Por Abraham Canales. Publicado en NoticiasObreras.es
Ettore Balestrero ha intervenido en nombre del papa León XIV en la Conferencia Internacional del Trabajo recordando que “debemos asegurar que nuestro compromiso es con la dignidad humana”
La Santa Sede ha intervenido en la 113ª Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT, que se celebra en Ginebra (Suiza) hasta el 13 de junio. En nombre del papa León XIV, el nuncio apostólico Ettore Balestrero ha advertido de los riesgos crecientes que plantea el crecimiento de la economía informal, impulsada por la crisis climática, el desplazamiento forzado, los avances tecnológicos y los cambios demográficos. “La humanidad se enfrenta a dos crisis, una medioambiental y otra social. Una crisis compleja, tanto social como medioambiental”, ha declarado.
Balestrero ha alertado de que los efectos del calentamiento global sobre sectores como la agricultura y la pesca podrían empujar a millones de personas a la pobreza extrema. “Más de 100 millones de personas podrían verse abocadas a la pobreza de aquí a 2030”, ha afirmado. Además, ha advertido que “el desplazamiento por cambios climáticos podría afectar a 1.200 millones de personas de aquí a 2050, forzando a muchos a acabar en la economía informal, donde falta protección social y no pueden gozar de sus derechos”.
En este contexto, ha insistido en la necesidad de una respuesta global articulada que haga frente a los desafíos socioambientales con estrategias integradas: “Las estrategias de una solución integrada podrían hacer frente a la pobreza, la dignidad de los excluidos y la naturaleza que debemos proteger”, ha destacado.
Una inteligencia artificial sin justicia social
El representante del Vaticano ha dedicado parte de su discurso a los desafíos éticos que plantea el uso de la inteligencia artificial en el mundo del trabajo. “Están cambiando el entorno del mundo del trabajo”, ha apuntado, reconociendo su potencial para aumentar la productividad y “aliviar a los trabajadores de las tareas más arduas y deshumanizantes”.
Sin embargo, también ha alertado de sus posibles usos excluyentes: “Si la inteligencia artificial es utilizada para reemplazar a estos trabajadores en vez de para complementarlos, corremos un gran riesgo de tener un beneficio desproporcionado a los pocos, a expensas de empobrecer a los muchos”.
Además, ha denunciado la falta de garantías laborales en sectores emergentes: “Los trabajadores, especialmente las economías de las plataformas que dependen de la inteligencia artificial, a menudo se encuentran sin protección”.
El trabajo de cuidados, expresión de la relación humana
Los cambios demográficos han sido otro de los focos de su intervención. Aludiendo al envejecimiento poblacional en algunas regiones y al aumento de la población juvenil en otras, ha señalado cómo estas transformaciones presionan los sistemas de protección social. En este contexto, ha reivindicado el valor del trabajo de cuidados, muchas veces invisibilizado o no remunerado: “El trabajo de los cuidados no remunerados representa la esencia de la naturaleza relacional de las personas. Y su trabajo es la vía de la solidaridad y la inclusión”.
Esa naturaleza relacional hace referencia al planteamiento del papa Francisco en su encíclica Laudato si’ y desarrollado por Bergoglio en la propia OIT cuando, en 2021, indicó una nueva concepción del trabajo y su dimensión del cuidado: “Un trabajo que no cuida, que destruye la creación, que pone en peligro la supervivencia de las generaciones futuras, no es respetuoso con la dignidad de los trabajadores y no puede considerarse decente. Por el contrario, un trabajo que cuida, contribuye a la restauración de la plena dignidad humana, contribuirá a asegurar un futuro sostenible a las generaciones futuras. Y en esta dimensión del cuidado entran, en primer lugar, los trabajadores. O sea, una pregunta que podemos hacernos en lo cotidiano: ¿cómo una empresa, imaginemos, cuida a sus trabajadores?”
En este sentido, Balestrero ha remarcado que el trabajo no puede concebirse solo desde la productividad, sino desde su dimensión humana y social. “El crecimiento en sí debe medirse no simplemente con insumos materiales, sino por su capacidad de mejorar la situación humana”.
Diálogo y la justicia
En el cierre de su intervención, el nuncio apostólico ha citado las palabras del Papa León XIV, recordando a san Agustín que decía: “Vivamos bien, y serán buenos los tiempos. Los tiempos somos nosotros“, para afrontar los desafíos que impactan particularmente en “aquellos que tienen una voz que no es escuchada en el mundo”.
Por ello, ha apelado directamente al compromiso ético de los Estados y organizaciones presentes en la Conferencia. “Debemos asegurar que nuestro compromiso es con la dignidad humana que se encuentra en el centro de las políticas mundiales del trabajo, teniendo en cuenta el diálogo y la justicia, los valores de esta organización”, ha concluido.