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Al servicio del mundo laboral y sindical

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Presidenta de SIDARTE: “Apostamos por una ley sectorial de artes escénicas”


ENTREVISTA: Andrea Gutiérrez, tiene 36 años y lleva uno a cargo del Sindicato de Actores de Chile, SIDARTE. Nos comentó como llegó a ser parte del mundo del teatro y por supuesto del sindical. A continuación la realidad de los actores en nuestro país, sus principales demandas y luchas para un sector que argumenta “haber sido dejado de lado y no valorado como corresponde”.

Por Amanda Godoy

Andrea estudió teatro en la escuela del Dramaturgo Edmundo Villarroel y vivió un año en Italia para especializarse en su carrera. La mona Ilustre, es la compañía con la que actualmente gira haciendo teatro y en la cual se desempeña como dramaturga. Su familia vivió en la clandestinidad durante toda la dictadura militar en Chile, debido a que su padre fue un importante dirigente del P.S.

El sindicalismo y la actuación han sido dos caminos que se han tejido paralelos en su vida y que hoy a la cabeza del SIDARTE, ha intentado unir. Claramente no ha sido una tarea fácil, pero lucha a diario por lograr la unión de esta colectividad con otros sindicatos del país. Los logros más recientes; la reintegración del sindicato a la CUT y la inauguración de la primera escuela sindical para otorgar formación laboral y social a los actores, miembros del SIDARTE.

¿Cómo llegaste al mundo de la actuación?

Como la típica historia que se da entre los actores, también tuve que luchar con mis padres para lograrlo. Mi acercamiento en concreto, empieza en la media, a través de una de mis profesoras, que también trabajaba en la fundación Víctor Jara. Con ella empiezo a descubrir que los actores en ese tiempo eran agentes sociales de cambio potente, muy comprometidos con la realidad del país y eso me interesó mucho. Yo vi en el quehacer teatral algo distinto a lo que se ve hoy, que es un mundo más de medios y de exposición. Antes se veía la elaboración de un discurso y crítica de lo que estaba pasando en el país, a través del fenómeno de las compañías de teatro como La Tropa y de Andrés Pérez. Al ver el trabajo que ellos hacían no tuve que pensarlo dos veces para saber que debía dedicarme a la actuación.

¿Por qué tus padres se opusieron a que fueras actriz?

Mis papás son dos mundos totalmente distintos y parecidos a la vez. Si bien mi mamá viene del sur y de una familia bastante conservadora, mi abuelo materno fue dirigente sindical durante toda su vida, al igual que mi papá que tuvo una vasta carrera política en el P.S. Mi papá, especialmente, veía un desperdicio de mi talento y de mis capacidades si yo me dedicaba a la actuación. Sobre todo, porque yo iba a estudiar en una escuela y no en la universidad, ese tema era complejo para él de asumir, por eso siempre me recalcó que debía especializarme. Me tocó una lucha complicada con mi familia ,porque yo venía a ser la hija rebelde y además no militante política, al contrario de mi hermano que era abogado y además militante P.S, debí demostrar que el camino que había tomado era serio.

¿Cómo empieza tu historia ligada al teatro?

Entro a estudiar el año 98 en una escuela de teatro muy pequeña dirigida por el dramaturgo Edmundo Villarroel, un año después me voy a Italia a una escuela que impartía talleres de comedia del arte. Mi regreso a Chile se da por un tema de trámites legales, porque mi intención siempre fue seguir en Italia, allí sentía que tenía más proyección, pero en mi regreso me doy cuenta que en Chile había una escuela que impartía exactamente el tipo de teatro que a mi gustaba, que era la corriente del teatro popular, en la “Escuela de la Mancha” dirigida por Rodrigo Malbrán. Ahí me quedé 10 años haciendo clases y me inmiscuí definitivamente en lo que es el mundo de la dramaturgia, a través de la escritura de obras.

La llegada al SIDARTE

¿Cómo pasas del mundo de la actuación directamente a ser dirigenta sindical?

