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Niños trabajadores: Una realidad que cuesta reconocer


REPORTAJE: Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas, casi la mitad de los 196 mil niños y adolescentes que trabajan en Chile, lo hacen en condiciones catalogadas como inaceptables. Aunque han existido programas de erradicación, persiste la ausencia de políticas públicas efectivas para abordar este fenómeno.

[SANTIAGO, 7 de Diciembre de 2012]    Cuando Víctor enfrentó el reto de acompañar a su hermana, a sus siete años, vio que la labor de vender ropa de segunda mano era como un juego. El rol de ayudar, ordenar y recomendar el tipo de vestuario que -en su mayoría señoras-  escogían en la feria de los sábados en la población La Victoria, sirvió para darse cuenta sobre la importancia de trabajar.

Ahora tiene 14 años y reconoce que está más unido que antes a su hermana. Víctor le ayuda, pensando que las ganancias que generen en la ropa americana servirán para el ingreso familiar. “A veces me va bien y en otras tenemos que aguantarnos. Después de la feria, los sábado y los domingo me voy al parque a jugar a la pelota”.

Casi la mitad de los niños que trabajan en Chile lo hacen en condiciones “inaceptables” para su posterior desarrollo como personas, ya que muchas veces están vinculados a un esfuerzo físico que los deteriora de manera significativa o les impide terminar su escolaridad. El sector donde viven también los contamina y en muchas ocasiones conviven con la delincuencia, el tráfico de drogas y la prostitución. La dura realidad del trabajo infantil volvió a la palestra en Chile después de que la policía descubrió una red de prostitución infantil en Santiago.

Hasta el año 2011, la Organización Internacional del Trabajo, determinó que cerca de 215 millones de niños trabajan en el mundo, de los cuales, 115 millones de ellos están sometidos a trabajos peligrosos.

Marco normativo

El trabajo infantil está normado por varios acuerdos internacionales, ya que es una lacra que existe en casi todos los países.

En el artículo 32 de la Convención sobre los derechos del Niño de Naciones Unidas (1989), se plantea lo siguiente: “Los Estados Partes reconocen el derecho del niño a estar protegido contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social.”

Siguiendo este planteamiento, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) promulgó el convenio 182 sobre la peores formas de trabajo infantil, donde plantea que dentro de estas peores formas están: “la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la prostitución, la producción de pornografía o actuaciones pornográficas”, “el trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños.”

Esto es ratificado por nuestra legalidad, el Código del Trabajo plantea: “Los menores de dieciocho años de edad no serán admitidos en trabajos ni en faenas que requieran fuerzas excesivas, ni en actividades que puedan resultar peligrosas para su salud, seguridad o moralidad”. A partir de la ley se les permite a menores de entre 15 y 18 años realizar trabajos ligeros que no sean perjudiciales para su salud o desarrollo, contando con contrato, realizando una jornada que no supere las 30 horas semanales y percibiendo un ingreso mínimo de $135.867.

En tanto, el último registro que se tiene en Chile corresponde al año 2003. Una encuesta de Trabajo Infantil, hecha por el Instituto Nacional de Estadísticas y el Ministerio del Trabajo, que en aquel entonces graficaba que un 5,4% de los niños y adolescentes trabajan. Esto representa un total de 196.104 personas. De ellos, la mayoría estaría realizando un trabajo inaceptable (106.676), el que se define como aquellas ocupaciones que vulneran el acceso de niños y adolescentes a la educación, al descanso y a la recreación y ponen en riesgo su normal desarrollo psicológico y social.

Tipo de actividad laboral Número (%)
Trabajo Inaceptable 107.676 3,0
Trabajo aceptable * 88.428 2,4
Total trabajo en niños y adolescentes 196.104 5,4
Resto de niños que no trabajan entre 5 y 17 años 3.416.619 94,6
Total niños y adolescentes 3.612.723 100

* La encuesta define como trabajo aceptable aquel que se realiza cumpliendo con la ley, por parte de los adolescentes de 15 años y más. También se incluye en esta categoría el trabajo liviano, o de pocas horas, que pueden realizar de manera protegida, los niños entre 12 a 14 años.

Loreto Rebolledo, encargada del programa de Niños Trabajadores de la Vicaría Pastoral y de los Trabajadores del  Arzobispado de Santiago, anticipa que actualmente se está trabajando en un nuevo estudio, con nuevos instrumentos de evaluación. Por consiguiente la cifra aumentaría levemente, pero considerando otras variables.

Aunque la profesional comenta que el trabajo infantil en Chile no es tan complejo como en otros países de Latinoamérica, revela que lo más preocupante de estas cifras es que la mayoría de los niños que realizan trabajos inaceptables tienen menos de 15 años.

“El problema que vive nuestro país pasa por la brecha en la distribución de los ingresos que repercute directamente en las familias. Si bien es un fenómeno que está mucho más visibilizado, ya que actualmente se denuncia, nos falta la presencia activa del Estado”, afirma.

En cuanto a las condiciones en que trabajan los niños en Chile, la experta señala que no existen contratos de trabajo, “no hay normativas, nos encontramos con una informalidad, desde el tema más cultural familiar, asociados a fenómenos de pobreza, entonces si tenemos una familia pobre vamos a tener un niño trabajador involucrado”, dice.

Urgencia de educar el sentido del trabajo

La hermana Karoline Mayer, de la fundación Cristo Vive, ha percibido de cerca cómo ha disminuido el trabajo infantil. “Antiguamente los chiquillos de 12 a 14 años iban con sus papás a la construcción y los obligaban a trabajar. Ahora, en el sector  donde estoy, el trabajo está ligado a apoyar a los papás, en la feria, en la recolección de cachureos. Son trabajos precarios y en el caso de los cachureos, mi preocupación es la infección de los niños”, advierte.

Mayer diagnostica que el drama que sigue vigente es en la formación. “Han recibido ellos mismos una educación de muy mala calidad, y por eso es muy difícil que ellos comprendan la vida y lo que necesita un niño. Ellos no se sienten que se la puedan, es todo un sufrimiento” explica.

Como elemento fundamental, Mayer dice que es importante tener profesores de excelencia para los niños más vulnerables, porque así mejorará la calidad en la educación que se les da a los niños y comprenderán la dimensión verdadera del trabajo.

Hasta el momento, los esfuerzos de las instituciones chilenas para instalar el debate del trabajo infantil en la sociedad dista de ser algo concreto, los entrevistados coincidieron en que será muy difícil cumplir con el Objetivo de Desarrollo del Milenio –comprometido por Naciones Unidas- de erradicar esta problemática en todas sus formas para el 2015.

Es la esperanza que forjan determinadas entidades del mundo privado y sin fines de lucro, para que la situación de los niños en Chile comience a cambiar, Surge como tarea fundamental, atacar el analfabetismo y mejorar los niveles de educación.