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Desempleo Juvenil: la tarea pendiente del éxito económico del país


REPORTAJE: Los jóvenes de hoy tienen mejor calidad de vida y mayor acceso a la tecnología que sus antecesores. Sin embargo, les cuesta encontrar un empleo. Según las estadísticas, cerca de 800 mil jóvenes chilenos están desempleados y expuestos a trabajos de mala calidad. Un problema estructural, dicen los expertos, que no ha variado a pesar de las buenas cifras de la economía nacional.

Por Lissette Fossa

Paulina Retamal tiene 25 años, vive en Santiago Centro con su madre y como objetivo a corto plazo quiere independizarse. Cabe dentro de la población que los economistas han catalogado como los “ni-ni”: no estudia ni trabaja. Terminó su carrera de Historia del Arte en la Universidad de Chile hace dos años y en marzo concluye su proceso de titulación. Por mientras, busca trabajo, tal como los más de 174 mil jóvenes desempleados en el país, personas entre 15 y 24 años que buscan trabajo. Pero si se suma a quienes salen de los que se llama “fuerza de trabajo”, por razones de estudios y porque no tienen intensiones de trabajar y que son mayores de 20 años, el número de jóvenes desocupados aumenta a más de 817 mil personas.

Paulina Retamal en uno de sus “pitutos” de verano.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió en su informe anual que durante el 2013 habrá más jóvenes cesantes en el mundo que al año pasado, especialmente en países afectados por la crisis económica, como España y Grecia. Pero también llamó la atención sobre el número de jóvenes desempleados en Latinoamérica, estadística que se ha mantenido por sobre la cesantía general de los países de la región. A nivel regional, América Latina presenta una tasa de desempleo juvenil del 14% de las personas entre 15 y 24 años.

La cifra también es alarmante en Chile si se toma en cuenta que la tasa de desempleo juvenil actualmente dobla la de cesantía a nivel nacional, llegando a un 14,6%. El porcentaje ha bajado en comparación con el promedio de años anteriores, en que el número de jóvenes desempleados triplicaba al de nivel nacional. Pero a Paulina las estadísticas no la sorprenden: “Todos mis compañeros de universidad están igual que yo,de hecho, todos hemos trabajado garzoneando o en multitiendas y si se aburre uno, entra el otro…”.

Los hijos de la globalización

Según la OIT, Latinoamérica nunca antes había tenido tanta población juvenil y es probable que esta cifra tienda a bajar, debido a la disminución en las tasas de natalidad. Es decir, estamos en el peak en cantidad de jóvenes en el continente y en Chile. Esta generación se perfila con más años de formación y mayor acceso a la tecnología que sus antecesores.

“Estos jóvenes son más educados que generaciones anteriores. Sus primeros años los vivieron en un contexto de crisis frecuentes y han sido testigos de cómo los mercados laborales de la región se tornaban precarios al mismo ritmo que sus condiciones de vida y las de sus familias. Esto ha llevado a que cuestionen si la educación y el mercado de trabajo son realmente vehículos para el progreso personal y social, lo cual reta a la gobernabilidad democrática. Hay un creciente porcentaje de jóvenes desarraigados y excluidos sin confianza en las instituciones”, describe el último informe “Trabajo Decente y Juventud en Latinoamérica” de la OIT.

En Chile, según antecedentes de 2006 los jóvenes representaban el 17% de la población en el país, y principalmente provienen de estratos socioeconómicos bajos (quintil 1 y 2). Del total de jóvenes chilenos, un 16% no estudia ni trabaja: la mayoría de estos “ni-ni” son mujeres menores de 20 años de estratos bajos.

“En el caso de las jóvenes mujeres que no trabajan ni estudian, la gran mayoría está en esta situación debido a quehaceres del hogar (tales como el cuidado de hijos u otros familiares) más que por motivos del mercado laboral propiamente tal”, explica el doctor de la Universidad de Hamburgo y especialista en políticas de empleo de la OIT, Gerhard Reinecke.

