El quehacer de las y los jóvenes trabajadores judiciales

Columna de opinión escrita por Roberto H. Toledo Zepeda, funcionario del Juzgado de Letras de Cauquenes y coordinador nacional del Comité de Jóvenes de ANEJUD Chile.

El quehacer de las y los jóvenes trabajadores judiciales

 

En un contexto de transformación social y cuestionamientos crecientes hacia las  instituciones del Estado, las y los jóvenes trabajadores judiciales enfrentamos el  desafío de asumir un rol activo en la defensa de nuestros derechos laborales y en  la proyección de un servicio judicial más justo, inclusivo y transparente. Desde el  Comité Nacional de Jóvenes de ANEJUD, creemos que este momento histórico  exige no solo diagnósticos críticos, sino también propuestas concretas y voluntad  de organización desde las bases. La siguiente columna aborda algunos de los ejes  que se proponen para orientar la acción sindical de la juventud judicial en el presente  y en los años venideros. 

Para iniciar, es indispensable que nuestra organización priorice activamente la  formación y promoción de liderazgos jóvenes dentro de sus bases. Esta tarea no  puede postergarse si deseamos contar con una generación preparada de futuras y  futuros dirigentes sindicales, con arraigo territorial y compromiso gremial, que  asuma la defensa de los derechos de las y los trabajadores judiciales. 

Estos liderazgos deben surgir desde todas las jurisdicciones del país, desde Arica  a Magallanes, abarcando no solo las capitales regionales, sino también las  provincias y comunas más apartadas. La juventud está presente en diversas  unidades del Poder Judicial, incluyendo estructuras recientes como los Centros de  Notificaciones, Unidades de Liquidación y Centros de Observación de Medidas  Cautelares, lo que da cuenta de su extensión transversal en el sistema. 

Fomentar nuevos liderazgos sindicales es condición fundamental para asegurar la  continuidad de una ANEJUD fuerte, vigorosa y representativa en el tiempo. 

La participación activa del Comité de Jóvenes en el Comité Consultivo Subregional  (SUBRAC) Cono, de la Internacional de Servicios Públicos (ISP), realizada en el  mes de Julio, así como la participación en la primer reunión del año convocada por  la Secretaria de la juventud de la CUT, la pasada primera semana de agosto,  evidenció que las y los jóvenes judiciales constituyen un sector significativo dentro  de la discusión gremial del sector público. Junto a organizaciones como ANEF,  FENPRUSS, CONFUSAM y otros sindicatos (estatales y privados) con fuerte  presencia juvenil, se nos presenta la oportunidad —y la responsabilidad— de ocupar  un espacio central en el debate laboral actual.

Remuneraciones: una necesidad impostergable 

Uno de los temas más sensibles para quienes inician su trayectoria en el Poder  Judicial es, sin duda, el de las remuneraciones. Las y los funcionarios que  ingresamos con posterioridad a la década de 2010 no hemos experimentado  incrementos sustanciales en nuestras rentas, más allá de los reajustes generales  derivados de las negociaciones anuales de la Mesa del Sector Público. 

La propuesta de equiparación de nuestros Bonos de Metas de Gestión con aquellos  que perciben funcionarias y funcionarios del resto de la administración del Estado  fue bien acogida en su momento por la base de nuestro gremio. Sin embargo, no  logró concretarse ni por vía interna ni de la mano de los otros gremios del PJUD. 

Esta situación permanece como una tarea pendiente. Y son las y los jóvenes  funcionarios judiciales quienes deben liderar este proceso. Somos, en gran medida,  quienes proyectamos nuestra permanencia a largo plazo en el servicio, por lo que  una mejora remuneracional no solo resulta justa en términos laborales, sino que  representa también un acto político: evidenciar que nuestro gremio asume un rol  activo en la mejora de las condiciones de trabajo de sus asociados. 

En esta línea, proponemos que la segunda mitad del año 2025 sea destinada a  consolidar un proceso de acumulación de fuerza organizada en cada unidad judicial.  El objetivo es claro: iniciar el año 2026 con una demostración concreta de unidad y  organización que respalde de forma efectiva la demanda por una mejora justa de  nuestras remuneraciones. 

