A semanas de la visita del Papa Francisco a Chile, quisiera relevar en este espacio dedicado a los trabajadores y dirigentes, las reflexiones, propuestas y desafíos que él ha hecho durante su pontificado sobre el mundo del trabajo, esperando contribuir, de algún modo, a los propios discernimientos de las realidades laborales. En esta primera ocasión quisiera centrarme en su discurso a la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores realizada en junio de este año y en los desafíos que le planteó al movimiento sindical.
En sus palabras, Francisco comienza recordando que “persona” y “trabajo” son dos conceptos que deben ir siempre unidos. El trabajo sin la persona, dice, termina convirtiéndose en algo inhumano y perdiéndose a sí mismo. Persona sin trabajo, por su parte, es algo parcial, incompleto, “porque la persona se realiza plenamente cuando se convierte en trabajador, en trabajadora”.
Agrega que la persona florece en el trabajo, que éste es la forma más común de cooperación que la humanidad haya generado en su historia y que la persona no es sólo trabajo, pues hay que pensar también en la sana cultura del ocio o del descanso, como necesidad humana, no pereza. Aquí hace especial énfasis en los adultos mayores que la sociedad obliga a trabajar demasiado por sus injustas jubilaciones o en los jóvenes que se les niega el derecho-deber de trabajar.
Pero más allá de esta interesante reflexión, quiero destacar los desafíos trascendentales que el Papa plantea al movimiento sindical si quiere seguir desempeñando su papel esencial para el bien común.
El primero es recuperar su rol profético, el que refiere a su naturaleza misma, a su vocación más verdadera. Aquí señala que “el sindicato nace y renace todas las veces en que da voz a los que no la tienen, denuncia al pobre, desenmascara a los poderosos que pisotean los derechos de los trabajadores más frágiles, defiende la causa del extranjero, de los últimos, de los descartes”.
Y agrega que “en nuestras sociedades capitalistas avanzadas el sindicato corre el riesgo de perder esta naturaleza profética suya y volverse demasiado parecido a las instituciones y a los poderes que, en cambio, debería criticar. El sindicato, con el pasar del tiempo, ha terminado por parecerse demasiado a la política, o mejor dicho, a los partidos políticos, a su lenguaje, a su estilo. En cambio, si le falta esta dimensión típica y diferente, también su acción dentro de las empresas pierde fuerza y eficacia. Esta es la profecía”.
El segundo desafío que, a juicio de Francisco, tiene el movimiento sindical es el de la innovación. Aquí, realiza un llamado para que los sindicatos no velen sólo por el bienestar de sus representados. Si bien es su intención primera, el Papa los invita a resguardar igualmente a quienes están fuera de ellos. La vocación de los sindicatos, señala, “es también la de proteger los derechos de quien todavía no los tiene, los excluidos del trabajo que también están excluidos de los derechos y de la democracia”.
Diagnostica que los sindicatos no están siendo comprendidos por la sociedad, quizás “porque no lo ve luchar lo suficiente en los lugares de los derechos del todavía no: en las periferias existenciales, entre los descartados del trabajo”. No lo ve luchar entre los pobres, los inmigrantes, los jóvenes o las mujeres. “Vivir las periferias puede convertirse en una estrategia de acción, en una prioridad del sindicato de hoy y de mañana. No hay una buena sociedad sin un buen sindicato, y no hay un sindicato bueno que no renazca cada día en las periferias, que no transforme las piedras descartadas por la economía en piedras angulares”.
Por último, me parece importante recalcar la etimología que hace el Papa durante el texto de la palabra “sindicato”, la que proviene del griego y se compone de dos conceptos “syn” y “dike”. El primero de ellos significa “juntos”, mientras que el segundo “justicia”. Por lo tanto, sindicato significa “justicia juntos”. Francisco nos recuerda que el propósito de la organización sindical es buscar la justicia en el mundo del trabajo, la que no se logra si no es en la unidad de los trabajadores.
Felipe Guala C.
Director de Sindical.cl
Jefe del Área Laboral Vicaría de Pastoral Social Caritas