La OIT, en su último informe sobre trabajo juvenil, señala que a la hora de buscar un empleo inciden diferentes factores sociales y económicos del hogar del joven: “El tipo de hogar de pertenencia, el nivel de ingresos del mismo, la emancipación propia y la tenencia de hijos configuran situaciones de mayor o menor presión para los procesos de inserción laboral y generan diferentes grados de libertad para moverse entre situaciones de inactividad y de búsqueda de trabajo y ocupaciones”.

Esta generación también es una generación más informada y con inmensas posibilidades de comunicarse con amigos, cercanos  o incluso sus empleadores. Paulina Retamal, por ejemplo, ocupa habitualmente su Facebook, prefiere leer los periódicos online, usa internet desde su Smartphone y chatea con sus contactos diariamente. A través de las redes sociales no sólo se entera de lo que hacen sus conocidos, sino también de nuevas ofertas laborales u oportunidades de “pitutear”.

Obstáculos para encontrar trabajo

Chile pasa por un momento económico envidiable: gran cantidad de empleos, aumento del Producto Interno Bruto y una inflación baja. ¿Por qué entonces hay tantos jóvenes sin trabajo? Fenómenos como estos no tienen una sola explicación. En parte hay problemas del mercado, al ofrecer empleos que no pueden adaptarse a las necesidades de los jóvenes, ya sea en horarios o salarios. También existen escasas políticas públicas y esfuerzos para capacitar y preparar a los jóvenes para el mundo laboral.

“La razón de que el desempleo se concentre en el tramo de edad de 15 a 25 años es que esos tramos son los de los jóvenes que están estudiando. Entonces, no hay facilidades para que los jóvenes que están estudiando puedan a la vez trabajar. Tampoco no se ven programas o iniciativas para beneficiar a los jóvenes. Y peor aún es cuando hay jóvenes que no estudian ni trabajan, porque para los jóvenes que no tienen estudios es más difícil que encuentren trabajo a futuro”, explica la economista de Libertad y Desarrollo (LyD), Natalie Kramm.

Para los estudiantes es muy difícil salir a trabajar y complementar trabajos y estudios, en parte porque hay pocas empresas donde se puedan flexibilizar los horarios. Ante esta realidad, las empresas muchas veces prefieren contratar a personas con más edad, que no estudien y que tengan experiencia en el área que requieren.

La masividad en el acceso a la educación superior en Chile también ha afectado a la búsqueda de empleo en los jóvenes. Muchos egresados no encuentran trabajos relacionados con sus carreras y pasan mucho tiempo postulando a un mercado que poco a poco comienza a saturarse de profesionales. La última encuesta nacional del Injuv indicó queel 56% de los jóvenes trabaja en algo que no tiene relación con lo que estudió.

Según Gerhard Reineckeel fenómeno del desempleo juvenil tiene varias explicaciones, no solo la rigidez de los horarios: “Algunos motivos tienen que ver con el proceso normal de transición desde la educación hacia el mercado laboral. También juega un rol que los jóvenes, si tuvieron poco contacto con el mercado laboral, carecen de la información para saber cómo y dónde postular o a qué tipo de puesto aspirar. Pero hay otros factores más serios que pueden llevar a que el desempleo transicional se convierta en una trampa más duradera, tales como contenidos educativos poco adaptados a los requerimientos de las empresas y la acumulación de desventajas entre jóvenes vulnerables donde muchas veces se combinan factores objetivos con procesos de discriminación”.

Sin duda, la falta de capacitación, de información y la vulnerabilidad socioeconómica son factores que pesan más en la juventud, que en un 45% proviene de estratos bajos. A estos se suma la baja calidad de la educación que reciben, lo que los expone más que los adultos al trabajo informal.

“Lo que más distingue a los jóvenes de los adultos es el tipo de empleos al que acceden. Dos de cada tres jóvenes trabajan en actividades informales, en las que frecuentemente la remuneración es menor que el salario mínimo y sin la cobertura de la seguridad social”, informa la OIT.

