BBC Mundo conversó con cinco profesionales que ejercen oficios digitales. Si antes un investigador se limitaba a recabar pruebas en la escena del crimen y miraba con lupa indicios y detalles en un escenario físico, hoy puede que siga haciendo lo mismo pero en cuentas de correos electrónicos o perfiles de Twitter, por ejemplo.
Algo similar puede decirse de un experto en publicidad que hoy intenta promocionar su producto a través de Facebook o comprando una campaña en Google. Son viejos oficios con nuevos perfiles.
Internet y su influencia sobre la vida de la gente, así como la aparición de las redes sociales han transformado el ecosistema comunicacional y con ello han modificado algunas tareas tradicionales para actuar en un ámbito muchísimo más amplio y de mayores oportunidades y riesgos para empresas, marcas, instituciones y organizaciones.
Los nuevos especialistas no se remiten únicamente a los muy demandados community managers, técnicos en optimización en motores de búsqueda, o expertos en marketing.
Gestor de reputación 2.0
Miguel del Fresno, consultor de comunicación, prefiere referirse al “responsable de imagen de marca”, un profesional que realiza tres tareas básicas: investiga la reputación de la empresa o institución en internet, hace el seguimiento permanente de esa reputación a través de unas técnicas y herramientas de rastreo, y finalmente gestiona la buena imagen de la organización. Del Fresno, autor de varios libros de marketing online (“El consumidor social” es el más reciente), advierte que se trata de “un conocimiento que se está creando” y por lo tanto es difícil delinear el tipo de profesionales que se dedican a la reputación 2.0. Hay periodistas que saben poco de marketing, técnicos en mercadeo que conocen poco de comunicación, hasta advenedizos de otros oficios que se presentan como especialistas en social media. Lo razonable es conseguir una persona con “habilidades altas comunicativas en el contexto online, que maneje los códigos que funcionan en la red y que escriba muy bien”. Un éxito reciente de reputación 2.0 es el alcanzado por la empresa española de embutidos Campo Frío. Sus agentes de comunicación lograron una buena aceptación de la audiencia a través del uso del humor y de la empatía, empleando medios tradicionales y canales online.
Trafficker
Fernando Soto ocupa el cargo de AdTrafficker en la firma Creafi Online Media. No está completamente seguro de que exista una definición única sobre esta figura, pero da algunas pistas de los rasgos y funciones que la definen. Según él, su hábitat natural está en los medios publicitarios online y dispositivos móviles; chequea permanentemente la evolución de las campañas que consiguen sus compañeros de ventas, analiza su viabilidad, supervisa su progreso, controla el tráfico de visitantes que llega a cada una de esas campañas y las optimiza para lograr los mejores resultados. Entre sus tareas está la de elaborar informes estadísticos y listas de direcciones electrónicas aprobadas por clientes en las que deben aparecer sus anuncios. Un trafficker “ayuda a las empresas a entender mejor el inventario disponible, a conocer mejor al cliente y sus necesidades, y a conseguir el mejor resultado”. Se trata de un profesional que debe tener conocimientos básicos de programación, capacidad de análisis de datos y de comunicación, así como actitud para el trabajo en equipo. Usualmente el rol lo desempeñan ingenieros en informática o técnicos en marketing. “Yo no entendería un modelo de negocio publicitario online/mobile sin la figura del trafficker. Si hace bien su trabajo, rápido y preciso, directamente influye en ventas más fluidas. Muchas campañas bien llevadas ofrecen beneficios: más clientes y prestigio a la empresa”, asegura Soto.
Curador de contenidos
También conocido como Content Curator. Es un experto en la ubicación de contenidos interesantes de otros sitios; procesa o reescribe esos materiales, los organiza y los refiere a la audiencia. No se trata de una vulgar operación de “copia-pega” o plagio encubierto, sino de elaborar un producto con un valor adicional a la mera selección de fuentes. Los sitios de noticias cuyo negocio no es el de generar contenidos propios, suelen contratar personal con este perfil. Es un perfil de trabajo digital desempeñado por periodistas. “La curaduría afina las capacidades de búsqueda y selección de materia prima editorial de calidad. Pero, sobre todo, fomenta las capacidades analíticas de un periodista o curador, ya que el principal valor es el análisis, es decir, síntesis y conclusiones que se obtienen con insumos dispersos y múltiples fuentes”, explica Rafael Núñez Noda, periodista y consultor especializado en comunicación digital, CEO de 3kats Corp y editor de Infociudadano.com. Uno de los casos más emblemáticos en España sobre sitios operados por curadores es el sitio periodistadigital.com, que en sus inicio logró competir contra El País o El Mundo. En Estados Unidos el ejemplo clásico es el del Huffington Post y el Daily Beast.
Cazador de tendencias
Es un profesional que aplica diferentes metodologías y estrategias de investigación en línea para determinar tendencias con un objetivo comercial y económico. Aparte de tendencias, también obtiene información útil y relevante para la organización y los clientes, percibe las demandas de los consumidores para anticiparse a la competencia, detecta oportunidades de negocios y nuevos nichos del mercado. Esta figura cobra importancia en la fase de lanzar y comercializar un producto y/o servicios. El coolhunter también previene de la adquisición de tecnologías no convenientes o inversiones de riesgo. Puede actuar como freelancer o tener un cargo que usualmente se adscribe al departamento de Dirección, Estrategia o marketing. Suelen ser sociólogos, antropólogos o especialistas en mercadeo. Manuel Serrano, presidente de la Asociación Española de Coolhunting, refiere el caso de la empresa Mibox Technology, que gracias al trabajo de un especialista con este perfil se anticipó a entre cinco y diez años a IBM, Indra y Telefónica en el diseño e implantación de la plataforma de enfermería e-Nursing, que usan todos los enfermeros en España.
Forense digital
Interesante cruce de un investigador criminal y una especie de cirujano digital cuya tarea es determinar contenidos falsos o plagios, así como captar “evidencia electrónica” en ordenadores (corporativos, personales), redes y dispositivos móviles para la determinación de delitos electrónicos. No basta con tener conocimientos en informática para ser forense digital; se requieren conocimientos de investigación criminal y del marco legal en el país donde se ejerza. Usualmente los informáticos forenses son contratados para casos específicos. Raymond Orta, abogado venezolano especializado en el oficio, refiere un reciente caso investigado por su equipo de especialistas relacionado con espionaje corporativo en una empresa en la que habían hackeado cuentas de correo de directivos para apropiarse de información estratégica comercial. También le ha tocado indagar en denuncias sobre “espionaje de correos electrónicos con motivos políticos y hasta de violación de privacidad por razones sentimentales de exparejas que hacen circular información difamatoria o fotos de contenido sexual explícito en internet y redes sociales”, así como casos de perfiles falsos de delincuentes informáticos.