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Confederación Campesina y heladas: “han sido lo más crítico en 50 años”


REPORTAJE: Tras casi 4 meses desde que ocurriera “el terremoto blanco” en el mundo agrícola, hoy se pueden analizar, en mayor detalle, las consecuencias que tuvo para este sector. Fueron cerca de US$500 millones en pérdidas y más de 100 mil puestos de trabajo que desperdiciaron, según datos de la CNC.

Por  Francisco Morón M.

Terminaban las celebraciones de fiestas patrias del año 2013 y ningún chileno tenía en mente la difícil situación que tendrían que vivir los trabajadores y empresarios del mundo agrícola. Las heladas más fuertes en 50 años se hacían presentes en el sector centro sur de nuestro país (desde la cuarta hasta la octava región), y de pasada terminaban con miles de hectáreas de plantaciones. Las primeras consecuencias quedaban a la vista, fruta de exportación, ciruelas, cerezas, limones, damascos, duraznos, peras, entre muchas más, estaban totalmente quemadas por el frio. Luego vino la segunda parte del problema, ¿qué pasaría con los trabajadores del mundo agrícola?, al no haber qué cosechar, se iba a necesitar menos mano de obra, por lo que muchas personas, conocidas como temporeros, perderían su principal fuente laboral.

El fenómeno climático

Las heladas comenzaron después de las celebraciones de fiestas patrias. Segundo Steilen, Presidente de UNT y de la Confederación Nacional Campesina, asegura que este es un punto clave en lo sucedido, ya que toda la gente estaba celebrando y no reaccionaron de la mejor manera. “Cuando pegó el día domingo, (22 de septiembre) fue una helada que cayó muy baja y se quedó por bastante tiempo ahí, afectando desde la cuarta hasta la octava región. Si hubiese sido otra fecha, donde la gente no estuviera preocupada de celebrar, algo se podría haber hecho para que el impacto no fuera tan grande”.

El fenómeno de bajas temperaturas que afectó la zona central en el mes de septiembre correspondió a la “helada tipo advectiva”. Ésta consiste en una masa de aire polar de 20 grados bajo cero promedio, que se desplaza desde la Antártica hacia la zona central, donde llega con hasta 4 grados bajo cero. El fenómeno deteriora los brotes sensibles de las plantaciones, árboles frutales y hortalizadas, destruyendo estas estructuras vegetales a nivel celular, debido al congelamiento. Patricio González, agroclimatólogo y académico de la Universidad de Talca, recuerda que a fines del año 1976 en la región del Maule, hubo una helada de principales características. “También fue en un periodo de sequía como el que enfrentábamos a fines de septiembre del año pasado, y en periodos de sequía las heladas son más activas”. Los especialistas, agricultores y empresarios concordaron en algo, estás fueron las heladas más “terribles” que han tenido que soportar en 55 años.

Los trabajadores

Inmediatamente los gremios se agruparon, buscando ayuda por parte de las autoridades, ya que muchos de los temporeros/as  viven en base a trabajos a trato, y como todo estaba destruido, no habría oferta laboral. Los meses más críticos para estos trabajadores fueron noviembre y diciembre, tiempo de cosecha de lo que había plantado hace un año atrás, y que se quemó con el frio. Según datos entregados por la Confederación Nacional Campesina (CNC), la rentabilidad de los trabajadores se vio seriamente afectada. Por ejemplo si un temporero ganaba $480 mil pesos a trato, luego del “terremoto blanco” las remuneraciones no superaban los $300 mil. Esto se debía a que como había menor demanda de trabajadores, se ofrecía menos dinero. “El impacto fuerte para nosotros fue en noviembre y diciembre, donde se notó cerca de un 40% menos de oferta laboral para los trabajadores agrícolas, y si había pega era por menos dinero”, argumentó Segundo Steilen.

Paula Veliíz, quien es la presidenta de Agrupación de Temporeras, comentó lo difícil que fue específicamente para las mujeres que trabajan en el rubro. “Fue algo terrible, nosotros somos principalmente de la cuarta región, y al problema de la sequía que enfrentamos hace unos 10 años, se sumó la guinda de la torta. Las heladas que terminaron matando lo poco y nada que se había logrado semprar. Los campesinos perdieron todo y por ende nosotras las temporeras, nos quedamos sin nada. Salía uno que otro trabajo, pero la remuneración era muy mala.

