Por Abraham Canales. Publicado en NoticiasObreras.es
Los derechos laborales se hunden en todo el mundo. Solo 7 países del mundo respetan plenamente los derechos laborales; en el otro extremo, Bangladesh, Belarús, Ecuador, Egipto y Eswatini se sitúan entre los peores. La Confederación Sindical Internacional denuncia un “golpe de Estado de los multimillonarios contra la democracia”.
Los derechos de los trabajadores y las trabajadoras están en caída libre en todos los continentes. Así lo denuncia el Índice Global de los Derechos 2025 de la Confederación Sindical Internacional (CSI), que denuncia un deterioro sin precedentes en los derechos laborales fundamentales. Europa y las Américas, tradicionalmente consideradas regiones con mayores niveles de protección, han registrado sus peores calificaciones desde que se inició el estudio en 2014, y uno de cada tres países del mundo se encuentra ya en el nivel más bajo.
“El colapso de los derechos laborales no es inevitable: es una decisión deliberada que puede y debe revertirse”, ha afirmado el secretario general de la CSI, Luc Triangle, quien no duda en calificar la situación como “un escándalo mundial”.
Cinco países donde trabajar es un riesgo
El Índice Global de los Derechos de la CSI es la única base de datos mundial que clasifica a los países según el respeto a los derechos laborales, basada en 97 indicadores derivados de los convenios internacionales de la OIT. Sus datos aportan un retrato crítico, pero imprescindible, del estado actual del mundo del trabajo.
En su edición 2025, el Índice sitúa a Bangladesh, Belarús, Ecuador, Egipto y Eswatini entre los cinco peores países del mundo para los trabajadores y las trabajadoras, dentro de una lista de diez Estados marcados por la represión sindical, la violencia y la vulneración sistemática de derechos fundamentales.
- En Bangladesh, el sindicalismo es criminalizado, especialmente en el sector textil, donde las huelgas son reprimidas violentamente y los líderes sindicales, perseguidos.
- Belarús mantiene una estructura autoritaria que impide cualquier forma de organización independiente. Los sindicatos no reconocidos por el Estado son ilegalizados y sus miembros encarcelados.
- En Ecuador, el movimiento sindical opera bajo una larga sombra de represión, con restricciones severas a la huelga y despidos por motivos ideológicos.
- Egipto continúa vetando la creación de sindicatos autónomos. Las autoridades recurren a la detención y a la intimidación como estrategia de control.
- En Eswatini, los derechos a la huelga, la expresión y la organización están prácticamente abolidos. El Estado emplea la violencia contra cualquier forma de protesta laboral.
En total, 51 países —más de uno de cada tres— obtienen una calificación de 5 o 5+, lo que indica que los derechos laborales no están garantizados, o directamente han desaparecido por el colapso del Estado de derecho.
Solo siete países con calificación máxima
Frente al desplome general, solo siete países del mundo —menos del 5%— han logrado la calificación máxima (1) en el informe, lo que significa que presentan únicamente violaciones esporádicas de los derechos laborales. Todos ellos pertenecen al norte y centro de Europa:
Alemania, Noruega, Suecia, Dinamarca e Islandia se sitúan entre los mejores por su fuerte legislación laboral, un alto nivel de diálogo social y el pleno reconocimiento del derecho de huelga y de asociación.
Estos países se caracterizan por un entorno institucional sólido, donde la justicia laboral es accesible y los convenios colectivos se negocian y cumplen. Sin embargo, la CSI advierte que la tendencia global es tan alarmante que “si este ritmo de deterioro continúa, de aquí a diez años no quedará ni un solo país en el mundo con la calificación máxima”.
Empresas multinacionales, también señaladas
El informe no solo responsabiliza a los gobiernos, sino que también señala a grandes empresas multinacionales como actores clave en la erosión de los derechos laborales. Es el caso de Amazon, que tras la sindicalización de su plantilla en Quebec (Canadá) respondió cerrando sus almacenes, dejando sin empleo a 2.000 personas. La CSI interpreta esta decisión como una represalia directa contra la acción sindical, alineada con el historial antisindical de la compañía.
Del mismo modo, Tesla —propiedad del ultra Elon Musk— eludió completamente la negociación colectiva en Suecia y sustituyó a los trabajadores en huelga por “esquiroles”, una maniobra que el informe califica como obstrucción sistemática a los derechos de huelga y representación colectiva.
Una deriva global organizada
El informe alerta de un contexto de “golpe de Estado de los multimillonarios contra la democracia”, en palabras de Luc Triangle. A través de décadas de desregulación, neoliberalismo y negligencia, gobiernos y empresas han debilitado deliberadamente los derechos laborales. “Los gobiernos han colaborado a lo largo de décadas […] lo que ha llevado al colapso de los derechos de los trabajadores y ha allanado el camino al extremismo, el autoritarismo y el golpe de Estado de los multimillonarios”, denuncia el dirigente sindical
El informe constata que:
- El derecho de huelga ha sido vulnerado en el 87% de los países;
- El acceso a la justicia se ha restringido en el 72%, el peor nivel jamás registrado;
- En el 75% se ha excluido a los trabajadores del derecho a afiliarse a un sindicato;
- En 71 países se han efectuado arrestos y detenciones arbitrarias;
- Y en al menos cinco países (Camerún, Colombia, Guatemala, Perú y Sudáfrica) se ha asesinado a sindicalistas por su labor.
Además, en 2025 siete países han empeorado su calificación respecto al año anterior, entre ellos Argentina, Costa Rica e Italia, lo que refleja una regresión sostenida incluso en contextos democráticos. Por el contrario, solo tres países —Australia, México y Omán— han mejorado.
Frenar este retroceso
La CSI ha aprovechado la publicación del informe, coincidiendo con la Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT en Ginebra, para reclamar a los gobiernos y a las instituciones internacionales medidas urgentes que frenen este retroceso.
“Juntos, a través de unos sindicatos fuertes e independientes y de una democracia que responde a las necesidades de todas las personas, podemos recuperar el poder”, afirma Triangle, quien llama a reconstruir las economías “para que estén al servicio de las personas, no de las empresas”.
El próximo 10 de junio se celebrará una sesión especial sobre el Índice 2025 dentro de la Conferencia, con testimonios directos desde los países más afectados y propuestas para revertir la tendencia.