NOTICIA: El encuentro convocado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, agrupó a organizaciones artísticas regionales y nacionales para debatir sobre las implicancias sociales, políticas y culturales de constituirse como asociaciones sindicales.
[Bío Bío, 24 de octubre 2015] La necesidad de asociarse orgánicamente con el fin de tener mayor representatividad como organización, generar redes de colaboración o negociar de manera colectiva fue el tema central del conversatorio sobre asociatividad organizado por el Consejo Regional de la Cultura y las Artes.
Participaron agrupaciones locales como Músicos Independientes de Concepción (MIC) y la Asociación de Grabadores del Biobío, quienes contrastaron su realidad con las experiencias de los gremios nacionales como SIDARTE (Sindicato de Actores de Chile) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Danza.
En la instancia, realizada en el Centro Cultural Alianza Francesa de Concepción, las exposiciones de cada representante permitieron el desarrollo de un intercambio que tuvo como eje la carencia de nociones de asociación sindical de las agrupaciones artísticas de la región y la tendencia a generar una relación asistencialista entre estas agrupaciones y el Estado. Para la presidenta del Sindicato de Actores de Chile, Andrea Gutiérrez, “Concepción es una ciudad bastante dispar, porque tiene una orgánica muy grande en algunos sectores y muy inhibida en otros y ese es un aprendizaje que tiene que hacer la región: las orgánicas se levantan desde las organizaciones y las organizaciones se levantan desde las regiones” explicó.
Y es que los temas pendientes en cuanto a la organización social de las agrupaciones artísticas en la región es un tema que preocupa no sólo a sus protagonistas, sino también a las instituciones vinculadas. En un contexto donde la sociedad se replantea el cuerpo regulador que la enmarca, los aspectos legislativos que establecen los derechos y deberes de los artistas, en tanto trabajadores de la cultura, son esenciales a la hora de proteger sus espacios de acción.
En este sentido, el Consejo Regional de la Cultura y las Artes articuló este espacio de diálogo entre las diferentes agrupaciones con el fin de promover los procesos asociativos. “Entendemos que, a partir de estos espacios de participación, se facilita el desarrollo de las disciplinas más allá del nivel creativo, en otros aspectos que es más complejo desarrollar de forma individual y donde cobra mucha relevancia la asociatividad” explicó la directora del CRCA, Marcia Orellana. “Cuando hay un trabajo mancomunado, cuando los distintos actores se unen y planifican un trabajo con desafíos en conjunto, esos objetivos son mucho más fáciles de alcanzar”, finalizó.
Hablar de asociatividad en el mundo del arte
En 2014, diferentes organizaciones de las artes escénicas se agruparon bajo el concepto de Plataforma de las Artes Escénicas para trabajar en torno a una propuesta que busca definir un espacio de representación de esta disciplina en la institucionalidad cultural, específicamente a través de un proyecto de ley que agrupa a artistas del mundo del teatro, los festivales, la danza y las artes circenses con el fin de asegurar mejores condiciones laborales y contractuales, así como mayor influencia en asuntos relativos a la política cultural.
Aunque la propuesta de ley sigue en proceso de revisión, la discusión se abrió definitivamente a la luz de la carencia de asociatividad presente en la escena artística nacional y local ya que, tal como Andrea Gutiérrez aclara: “Hoy día la asociatividad no es una opción, sino que es un espacio de sobrevivencia social sobre todo en un contexto donde la fuerza que tienen los movimientos sociales en el país, en sus diferentes demandas, nos han llevado a constituir redes. Y, aunque las demandas son distintas, todas apuntan a sobrevivir y a sacar a la luz cosas que parecen haber estado sepultadas por un sistema que no considera a las personas en sus derechos integrales”, señaló la presidenta de SIDARTE.
En el conversatorio realizado en la Corporación Cultural Alianza Francesa Concepción, el énfasis estuvo puesto en la importancia de identificar la necesidad de asociarse y las razones para hacerlo, en concordancia con las demandas que cada organización busca instalar en el discurso público, así como la incidencia política, social y cultural que cada agrupación busca tener.
Entre las conclusiones extraídas del intercambio, surgió la importancia de desarrollar encuentros de manera periódica e incluso capacitaciones para avanzar en un aprendizaje del área, con el fin de generar iniciativas de organización política provenientes del mundo de arte y portadoras de las demandas de este sector. Para ello, Gutiérrez sostiene que es necesario “dejar de tenerle miedo a esa orgánica política para no transformarnos siempre en el show vinculado a ciertas reivindicaciones y ser actores sociales y redactores de propuestas o de cambios sociales sustantivos”.
En ese contexto, la Región del Biobío cuenta con iniciativas de asociación de artistas, tales como la Asociación de Grabadores del Biobío presidida por Roberto Cartes. “La experiencia de asociatividad es altamente positiva, nosotros hemos hecho un trabajo de visibilización de nuestra actividad y hemos desarrollado varias actividades este año que antes de asociarnos no eran posibles, por lo tanto creo que hemos dado pasos importantes”, comentó Cartes.
No obstante, queda mucho trabajo pendiente y así lo reconoce Marcia Orellana: “nos interesa que otras disciplinas que hoy no están organizadas puedan organizarse, ese es el objetivo de hacer estos encuentros. Más allá de fomentar la disciplina, esto tiene mucho que ver con la manera en que los artistas asumen que son trabajadores de la cultura y que, como tal, tienen derechos que muchas veces ellos mismos desconocen”.
En este sentido, Andrea Gutiérrez proyecta las tareas pendientes del sector artístico local en esta materia, en tanto “hay que pensar cómo se impulsa a la región a confeccionar el proceso asociativo porque finalmente este encuentro lo organiza el CRCA y hay muchas regiones donde esto nace desde las orgánicas sociales, no desde la institucionalidad”, afirmó; y concluyó que “si la iniciativa viene de la institución, entonces la sociedad civil debe asumir una parte de la responsabilidad en este trabajo para ser actores mucho más preponderantes y trascender la lógica subsidiaria y asistencial, que está tan instalada en estas prácticas”.