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OPINNIÓN: Economía Social como alternativa ante el individualismo y la precarización laboral 


PATRICIODesde el estallido social nuestro país ha sufrido un número importante de cambios, la desconfianza en el sistema económico y político es generalizado y el proceso constituyente se abre como la gran salvación democrática a la crisis profunda en que nos encontramos.

Patricio Inostroza R
Miembro del Centro Internacional de Economía Social y Cooperativa de la Universidad de Santiago de Chile

A si mismo, la crisis sanitaria, a pesar de las cuantiosas muestras de irresponsabilidad de algunas personas, ha puesto en evidencia que en tiempo de crisis, la solidaridad y la ayuda mutua es la respuesta, desde los distintos voluntariados, ollas comunes, redes de abastecimiento y aquellos pequeños gestos de amor entre vecinos y vecinas que muchas veces no se conocían, florecieron.

Lamentablemente pareciera ser que esta solidaridad, al analizar el mercado laboral en el contexto actual, se diluye, y se diluye por razones muy evidentes, las empresas no han sido creadas para dar bienestar a las personas que en ellas trabajan, son creadas para reproducir el capital que se invierte y las personas que allí trabajan son un recurso más de la empresa, tal como lo lee, o no les suena “recursos humanos”. Así somos obligados a competir entre nosotros como trabajadores y trabajadoras no solo para ascender (en los casos que es posible) si no también para que en los tiempos de crisis, como los que estamos viviendo, “los mejores” mantengan su trabajo. Hasta ahora no muchas cosas nuevas, individualismo salvaje motivado por un mercado laboral competitivo en donde aquellos con menos herramientas se vuelven precarizados y descartables. Cuando a las empresas les va bien no son muchos los problemas, pero cuando se va mal hay que disminuir los costos, y ya sabemos por dónde se empieza.

Y pensar que se pueden crear empresas privadas destinadas a satisfacer las necesidades de sus asociados a través del mercado, basadas en otros valores, como la democracia, la ayuda mutua, la responsabilidad, donde los aportes de capital pierden poder y las empresas de “otros” pasan a ser de “nosotros”. Las empresas de la Economía Social y en específico las Cooperativas cada día han ido en aumento, según los datos de la División de Asociatividad de la Subsecretaría de Economía y Empresas de Menor Tamaño del Ministerio de Economía, en los últimos 10 años han aumentado de 2.560 a 3.558, de las cuales a diciembre de 2020, 1.383 se encuentran activas. La premisa neoliberal de que el Estado interviene en la medida en que los privados no logran satisfacer por medio del mercado las necesidades tiene un matiz poco reconocido y es que las personas también somos capaces de dar solución a las problemáticas que nos aquejan, a través de la autogestión y la organización es posible generar organizaciones que pertenecen al tercer sector con otras lógicas donde no prima el capital. Si bien no todo es miel sobre hojuelas porque generar una empresa en base a la democracia y la ayuda mutua, que sea sostenible económicamente para satisfacer las necesidades para la cual fue creada es un desafío, pero también lo es permanecer en un empleo precario dependiente de los vaivenes de la economía. Hoy en día en muchos servicios son propiciados por cooperativas, en lugares que en ocasiones son la única fuente para dar solución a las problemáticas de la población, como por ejemplo las cooperativas de agua potable rural o las cooperativas eléctricas.

Pero ¿Es posible generar este tipo de empresas de manera sostenible en el tiempo?, pues claro que sí. Que no se nos olvide que en los supermercados encontramos productos lácteos y alcohol de cooperativas, también hay servicios financieros, siendo ellos los grandes ejemplos, sin embargo, cada día los y las trabajadoras han ido visualizando el camino de las cooperativas de trabajo como una alternativa real, posible y sostenible en el tiempo. Es así como en algunos lugares de nuestro país, personas que realizan la mantención de las áreas verdes, el barrido de calles, la instalación de luminarias, el aseo domiciliario, confecciones, la contabilidad, masajes terapéuticos, sesiones de yoga, entre tantos otros, pertenecen a cooperativas. Poco a poco los nichos de la subcontratación y de precarización laboral han sido visualizados como oportunidades de negocio para conformar cooperativas, las que tienen por objetivo generar trabajo en mejores condiciones que el mercado existente. Entonces por qué no eliminar el intermediario (subcontratista) y emprender de manera colectiva, decidiendo cómo gestionar la empresa, eligiendo de manera democrática los cargos de administración, y por qué no lo que sea más importante para quienes trabajan en esas organizaciones.

Los diversos cuestionamientos al modelo económico – social que impera deben plasmarse también en acciones que permitan su modificación, ello no solo implica apuntar hacia la estructura que nos rige sino también debemos aprovechar los espacios de influencia que tenemos, desde la creación de espacios laborales hasta nuestro propio rol de consumidores, en ello las entidades de la Economía Social son una alternativa real al individualismo y la precarización laboral.

 



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