me gustaría escuchar las distintas expresiones de organizaciones de mujeres trabajadoras de distintas áreas, creo que históricamente a las mujeres dirigentes de distintas luchas les ha costado más tomar la primera línea y tener una voz más directa desde la realidad que se vive con el cuerpo y no solo con la organización o la racionalidad y creo que esta es una oportunidad para eso.
El otro día estuve con una agrupación de sindicatos de trabajadoras de la salud de instituciones privadas, donde el 90% de las asistentes eran mujeres y eso también nos habla de que es un ámbito de los cuidados por lo que se organizan mujeres, y tenían mucho que decir sobre lo que les pasa a diario: la falta de sala cunas, cómo se utilizan los recursos para eso y el pre o postnatal, hay toda una discusión que tiene que estar en el debate.
El panorama de las mujeres en el mundo del trabajo
Considerando el retroceso de 10 a 14 años en empleabilidad femenina durante la pandemia, ¿Cómo percibes tú, siendo constituyente y habiendo hecho campaña en terreno por el distrito 11, la situación actual femenina?
Este retraso en la empleabilidad femenina muestra cómo todavía las mujeres en el ámbito laboral formal estamos más precarizadas que los varones, y también evidencia que se mantiene una cultura de distinción entre lo público y lo privado, donde cuando hay problemas en lo privado, que es lo que pasó en pandemia, las primeras que salen de los espacios públicos somos nosotras. Si bien, cuando una ve las estadísticas desde el año noventa en adelante se habla de que cada vez está más parecida la empleabilidad femenina a la masculina, en términos estadísticos es cierto, pero detrás se esconde una debilidad o fragilidad que afecta principalmente a las mujeres.
En el distrito he visto principalmente esto que quizás tiene que ver con la pandemia, uno de los temas más sensibles para las mujeres de 45 años hacia arriba, son los cuidados que les toca realizar en sus hogares de los nietos, el marido, la suegra, el hermano, etcétera. En general es una situación de agobio y encierro, porque son labores que normalmente se hacen solas. Esa yo creo que es la alerta más relevante para tener en consideración para los desafíos constituyentes.
En el mundo laboral de los abogados, ¿Por qué crees que ha sido necesaria la vinculación entre mujeres abogadas? ¿Qué desafíos tienen?
Yo creo que más bien ha sido una articulación entre mujeres feministas, ya que ser mujer no necesariamente es igual a ser feminista, lo que en el mundo del derecho ha sido super importante para hacerle frente a un gremio o carrera que está muy masculinizada y que en general es muy machista. Cuando uno pasa por la facultad de derecho, al menos en mi caso, el mayor porcentaje de profesores eran varones y no existían límites al maltrato, ni a los comentarios sexistas, ni a la discriminación por ser mujer, o al ninguneo, y eso fue generando ciertas chispas que nos hicieron empezar a cuestionar y que finalmente terminó con mayor fuerza el 2018 con el mayo feminista. Además, el derecho no es neutral, no se hace para un sujeto abstracto, se hace para el sujeto hegemónico que es el varón blanco heterosexual de la élite, por lo tanto, cambiar el paradigma y poner a las mujeres como sujetos de derecho y como sujetas que quedan subordinadas al marco legal es clave. La aplicación del derecho tiene mucho que ver con eso en materia judicial, por ejemplo, donde falta mucha perspectiva de género al momento de dictar sentencia, donde vemos la cantidad de investigaciones y denuncias por violencia sexual que quedan archivadas, cuando vemos la violencia que se ejerce en el primer contacto con la justicia al hacer una denuncia, hay mucho maltrato y desconfianza de parte de las mujeres. Hace falta incorporar perspectiva feminista al momento de elaborar doctrina, al momento de legislar, al momento de dictar políticas públicas y por cierto al momento de dictar sentencias judiciales.
A nivel constitucional, mi trayectoria y militancia como feminista, más mi profesión que es una herramienta importante en el proceso constituyente, me da ingredientes para poder ponerlos a disposición de una Constitución que sea feminista y de derechos, donde la inclusión, en términos de visibilización y reconocimientos de diversidad, sujetos, mujeres, comunidades, van a ser aspectos claves para una Constitución que nos represente ampliamente y que sea el motor de partida de un cambio de paradigma y ojalá también de un debilitamiento del patriarcado en nuestro país, no creo que con la Constitución se va a caer definitivamente el patriarcado, pero va a ser un golpe firme.