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EDITORIAL Salario Mínimo: más allá de lo macroeconómico


Foto_Juan José Richter_150x180Se ha discutido recientemente en nuestro país el reajuste del Salario Mínimo, definiéndose un aumento de 26 mil pesos, quedando en $276.000. Pero cabe preguntarse ¿qué aspectos se tomaron en cuenta para definir dicho monto? El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés planteó, luego de la aprobación de la propuesta, que dicho aumento es coherente con el estado de la macroeconomía y es lo máximo que se puede hacer por el momento. Pero, ¿sólo importan los datos macroeconómicos?

Este año Alejandro Goic, Obispo de Rancagua, ha vuelto a reflexionar sobre el concepto de Salario Ético que planteara hace ya casi 10 años. En todas sus intervenciones, don Alejandro ha recalcado que la Iglesia no habla desde la expertise económica, sino desde su conocimiento de la persona humana, inspirada en Jesucristo y su Buena Noticia. Y para la Iglesia, los criterios principales para definir un mínimo a pagar por el trabajo humano deben ser éticos.

En este sentido, “creemos que las decisiones económicas y las políticas públicas deben estar siempre motivadas por el bien de las personas, considerando de un modo privilegiado a los más vulnerables, a los más pobres. No podemos resignarnos a aceptar la inequidad y la injusticia social como datos de la realidad.” (CECH, Sin justicia social no hay democracia integral, 2007)

Más aún, el trabajo humano no es una simple mercadería, porque  como diría San Alberto Hurtado (Moral Social) es la obra de un hombre o mujer, y único medio de subsistencia para los asalariados; es algo inherente a la persona y no puede, por tanto, estar sujeto a la ley de la oferta y la demanda como si fuera una cosa material.

Por lo mismo, como Iglesia nos duele ver como en nuestro país existen personas que teniendo trabajo no sobrepasan la línea de la pobreza, según la Encuesta Casen 2013 más de 900 mil chilenos pese a tener un contrato de trabajo, sigue estando en condiciones de pobreza. Un año antes los Obispos chilenos reflexionaron: “La desigualdad se hace particularmente inmoral e inicua cuando los más pobres, aunque tengan trabajo, no reciben los salarios que les permitan vivir y mantener dignamente a sus familias” (CECH, “Humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile”, 2012).

Entonces se vuelve necesario que todos los sectores dialoguen, desde las distintas miradas y roles, no en un clima de confrontación, sino de diálogo constructivo. ¿Cómo nos ponemos de acuerdo como país, empresarios, trabajadores y ciudadanos para construir una sociedad más equitativa? Creo que para ello es importante transparentar las miradas éticas y políticas que están detrás de los argumentos, para discutir francamente y sin escudarnos tras las “cifras macroeconómicas” o las supuestas “miradas técnicas”.

 Juan José Richter E.

Vicaría de Pastoral Social Cáritas