Esta grave situación llevó a que las autoridades decretaran emergencia agrícola en la Región de O’Higgins, en el Maule, Valparaíso y en parte de la Región Metropolitana (en total fueron 102 comunas incluidas). Ello significó una inyección de recursos para poder ayudar a agricultores, campesinos y temporeros. El plan de intervención propuesto por el gobierno contaba con 4 puntos: 1) Subsidio agrícola, es decir un bono a las personas en empresas agrícolas. 2) Ferias de empleo, con la participación de empresas agrícolas no afectadas por el fenómeno climático. 3) Capacitación Agrícola: cursos gratuitos para los trabajadores afectados. 4) Ofrecer puestos de trabajo en la Bolsa Nacional de Empleo (BNE).  Claramente esto también se vio reflejado en el informe trimestral (sep, oct y nov) que entrega el INE sobre el desempleo. En la actividad económica –Agricultura- se observó la principal disminución en 12 meses. Esta alcanzó el -10,5%, que corresponde a 74.280 trabajadores.

Según datos entregados por el Ministerio del Trabajo, hasta el mes de Diciembre, se habían entregado cerca de 2300 subsidios a la contratación de trabajadores temporeros (inversión de $5.000 millones), para paliar los efectos de las heladas. Esta medida tuvo por objetivo apoyar el empleo en el agro, otorgando subsidios a cerca de 15.000 trabajadores ($84.000) de las 6 regiones afectadas durante el periodo noviembre 2013 – marzo 2014.

El subsecretario del trabajo, Fernando Arab, realizó un balance sobre las medidas adoptadas, “nos preocupamos especialmente por la situación de los trabajadores del sector agrícola y por eso hemos realizado una enorme batería de proyectos para que estos trabajadores no vean afectada su fuente laboral. Las ferias de empleo de emergencia agrícola fueron uno de los ejes que nos permitieron que miles de chilenos y chilenas, especialmente, trabajadores agrícolas, puedan tener mejores oportunidades de empleo y así pasar de mejor forma el complejo escenario laboral dejado por las heladas”.

Al ser consultado por este tema, el presidente de la CNC, Segundo Steilen, quien fue parte de la comisión de la emergencia agrícola,  señaló que “las medidas sirvieron en parte para minimizar los daños pero no fueron 100% efectivas, por ejemplo las ferias de empleo comenzaron a funcionar en noviembre y el problema se dio en septiembre, entonces la gente igual estuvo tirada un tiempo valiéndoselas por sí mismos”.

Los consumidores y los precios

Si bien la mayor parte de los productos agrícolas que se perdieron durante las heladas eran para exportación, los consumidores también sufrimos las consecuencias de este hecho climático. En el último informe del INE sobre el índice de precios al consumidor (IPC), correspondiente al mes de diciembre 2013, se puede observar un alza en el precio de las frutas de la estación. La muestra consignó un aumento promedio de 9,6%. Esto debido principalmente a la baja oferta producto de las heladas que afectaron al sector centro-sur, durante el mes de septiembre y octubre del año pasado.

Mucho se especuló que los únicos perjudicados fueron sólo los trabajadores, ya que los empresarios vendieron la fruta que les quedó a un precio más alto y recuperaron así lo perdido. Pero este fue desmentido por los propios trabajadores: “Aquí todos perdimos, quizás el empresario se le nota menos porque igual tiene para comer y mandar sus hijos a la universidad aunque gane menos, pero los trabajadores cuando no reciben su sueldo mensual no tiene como sobrevivir” aclaró Steilen.

Lo bueno según los propios trabajadores, es que la emergencia ya pasó, y en la Confederación Nacional Campesina aseguran que el tema está prácticamente superado. Lo que los tenía preocupados ahora era el conflicto portuario, porque la fruta cosechada no se pudo exportar por cerca de 22 días. Situación que provocó una reducción en la mano de obra temporera. “Muchos agricultores preferían dejar la fruta en la mata y venderla más económica en nuestro país o hasta como mermelada, que cosecharla y esperar que se pudriera mientras que se destrababa el conflicto portuario” señalaba Segundo Steilen. Lo cierto es que los portuarios volvieron a su labor de trabajo y están esperanzados porque vengan tiempos buenos para los trabajadores del mundo agrícola.