Encontré en mi padre un legado involuntario, que además coincidió con su muerte el año pasado, justo cuando se venían las elecciones acá en el SIDARTE. De alguna forma, leí su muerte como algo simbólico, sentía que ya era mi hora de asumir un rol político-sindical, porque al final era un mundo del que huí durante mucho tiempo, al tenerlo siempre tan presente por la vida política tan marcada en mi familia.

¿Cómo redunda eso concretamente en tu presidencia en SIDARTE?

Yo no tenía mucha cercanía con el SIDARTE, al igual que muchos colegas no le veía sentido, pero a medida que fui avanzando en mi carrera a través de las giras en teatro, me fui dando cuenta que una aspiración tan mínima como vivir de lo que uno trabaja, no se podía en este rubro y lamentablemente era algo que ya estaba naturalizado entre todos los actores. Me planteé acabar con esto. Empecé estudios de gestión cultural, me bajé del escenario entre comillas, para hacer el rol de mediadora e intentar lograr que las obras se vendan giren y se internacionalicen.

En este rol empecé a buscar las posibilidades para que esto se volviera un trabajo del que uno pudiera vivir y no se convirtiera en una extorsión a la vocación.

¿Qué significa eso?

Te llaman y te dicen, oye pucha necesito exhibir una obra de teatro para niños vulnerables y ¿uno en ese caso qué puede decir como actor? obviamente, uno va no más. Así hemos estado durante años subvencionando el arte en el país y esa es la demanda que hacemos hoy y que esperamos se reconozca, que los trabajadores de las artes escénicas hemos subvencionado el arte a costa de bajar nuestros precios, e ir por los pasajes y la comida, y lo hemos hecho porque nos apasiona lo que hacemos, porque sabemos el valor que tiene ver la cara del público durante las obras.

En este sentido ¿qué valor le otorgas a las artes escénicas en general?

Así como hablamos de educación esto es igual de transformador, esto es formación para la ciudadanía. La posibilidad que nosotros otorgamos a la gente para que vea una obra y su vida se transforme y su discurso se transforme es lo que hace que nuestro trabajo sea fundamental para el desarrollo del país.

¿Y cómo influyó esto en tu labor como dirigenta?

La idea que esto se volviera una retribución laboral como actor y actriz, se volvió para mí una obsesión y se concretó cuando tuve que hacer un programa especial de titulación para poder tener mi título. Ahí conocí a una profesora dirigenta del SIDARTE, quien me dijo que yo tenía pasta para postular a dirigenta. Yo no me la creía en ese momento, pero finalmente terminé postulando a la directiva pasada, claro que saqué pocos votos, pero en fin, a poco andar me puse a trabajar y me tocó inmiscuirme en la parte internacional del sindicato. Ahí sí que se me abrieron los ojos al ver lo que era el mundo sindical en Argentina y Uruguay entre los actores, me di cuenta de la cantidad de cosas se pueden hacer acá.

¿Cómo se da esto de ser presidenta sin ser un rostro conocido?

Si bien es cierto, yo no tenía el roce de mis compañeros anteriores en este cargo, que conocían a todo el mundo y en especial a todos los de la tele. Si tenía la ventaja de conocer al mundo político, de conocer a muchos otros dirigentes sindicales y poder hacer con ellos un camino sindical en conjunto, como no se había hecho antes. Mi idea al ingresar al SIDARTE tenía que ver con poder integrar a los actores al mundo sindical chileno, de plegarnos a las demandas de los sindicatos interempresa, en cuanto a derecho a huelga y negociación colectiva, por ejemplo. Yo tenía que poner a la vista mis fortalezas también, porque no era un Edgardo Bruna, Un Francisco Reyes o una Paulina Urrutia. Yo soy Andrea Gutiérrez, pero también tengo mi sello al igual que todos los que han trabajado acá y eso se comprobó en que salí electa.