Hacia un Estatuto Judicial con fuerza de ley 

Las y los jóvenes trabajadores judiciales conocen en carne propia las distintas  expresiones de precariedad laboral existentes en el Poder Judicial: contratos a  contrata renovados año a año, incertidumbre respecto de la permanencia en el  servicio para quienes no son titulares, bajos grados con funciones múltiples,  ausencia de incentivos, y frustración por una carrera funcionaria que, en la práctica,  no existe. 

Lo más grave, sin embargo, es la inexistencia de un Estatuto Judicial con fuerza de  ley. En la actualidad, los derechos laborales de las y los trabajadores judiciales se  encuentran supeditados a autos acordados de la Corte Suprema, institución cuyo  actuar ha sido crecientemente cuestionado por la ciudadanía. La falta de un cuerpo  normativo con rango legal deja a las y los trabajadores en una situación de  desprotección normativa en materias que, en el resto del Estado, se encuentran 

reguladas por legislación expresa: jornadas laborales, procesos disciplinarios,  concursos, compatibilidad entre cargos, horas gremiales, entre otros. 

Esta situación, además de ser una anomalía jurídica, genera una indefensión  estructural que debe ser abordada con urgencia. Desde ANEJUD se ha trabajado  durante años en esta materia, y corresponde ahora a las y los jóvenes interiorizar  ese esfuerzo, actualizarlo y proyectarlo. 

Debemos instalar este tema en el debate gremial y público, visibilizando que el  funcionamiento de las unidades judiciales depende no solo de los jueces y juezas  que dictan resoluciones, sino también de una estructura humana compuesta por  trabajadoras y trabajadores que garantizan diariamente el acceso a la justicia en  todo el país. 

Fortalecimiento gremial a través de alianzas sindicales 

El alcance de los desafíos planteados exige una ANEJUD fortalecida, pero también  articulada con otros actores sindicales. Es momento de revisar críticamente el  aislamiento organizacional en que nos encontramos y abrirnos, de forma orgánica  y democrática, a alianzas con organizaciones del sector público. 

Nuestra eventual afiliación a entidades como la Central Unitaria de Trabajadores  (CUT) o la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF) debe discutirse a  nivel de base, sin prejuicios ni temores infundados. Corresponde a las y los jóvenes  del gremio encabezar este debate, generando espacios de información y reflexión  que permitan a nuestras socias y socios comprender la importancia de vincularnos  con el resto del mundo sindical. 

Sin alianzas, será cuesta arriba alcanzar acuerdos sustantivos con las autoridades.  Como bien decía Clotario Blest: “la unidad hará invencible a la clase trabajadora”.  El escenario nacional se dirige hacia una eventual discusión sobre negociación  colectiva y negociación ramal. En ese contexto, ANEJUD no puede permanecer al  margen. Debemos estar presentes, con propuestas y organización, para garantizar  que la voz de las y los trabajadores judiciales sea escuchada y considerada. 

Participación efectiva en debates relevantes 

Todos los puntos anteriores convergen en un objetivo común: lograr una  participación efectiva en las decisiones que afectan directamente nuestras  condiciones de trabajo. Un ejemplo actual es el proyecto de ley que modifica el  sistema de nombramientos de jueces, juezas y ministros. Pese a que dicho proyecto 

impacta directamente al Poder Judicial, sus trabajadores y trabajadoras no han sido  considerados en su elaboración ni en su discusión pública. 

Como Comité Nacional de Jóvenes, creemos que este tipo de procesos requiere de  mayor involucramiento. Es necesario impulsar espacios de discusión y difusión en  las propias unidades judiciales, donde se transmitan las propuestas de ANEJUD, y  donde se recojan también las ideas y demandas emergentes desde las bases. 

Vivimos un momento institucional delicado. La ciudadanía cuestiona, con razón, no  solo la integridad del Poder Judicial, sino también su funcionamiento cotidiano. En  este contexto, corresponde a las y los jóvenes trabajadores judiciales ejercer una  mirada crítica y propositiva. Somos parte activa del sistema, y por lo mismo,  tenemos la legitimidad y el deber de señalar sus nudos críticos y proponer  alternativas para su transformación. 

Solo con un Poder Judicial cercano, eficiente, transparente y justo, podremos  fortalecer genuinamente la democracia del país. Y para avanzar en esa dirección,  la participación activa de la juventud judicial es una condición ineludible.

 

 

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