Lo que describe la organización no es muy distinto a lo que vivió Paulina Retamal. Durante diciembre y enero pasados trabajó en una multitienda como “reponedora de ropa”, pero su sueldo no alcanzaba al salario mínimo. “Yo creo que los encargados de dar trabajo tienen muchas ganas de que la gente joven trabaje, pero no les pagan buenos sueldos. Ese yo creo que es el problema, porque están abiertos a contratar a gente joven, a ser permisibles con los horarios, los estudios, etc. Pero te ofrecen sueldos tan míseros que uno dice ‘mejor sigo estudiando, para ver si con un título puedo ganar un poco más’. Yo creo que ahí está el problema”, cuenta Retamal.

Medidas y propuestas

Ya en 2009 el gobierno de Michelle Bachelet creó un subsidio para incentivar el empleo juvenil. Este aporte del Estado incentiva la contratación de jóvenes sumando un porcentaje de dinero del sueldo base de la persona, una parte para el trabajador y otra parte para el empleador. Desde el año pasado este subsidio abarca a trabajadores que hayan estudiado una carrera técnica u profesional que sean menores de 27 años. A pesar de que el actual gobierno ha fomentado el uso de este subsidio y la información al respecto, éste no ha tenido una gran incidencia en las cifras de empleo juvenil.

Chile es un país que tiene un alto porcentaje de jóvenes estudiando. Es por ello que LyD propone flexibilizar los horarios para aumentar así la tasa de empleo juvenil, permitiendo a las personas poder estudiar y trabajar a la vez. Además aconsejan imponer un salario mínimo para los jóvenes menor que el salario mínimo general, para incentivar al empleador a contratar a menores de 25 años. Una política como ésta apoyaría a los jóvenes que necesitan trabajar, y a la vez, al pagar sueldos menores al salario mínimo, no se incentivaría a la deserción escolar, ya que muchas personas preferirían continuar sus estudios antes de entrar a trabajar con jornada completa.

“La cifra de desempleo es solo un aspecto del problema. Las situaciones más graves de desempleados o desalentados de larga data tienen un origen importante en el proceso educativo y las políticas de mercado laboral de corta duración generalmente no alcanzan a compensar estas deficiencias. Por ello, no es sorprendente que en las evaluaciones de impacto solo los programas de larga duración suelen tener el impacto positivo deseado”, señala Gerhard Reinecke.

Una política enfocada en la capacitación y el empleo juvenil, tal como lo describe Reinecke, fue aplicada con éxito en Chile en los años noventa. El “Programa de Capacitación Laboral de Jóvenes” se realizó desde 1991 hasta finales de esa década, y según afirma el ex ministro del Trabajo René Cortázar, en su libro “Política Laboral en el Chile Democrático”, tuvo un costo de 80 millones de dólares, financiado por el Estado y un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo. El programa incluía cursos de capacitación, información del mundo laboral para los jóvenes y una pasantía en una empresa al terminar las clases. Este proyecto atendió a más de 100 mil jóvenes: la mitad de ellos terminaron trabajando al finalizarlos cursos y un 10% decidió retomar los estudios.

Para los expertos la clave está en mejorar la calidad de la enseñanza y preparar adecuadamente a los jóvenes para entrar al mundo laboral, desde la escuela hasta la educación superior. Esto implica un trabajo conjunto entre las políticas públicas de educación, el Ministerio del Trabajo, programas de capacitación, apoyo del mundo privado, ONG y organizaciones sociales, como sindicatos o federaciones estudiantiles.

La OIT, por ejemplo, en su último informe “Trabajo Decente y Juventud en Chile”, propone elaborar diversos programas de pasantías para futuros profesionales y técnicos; participación activa de organizaciones de empleados (sindicatos, colegios profesionales, centrales) en la gestión de escuelas técnicas; generar estadísticas y datos más profundos sobre el empleo juvenil; y construir puentes que flexibilicen el proceso en que se deja de estudiar y se comienza a trabajar. También recomienda incentivar el emprendimiento juvenil.

Aplicar políticas enfocadas en los jóvenes es una de las tareas pendientes del actual gobierno. Así lo ha manifestado la propia ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, quien hace unos meses anunció la realización de un programa de capacitación de oficios para los jóvenes, el que fue lanzado por el SENCE durante diciembre del 2012.

*Foto 1: Pateandopiedras.net