Hoy 7 de octubre, nos encontramos conmemorando el día internacional del Trabajo Decente, el cual es la aspiración de todos y todas durante su vida laboral, o por lo menos debería serlo. Este significa, según la OIT, “la oportunidad de acceder a un empleo productivo que genere un ingreso justo, la seguridad en el lugar de trabajo y la protección social para todos, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración social, libertad para que los individuos expresen sus opiniones, se organicen y participen en las decisiones que afectan sus vidas, y la igualdad de oportunidades y trato para todos, mujeres y hombres”
El empleo es una de las estrategias para superar la pobreza en los países y el trabajo decente es la forma en que podemos generar trabajos dignos para todos y todas. En los últimos años, hemos visto un avance significativo de normativas laborales que apuntan a un mejoramiento de la calidad del trabajo, como es la ley de 40 hrs, ley de Conciliación, el incremento del sueldo mínimo a 500 mil pesos, ley Sanna, la ratificación del convenio 190 y 176, ley Karin, entre otras.
Sin embargo, aún tenemos grandes desafíos. Según las últimas estadísticas del INE, la informalidad laboral se encuentra en el 27,6%, pero ¿qué es la informalidad o empleo informal? El INE lo define como las personas que se emplean como asalariadas y que no cuentan con cotización de salud o previsión social, familiares no remunerados, trabajadores de cuenta propia. El que existan personas que no reciben el pago de sus cotizaciones, es una vulneración de derecho y es importante ir mejorando la fiscalización en esta materia.
La búsqueda de espacios laborales justos y solidarios, tiene que ser el objetivo principal que las sociedades persigan, creando políticas públicas que garanticen las condiciones esenciales, que permitan que todo ser humano alcance una vida digna, que se traduzca al desarrollo integral de todos y todas.
Benedicto XVI propone en la encíclica “Caridad en la verdad” (2009), que es preciso que, en cualquier sociedad, un trabajo sea “expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores hombres y mujeres al desarrollo de su comunidad; un trabajo que, de este modo, haga que los trabadores sean respetados, evitando toda discriminación; un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar; un trabajo que consienta a los trabajadores a organizarse libremente y hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual; un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación”.
Desde la Vicaría de Pastoral Social, reafirmamos nuestro compromiso para seguir contribuyendo a alcanzar un Trabajo Decente, promoviendo la dignidad de trabajadores y trabajadoras de nuestro país, para que todos y todas puedan desarrollarse en lugares de trabajo más justos y solidarios.
Luna Díaz Valverde
Encargada de Organizaciones Sindicales y Diálogo Social
Vicaría de Pastoral Social Caritas