¿Cómo has sentido que han sido recibidos por el acercamiento a otros sindicatos?

Cuando reingresamos a la CUT y marchamos el 1° de Mayo, nos dimos cuenta que no se venía un trabajo fácil para nosotros. El resto de los trabadores tiene una visión de nosotros ficticia, de que somos personas de brillos y de falsedades, de un mundo de ficción, porque en realidad es lo que nos toca hacer, es nuestra pega.

En nuestro trabajo las precariedades no saltan a la vista como en otros trabajos, sólo hasta que un actor conocido es visto en desgracia y ahí se le aborda a través de los medios de comunicación, por eso hemos tenido que luchar contra esa caricatura que se ha establecido sobre nosotros.

Hemos tenido que aclarar y decir: no po, el actor que usted ve en televisión y que está mal, no está así porque sea vividor y se farreó toda su plata, sino que trabajó cinco años en televisión, pero con pausas de no laboralidad de más de dos años, que no tiene contrato laboral estable y menos sistema de previsión.

¿Cuáles son los desafíos que está tomando el SIDARTE para acabar con la precariedad en el mundo de los actores?

Nuestra apuesta está hacer en el teatro, una ley sectorial de artes escénicas que nos permita ordenar el mapa: para el teatro, la danza y el circo, donde se abran fondos específicos para cada área porque no puede ser que el teatro funcione a través de un sistema de cooperativas, esta ley la estamos redactando nosotros mismos.

También tenemos el desafío de abrir el espacio regional para hacer nacional este sindicato, actualmente tenemos 1.800 actores sindicalizados solamente en la región metropolitana y queremos expandirnos para abordar las demandas de los actores de regiones, que son inclusive más urgentes que las de acá. En regiones sí que hay un tema de precariedad laboral.

Además queremos profesionalizar la labor sindical, queremos formar una historia sindical robusta a través de la escuela Roberto Parada, que recién inauguramos. No queremos que sean accidentes las presidencias del SIDARTE, sino que sea un trabajo que se mantenga a lo largo del tiempo.

¿Cuáles son las demandas de los actores en Chile?

En general, los actores no contamos con contratos laborales estables. Tenemos una intermitencia laboral espantosa, es tal nuestra intermitencia de trabajo que no podemos optar a un sistema de pensión, por ejemplo.

Por eso hemos querido levantar a la gente de teatro a través de una ley sectorial y a la gente que realiza recreaciones en televisión, porque también su sistema de trabajo es muy precario y en industrias que ganan miles de millones a costa de ellos.

Sin embargo el empresario, rehúye de realizar contratos laborales y sólo contrata a honorarios o por otro tipo de figuras con vínculo comercial, aunque exista la ley 19,889, que exige la formalización de nuestro trabajo.

En regiones tenemos gente con incumplimiento laboral, que llevan dos años que no les pagan su sueldo. En general, tenemos un empleador bastante particular que nos hacer ver que nuestra pega es la tremenda oportunidad que nos están entregando para mostrarnos, porque detrás de nosotros hay 5 millones de actores más, por eso hay que desarticular el miedo que hay.

¿Cuáles han sido los principales logros que han tenido?

Actualmente restablecimos el funcionamiento de la ley 19.889 de los trabajadores de las Artes y espectáculos, que nunca antes se había cumplido con los actores, a través del acuerdo que firmamos hace algunos meses con la Dirección del Trabajo, donde ya se han fiscalizado tres canales de televisión.

Además de la reciente inauguración de nuestra primera escuela sindical, Actor Roberto Parada, donde pretendemos formar liderazgo, formar líderes para el sindicato de actores y actrices y que nuestros socios vean en la defensa de su gremio un camino que continuar.

Todo eso, sumado a los intercambios a través de mesas de diálogos en la OIT, que hemos tenido con el Sindicato de Trabajadoras de casa Particular, con la Coordinadora de Sindicatos Interempresa y del Sindicato de Futbolistas Profesionales (Sifup) para aunar nuestras demandas.